Russian Red: "Karaoke"

Por: Lorena España

Russian Red, la cantante madrileña con nombre de pintalabios, asoma la cabecita desde su particular "California Dreamin’" y nos entrega un disco inesperado. En sus propias palabras, este trabajo nace de las largas horas que ha pasado haciendo suyos temas de los 80 y los 90 en el karaoke de un pequeño bar de Los Angeles. Unas “emociones exageradas”, en boca de ella, las que sentía al cantar estas canciones y que ahora ha querido trasladar a su nuevo y breve “Karaoke”, compuesto por versiones de tan célebres temas como "Take My Breath Away", "Don’t You Want Me" o "I Want to Break Free". 

Pero, tal vez, lo que provocaba en Lourdes todas esas sensaciones era el hecho de estar en ese oscuro karaoke, rodeada de caras extrañas, en aquella lejana ciudad entre palmeras y luces de neón. Porque, trasladado al estudio, no hay mucho rastro ni de emociones ni de exageradas. A Russian Red ya la conocemos: voz suave, a veces fantasmagórica, melodías entre lo meloso y lo espacial (y especial). Y de eso hay aquí. Pero, ¿dónde está la fuerza que sí tenía su anterior “Agent Cooper”? ¿O la magia de “Fuerteventura"? 

Sí, pinceladas interesantes las hay, como ese oscuro "Heartache" original de Bonnie Tyler, transformado en este disco en una playera y melancólica ideal banda sonora para degustar mientras el sol se esconde tras el horizonte. Y si "Heartache" es más luminosa en voz de Lourdes, sucede todo lo contrario y con medio buen resultado, en "I’ll Stand by You", cuya amable interpretación original de los Pretenders se transforma aquí en un canto triste, cada vez más y más triste. Cerrando el trío de sorpresas agradables está la que en Tears for Fears era una canción magnética y en Russian Red resulta hipnótica. La poderosa "Shout". 

Por lo demás, el resto de canciones de Karaoke resultan tremendamente anodinas. Cuando su versión de "Take My Breath Away" parece que va a arrancar se queda a medio gas y a muy medio gas se quedan todas las demás ("Do You Really Want to Hurt Me", "All That She Wants", "Don’t You Want Me"…). A ratos, se te olvida completamente que estás escuchando el disco hasta que, de pronto, reparas en que en tu salón hay una voz femenina susurrando “Do You Really Want to Make Me Cry?”. Y entonces echas de menos a Boy George. Falta chispa, falta riesgo, falta emoción. Quizá tenga que ver el hecho de que, para Lourdes, su carrera musical ahora mismo no es prioridad, embarcada como se encuentra en proyectos relacionados con organización de eventos en Los Ángeles, junto a su estadounidense marido. 

Así, “Karaoke” parece más un divertimento, una chuchería personal que le apetecía lanzar a la madrileña pero sin muchas más pretensiones de nada. De hecho, la gira, si puede llamarse así, ha estado compuesta por un concierto en Madrid y otro en Barcelona. Ni hay más fechas ni se esperan. Aunque, sinceramente, tampoco arden las ganas de escucharla en directo entonando su tan aburrida versión del "I Want to Break Free". Ay, si Freddie volviese a empuñar la aspiradora y la escuchara…