Entrevista Alfred Crespo

De Burning siempre me ha alucinado su valentía, su independencia y su decisión de ir a su bola sin importarles que les trataran como a unos marcianos

Hablar de Alfred Crespo es hacerlo de uno de los nombres fundamentales dentro del periodismo musical de nuestro país. Y es que Alfred es, entre otro montón de cosas, el director de la popular revista “Ruta 66”, sin lugar a dudas una de la cabeceras más míticas de cuantas se editan en España, no solo por la longevidad que la contempla, casi tres décadas al píe del cañón, sino por la calidad y la categoría de los textos y de los músicos que a día de hoy nos sigue descubriendo, hasta el punto de poder afirmar que es uno de los claros referentes para las personas que hacemos posible “El Giradiscos”.

Pero como decimos el Sr. Crespo no es solamente el director de “Ruta 66”, sino que además desde hace algún tiempo ha sacado tiempo para capitanear la editorial “66 rpm”, un interesante proyecto bajo cuyo paraguas han visto ya la luz varios libros, entre ellos dos que tiempo atrás reseñamos para ti como fueron “La Pequeña Historia de Roc(k)” y “Burning Madrid”, siendo ambas obras las culpables de que fruto de la confianza surgida en varias conversaciones con él surgiera la posibilidad de pactar una entrevista que hoy por fin podemos presentaros. 

Para nosotros es un enorme placer dejaros con la inmejorable compañía de Alfred Crespo, sin lugar a dudas un mito del periodismo rockero patrio. 

Eres uno de los periodistas musicales más reputados y con mayor conocimiento del rock and roll que existe en nuestro país. De entre tantas opciones posibles a la hora de escribir un libro sobre una banda. ¿Por qué decidiste dedicárselo a los Burning? 

Alfred: Sinceramente, fue la primera y única opción. Tras años de comentar la posibilidad de liarme con el tema, escribí un artículo sobre ellos para “Ruta 66”. Había muerto Pepe Risi, me costó horrores acabarlo por el componente emocional, adoraba a ese hombre, y por la dificultad que implicaba intentar resumir su carrera en pocas páginas. Tuvo muy buena acogida y algunas críticas muy duras: se me acusaba de saber más de lo que explicaba, de ser demasiado blando en ciertos aspectos y demasiado fan en otros. El libro es un intento de remediar ambas cosas: me he contenido en los adjetivos elogiosos y he procurado ser algo más punzante, siempre desde el respeto. Si lo he conseguido o no ya es otra historia. 

¿Qué recuerdos tienes de la primera vez que escuchaste al grupo de la Elipa? ¿Qué fue lo que pasó por tu cabeza en ese momento? 

Alfred: Me quedé sin habla. Desgastaba mis (pocos) discos de Lou Reed y los Rolling Stones y, de golpe, encontré a una banda que los unía a ambos, y en castellano. Todo un shock. 

¿Y de la primera vez que les viste, supongo que totalmente travestidos? 

Alfred: Fue en blanco y negro, en el mítico “PopGrama” que se emitía por la segunda cadena de TVE… cuando solo habían dos cadenas. En mi casa no la pillábamos, así que torturaba a mi pobre abuelo: me plantaba en su casa a flipar con los artistas que salían. El hombre no salía de su asombro viendo a esos macarras madrileños. Yo tampoco, para qué engañarnos. 

Mucha gente suele comentar que al escuchar a Burning se dieron cuenta de que era posible hacer rock cantando en castellano. ¿Cuál crees que ha sido el principal aporte que ellos hicieron a nuestra música? 

Alfred: Sin duda, su decisión de cantar en castellano es básica para otorgarles el papel histórico que merecen. Pero a mí siempre me ha alucinado su valentía, su independencia, su decisión de ir a su bola sin importarles que les trataran como a unos marcianos, su orgullo de barrio en un país en el que se premiaba y admiraba a los vencedores, no a los que optaban por su singularidad. 

¿Cuál de sus discos es tu favorito? ¿Por qué? 

Alfred: “Noches de Rock & Roll”, sin duda. Casi olvidado, difícil de localizar ya que su discográfica quebró justo cuando salió a la venta, pero repleto de grandes canciones, magníficamente interpretado y con un importante valor añadido: fue el primero que grabaron tras el abandono de Toño, su carismático cantante. Me encanta la sensación de urgencia que transmite, la necesidad de demostrar que Johnny y Risi eran capaces de salir airosos del lance. 

¿Qué resaltarías de los miembros históricos de la banda (Quique, Pepe, Toño y Johnny), tanto en lo personal como en lo profesional? 

Alfred: Quique fue, y es, el misterio. Un bajista sólido como una roca, un erudito del rock de los setenta, el fundador de la banda y el tipo que se disfrazaba y les hacía disfrazarse. Se fue tras grabar el segundo álbum, y durante tres décadas nada se ha sabido de él. Conseguí localizarle durante el proceso de escritura del libro, y encontré a un ser bondadoso, muy tranquilo y que relativiza su papel en todo este lío. Pepe y Johnny son puro rock’n’roll, en presente, porque el Risi no morirá nunca. Eran un dúo genuino, decidieron darlo todo por la música que les gustaba y, pese a sus periódicos desencuentros, se querían como hermanos. Johnny es un valiente, no duda en tirar del carro pese a las zancadillas de la vida. La guitarra de Pepe es, para mí, el icono con el que se podría representar el rock nacional. A Toño no le conocí en persona. Es un personaje fascinante, un frontman único e irrepetible, un cantante singular y carismático, y un hombre muy contradictorio. Quizás demasiado, siempre quedará la duda de qué habría sido de la banda si no se hubiera largado: Junto a él estaban en franco declive.

De todos los músicos en activo que han colaborado con sus opiniones a hacer el libro posible. ¿Cuál fue el que más te impactó por el cariño y respeto que mostraba hacia la banda?

Alfred: Josele Santiago, sin duda. El cantante de Los Enemigos los retrata como nadie a base de anécdotas y de enlazar su vida con la de la banda. Su aportación es sincera, muy sincera, casi hiriente. 

¿Crees que el rock and roll español hubiera sido posible sin su existencia? 

Alfred: Sin duda. Pero habría sido diferente. Ellos no lo inventaron, pero lo cambiaron.

“Burning Madrid” ha visto la luz bajo el paraguas de la editorial “66 rpm”, proyecto que sabemos también capitaneas. ¿Es una buena forma de arruinarse haciendo lo que a uno más le gusta?

Alfred: Estamos trabajando en ello. En serio, empezamos convencidos de estar cometiendo un suicidio económico, pero estamos muy satisfechos. No hemos perdido dinero (de momento), hemos creado unas relaciones muy especiales con todas las personas que se han ido implicando en el proyecto (con los autores en cabeza, gente excelente que forma parte de “66 rpm” a todos los niveles) y los libros se están vendiendo razonablemente bien. Vamos ajustándonos a las demandas de nuestros posibles lectores, así que de momento vamos tirando, sin pasta pero sin perder la sonrisa.

¿Cómo se hace rentable un proyecto de estas características? 

Alfred: Como os decía, las ventas son las que son y hay un techo difícil de superar. En estos dos años hemos intentado aprender a calcular la tirada de cada referencia, ajustar los costes sin renunciar a publicar libros de calidad (tanto de contenido como a nivel gráfico y de impresión) e intentar conectar y contactar con el lector potencial. Nos ha ayudado mucha gente como vosotros, melómanos que apoyan este tipo de aventuras. Gracias por la parte que os corresponde.

Hace unos meses también de vuestra mano nos llegó el interesante “La pequeña Historia de Roc(k)”, un libro musical pensado para los más pequeños. ¿Cómo va la continuación de aquella primera entrega? 

Alfred: Arrancando. Ya hemos seleccionado a los grupos “invitados” y marcado las líneas básicas del segundo volumen. Justin Bieber regresa a España en unos meses, tenemos que intentar rebajar la potencia de su efecto pernicioso sobre la juventud. 

¿Crees que este tipo de estrategias son una buena fórmula para hacer que en la vida de los niños esté presente en el Rock and Roll, marginado en lugares como la televisión y, cada vez más, en la radio? 

Alfred: Eso parece. Nos han escrito muchos padres afirmando que gracias a la lectura del libro han pasado muy buenos momentos escuchando rock and roll con sus hijos. Y, lo más importante, nos han escrito hijos diciendo que empiezan a flipar con los discos de sus padres.

También sabemos que estás al frente, como co-director, de una de las cabeceras más míticas de nuestro país como es la de “Ruta 66”. ¿Cómo es posible llevar más de 25 años al píe del cañón editando una revista para un público a priori “minoritario”? 

Alfred: Intentando transmitir pasión por el rock, ocupándonos de artistas poco reconocidos pero tremendamente buenos y combinándolo con análisis de la obra y milagros de los grandes nombres. Creo que hemos superado la etapa de revista solo para personal muy puesto en el tema sin caer en lo obvio. Al menos, es nuestra intención. 

¿Cuál es el artículo y la entrevista con la que más has disfrutado a lo largo de estas casi tres décadas de trayectoria? 

Alfred: Inolvidable la entrevista a Lemmy de Motorhead realizada por los Kikes, Babas y Turrón. Artículos muchos: el de Television de Ignacio Julià, los dedicados a Radio Birdman, el rock californiano, la escena australiana, Bevis Frond… personalmente, me lo pasé en grande escribiendo sobre Herman Brood y Bob Seger, por poner dos ejemplos.

¿Crees que la prensa escrita tiene cabida en un mundo cada vez más dependiente de los ordenadores? 

Alfred: A nivel general, lo dudo. Aspiramos a mantenernos en contacto con nuestros fieles, con gente con la que compartimos muchas cosas. La especialización es la única opción. 

¿Qué futuro le auguras a la labor de crítico/periodista musical dentro de un sector que cada vez es menos rentable? 

Alfred: La búsqueda de un segundo empleo, me temo. (Risas)

¿Y a la música en directo después del incremento del I.V.A.?

Alfred: Será complicado para los promotores medianos. Los pequeños se seguirán buscando la vida y sorteando las trampas que intentan sembrar los indocumentados que nos gobiernan. Los grandes seguirán a su bola: quien paga ochenta euros por ver a Madonna paga noventa. La zona media está en peligro de forma injustificada, por una absoluta falta de sensibilidad y conocimiento del medio de nuestros brillantes políticos. 

¿Qué grupos de los que están sonando ahora, tanto nacionales como internacionales, nos recomendarías? 

Alfred: Uff, llevo semanas escuchando a Frank Zappa (Risas). Estoy muy enganchado al primer disco del sevillano Pájaro, al nuevo de Stay y a la salvajada que han grabado los Rippers. A nivel internacional, me parece excelente lo nuevo de Chris Robinson Brotherhood, el nuevo de Beachwood Sparks y el de Giant Sand. Discos nuevos que suenan a antiguo, posiblemente. 

¿Eres de la opinión de que el Rock tendrá que volver a las catacumbas de las que salió para volver a cobrar la vigencia que tuvo años atrás? 

Alfred: No creo que le quede más remedio, no podrá elegir. Cuesta imaginar a las nuevas generaciones perdiendo la cabeza por nuevas bandas de rock – rock. Se acaba la burbuja y, quizás, al rock le siente bien. Siempre se ha defendido mejor en las distancias cortas, en los pequeños clubs, y parece destinado a volver a ellos. 

Nota: “Burning Madrid” será presentado el próxima día 29 de septiembre en Bilbao. Y el 9 y 11 de ocubre en Madrid y Málaga, respectivamente.

Por: Javier González / javi@elgiradiscos.com