Puritani: "El odio se alimenta de un pensamiento ultrarreaccionario que fabrica enemigos fáciles"


Por: Kepa Arbizu.
Fotografías: Indio Juan Moro.

Aunque la música popular en ocasiones se empeña en intentar borrar sus pilares esenciales, que no son otros que los de recitar versos tras una banda sonora, estos tienden a aparecer siempre, de manera más disimilada o en todo su esplendor. Sergio Ortas, "Puritani", dada su doble condición -o quizás en realidad sea una sola- de compositor y poeta mantiene intacto ese vínculo, y no solo eso, lo aferra y mima con determinación y talento. Una naturaleza a la que ya se encomendó para su álbum debut, "El preso y la fuga", y que ahora en "Catedrales en la niebla", continuación demasiado postergada durante casi una década, brota de manera más plena y majestuosa.

Como epicentro de un proyecto alimentado de multitud de colaboradores, desde Shuarma, de Elefantes, a Javier Macipe, realizador de "La estrella azul", sus temas, germinación de un esqueje lírico, cabalgan entre la incertidumbre a través de la vetusta tradición, pero absolutamente válida hoy en día, del trovador que rastrea en cualquier esquina del mapa sonoro el ajuar idóneo para sus palabras. Desde la raíz roquera, de Leonard Cohen a Tom Waits, pasando por los ritmos latinoamericanos o el acervo folklórico local, e incluso derivando en el eléctrico postpunk, este emocionante y poéticamente trascendente repertorio funciona como una brújula humanista enfrentada al soma colectivo de nuestros tiempos. Un trayecto que compartimos con su autor, cicerone clarividente y locuaz, con el fin de desentrañar los misterios confesables de su estupendo nuevo trabajo. 

Tus canciones, las de este disco también, son el resultado de poner banda sonora a poemas que escribes, ¿en esta ocasión nacieron expresamente para convertirse en canciones o es una vida nueva que les has dado? 

Puritani: La mayoría nacieron con la certidumbre y voluntad de que serían canción, es lo que me propuse hace tiempo. Aunque de una manera inconsciente, se pueden dar las dos posibilidades de impulso creativo; hay textos que nacen en la conciencia musical y vienen a la cabeza con incipientes melodías o músicas y otros desde dentro y el único vulgo del espacio literario. Algún poema de amor nació sin la intención de ser canción. Es el caso de "El único motor" que al final se ha convertido en una canción lorquiana que quiso ganar el Festival de San Remo. 

A la hora de trasladar los poemas al formato musical, ¿das prioridad absoluta a la palabra escrita, y en función de ella creas a su alrededor un esqueleto musical que se adapte, o ambas partes  tienen que cambiar su forma hasta convivir del todo? 

Puritani: Como siempre cabe la adaptación, creo que con modificaciones, todo puede ser musicado y no me ha dolido prescindir de algunos versos en aras de la canción. Hay canciones en el que el poema está íntegro como "Catedrales en la niebla", "Pájaros en el alambre", "Los salones del último siglo", "Vías de venas duras y abiertas" y "Canto Nemo". Por el contrario, en "El único motor", "Fuera del tiempo y de la vida" y "Cristo es un tipo corriente" los poemas originales han sido adaptados y ha funcionado el principio, manido pero cierto, de que menos es más. Es curioso porque no me había planteado la proporción de íntegros/modificados, y con estas dos primeras preguntas esa proporción queda revelada e inventariada. 

Teniendo en cuenta que alternas la poesía con la música, ¿tus inspiraciones a la hora de escribir, provienen más del mundo de la literatura o de la música? 

Puritani: De todos lados. Jornada continua de puertas abiertas. También del cine, la pintura e incluso la fotografía. Y también en un sentido confesional, urgente y necesario desde la psicología, por aquello de la terapéutica del arte. Aquí me resulta más complicado buscar proporciones y cantidades. Es hallar una fórmula y una receta en la que el inconsciente siempre opera con mayor presencia. 

Ha pasado casi una década desde tu anterior disco, ¿en algún momento tuviste dudas de que hubiera un nuevo capítulo o siempre tuviste claro que tarde o temprano surgiría el momento? 

Puritani: Continúo con la ambición de pensar que todo no queda dicho, aunque esta sentencia suene a sofisma. Quizá la clave sería pensar en el cómo está dicho. Pero no veo a un ser exclusivo con la hipertrofia de artista, sino a una persona que intenta añadir y aportar algo hacia dentro y fuera de uno mismo que mejore la situación. Para mí, esa es la misión más importante y principal del arte, además de emocionar. 

El disco funciona como diversos episodios de un concepto folklórico global, pero no solo en lo que respecta a la tradición americana, sino también latina, ¿había una intención en las canciones de no restringir sus registros a esa herencia dominante anglosajona? 

Puritani: No había intencionalidad, ha sido todo muy libre, pero claro, de manera natural, uno habitualmente canta más boleros, tangos, milongas, tonadas y aires mediterráneos que baladas heavys, si me permites la hipérbole. Pero vaya, todo es música y toda está conectada y vinculada entre sí. Puedes cantar con aires de jota una canción como si fueras MacGowan de los Pogues. Y un bolero a lo Celentano y acabar en el primer y circense Dylan. O algo entre Krahe y Paolo Conte. La naturaleza de la mezcla ha operado en este albúm, pero hemos hecho con Joaquín y Pablo Pardinilla (padre e hijo) que se entienda de la mejor manera y he trabajado mucho la prosodia de los textos y la luminosidad musical que haga cantar al poema. 

Si es cierta la heterogénea condición del disco, también es palpable que hay un estilo identificativo a través de esa naturaleza de crooner noctámbulo, de contador de historias, ¿esa relación existente en ti entre poesía y música te lleva de forma natural a ejercer de trovador? 

Puritani: Sí. Provengo de la rapsodia, del recitado y la teatralización del texto, ese es mi origen, pero la mayoría de veces me he acompañado de músicos y todo ha evolucionado a este presente. Ahora, mejor o peor, directamente compongo y canto; por el momento, lo hago acompañado al lado de una banda excepcional. 

Hay un tono nostálgico que late alrededor de todo el disco, una aceptación de la incertidumbre a la que sin embargo enfrentar con la empatía y la solidaridad, ¿en tiempos como los actuales más que nunca es necesario recuperar el humanismo? 

Puritani: Absolutamente. El humanismo, existencialista, el cristiano, el marxista, el universalista, el empírico. Todo humanismo capaz de oponerse y sacar músculo frente a la división, el odio y el ataque a la vida, a los derechos, a la cultura, a la ciencia, etc. Una llamada a confrontar con la ola internacional de "hijoputismo" global reaccionario y a sus medios y redes que actúan como ventiladores de mierda ante la mirada de sus devorados conniventes "centristas". La guerra contra la pereza de quien no quiera pensar y apoye su propia extinción. Hay que demostrar al mundo entero, que pensar e incluso analizar sigue valiendo la pena, mucho más que un vendedor de clics en Tik tok, aunque los hay también con muy buenos contenidos. 

El propio concepto del disco, en su elaboración, es un trabajo coral de múltiples presencias y colaboraciones, ¿esa condición “comunitaria” fue buscada como metáfora de la idea del álbum o fue una forma que se fue manifestando en relación a lo que pedían las canciones? 

Puritani: Hemos pensado en las canciones y sumado voluntades a su causa. Así se ensancha cualquier proyecto, con la construcción colectiva de un mosaico, una vidriera, que ha cuajado y resultado en un proyecto muy bonito y satisfactorio y estoy muy agradecido y emocionado por ello. En ese sentido toca enumerar...

Pablo y Joaquín Pardinilla, como productores, han actuado con mimo y paciencia; se han dedicado con cariño y gran atino en todos los arreglos y en la toma de decisiones; además son músicos en la banda. Toto Sobieski y Fletes, pusieron todo su material y soporte técnico, desde los espacios físicos de sus locales, creando una infraestructura para trabajar la rítmica con la que sonara el latido de las canciones. Estudios Maateria de Alberto Montuenga es donde se fraguó una mezcla sesuda y compleja, como si nos jugásemos la vida, para administrar y armonizar la diversidad de espacios sonoros y en la que seguimos trabajando, voces y guitarras y otros instrumentos. Los coros y voces espirituales de Pato Badián han elevado la catedral. He aprendido mucho con ella a abordar la interpretación. Agradezco a David Aznar su universal y felliniano acordeón que atraca de manera ilustre en todos los puertos; a los violines y violas de Jaime Lapeña que hicieron volar a los pájaros. Agradezco a mi amiga Angélica Morales, su complicidad con el proyecto por escribir el fabuloso Cristo es un tipo corriente y dejar que lo incorparésemos al disco; a mi amigo Alberto Solobera con el que cocinamos con desparpajo ese "Canto Nemo", la gran pieza culinaria del disco. A Miguel Frago y Clara Basqued de 12 caracteres por el arte visual siempre revelador. A Shuarma por la talla de su lírica y belleza humana y artística al servicio de "el único motor"; a Javier Macipe su amistad, su espiritualidad, su complicidad y bondad que plasmó en Fuera del tiempo y la vida. A Edu Baos que aportó ideas y giros muy necesarios a la producción. A Álex Vivero que grabó en Barcelona a Shuarma para "El único motor". A todos ellos les doy las gracias por pasárselo bien y dejar un trozo de sí mismos en "Catedrales en la niebla". 

¿Ha sido un proceso de producción y grabación especialmente complejo poder reunir todos los elementos que aparecen en este disco? 

Puritani: Dilatado e intenso, disperso en la grabación al transcurrir en diferentes escenas: en la buhardilla de Pardi en Zuera, en el local de Fletes y Sobieski en la República de Torrero; con "Milu" en estudios Maateria en las catacumbas del Gancho. Impagable el esfuerzo volcado por todos.

Posiblemente la canción “Cristo es un tipo corriente” sea la excepción estilística, con ese tono punk ochentero que me recuerda a Deriva, el proyecto de Rafa Berrio. Teniendo en cuenta que además el tema es una adaptación de un poema de Angélica Morales , ¿qué te sugirió ese texto para darle dicha ambientación sonora? 

Puritani: Sí, es la pieza disidente y rupturista del disco. Inicialmente, la canté con su letra completa como un tango; después, Joaquín Pardinilla emprendió otro camino no del todo opuesto y compuso la música. Una pieza de Pop con reminiscencias garageras a lo cual le sumamos arreglos de electro funk y la dicción de los versos y los propios versos son -digamos- bastante oscuros y punk. Es adictiva, efectivamente. Una pieza para no dejar de sonar en los bares de los años 80 y 90. A Rafa creo que le hubiera gustado. 

En “fuera del tiempo y de la vida” cuentas con la presencia de Javier Macipe. Teniendo en cuenta que has conocido a Mauricio Aznar, ¿qué ha supuesto para ti la revitalización de su figura con la película “La estrella azul” y cuánto hay en la colaboración de su director de homenaje a todo este fenómeno? 

Puritani: Un acto de justicia poética para uno de los cantores y músicos zaragozanos más ilustres. A él le debo que me enamorasen los palos del folclore de Santiago del Estero. Lo conocí al comienzo de su etapa argentina en el barrio de Torrero, la primera chacarera que escuché fue "entra a mi pago sin golpear". A los dos días habíamos quedado para que me pasara discos. Ese revelador encuentro me atravesó y quedé prendido por dentro para siempre; escuchando a Mauricio me aficioné a toda ese pliego de vidalas, zambas, chacareras, milongas y remedios que cantaran toda la familia Caravajal, con don Carlos como icono sobresaliente; después Mauricio compondría sus propios temas junto a su formación Almagato. Toda esa gente, de aquí y de allá, me hizo abrazar y hermanarme con otra Argentina. 

Javier Macipe logró transcender la importancia del personaje contando esa historia quijotesca y universal, ese viaje iniciático que parte de los demonios matéricos de la creación y llega a la espiritualidad mitológica de los pobladores santiagueños; con el acervo de transmisión familiar de su folclore, con la vida y la celebración -en los pagos- de la ternura de los pueblos. Un canto a la luminosidad y belleza de la vida, la mejor elegía para nuestro querido Mauricio es hablar de esos pueblos. 

Ahora escucho a Jorge Senar, un aragonés que hace chacareras, vidalas y milongas de contenido ibérico. Muy recomendable. Por otro lado, dos compañeros del grupo Almagato, formación histórica de Mauricio, Pato Badián y Jaime Lapeña, han colaborado en mi disco. 

El disco se cierra con “Los salones del último siglo”, que casi ejerce como una visión resumida de ese mundo a la deriva en el que estamos pero en el que hay que buscar una ventana de esperanza, ¿buscabas una despedida del álbum que recogiera ese retrato social? 

Puritani: Sí, totalmente. "Los salones del último siglo" habla del amor y del compromiso con lo humano, que son, en realidad, dos de los ejes esenciales que atraviesan todo el disco. Es una especie de canto y también una denuncia: señala cómo, en estos tiempos, los pensamientos y sentimientos más nobles están siendo atacados con una inquina preocupante. Vivimos un momento en el que la reacción y el odio, que dicen no tener ideología, se alimentan de un pensamiento ultrarreaccionario que fabrica enemigos fáciles, para que nadie tenga que pensar ni mirar demasiado adentro. 

Esa indigencia moral e intelectual, sostenida por el señalamiento continuo del “enemigo interno” y un nacionalismo excluyente, se disfraza de rebeldía y hartazgo. Pero en realidad es un caballo de Troya para la civilización: un camino que conduce al autoritarismo y al matonismo global, que socavan derechos y destruyen las coberturas universales más básicas. Cuando esa deriva crece, todo empeora, y la paradoja es que muchas veces la gente termina apoyando lo que más vulnera sus propios derechos. Por eso el estribillo repite: “Los invasores están dentro, los invasores están dentro. Han enterrado los gestos y hasta el último aliento.” Es una advertencia, pero también una llamada a resistir desde lo humano y lo esencial. 

Tu presentación del disco tendrá lugar en tu ciudad, Zaragoza, pero, ¿has pensado en poder girar por otros escenarios quizás con formatos más reducidos y factibles de manejar? 

Puritani: Acabamos de hacerla en Fiestas del Pilar, en la Plaza del Pilar de Zaragoza. Ahora preparo todos los formatos: de dos a siete músicos. Haremos algún teatro en la ciudad y festivales y lo que vaya saliendo. El formato de banda grande es una maquinaria pesada difícil de mover. 

Actualmente, para los músicos el trabajo no acaba una vez editado el disco, queda todo un trabajo de promoción en redes, buscar actuaciones...¿cómo llevas tener que dedicarte también a esas labores no creativas? 

Puritani: Sí, es verdad que hoy el trabajo del músico no termina cuando el disco está listo. Después llega todo lo demás: la promoción, las redes, las búsquedas de actuaciones… eso sumado a las situaciones personales puede resultar abrumador. Entiendo que el mundo ha cambiado y que hay nuevas formas de llegar a la gente, pero también siento que corremos el riesgo de que el ruido y la inmediatez acaben devorando el sentido profundo de la creación. 

La música, para mí, necesita tiempo, silencio y verdad. No se trata solo de estar visible, sino de ofrecer algo que tenga valor. Intento llevar ese equilibrio: estar presente sin perder el centro, sin dejar que la urgencia de lo inmediato apague lo esencial. A veces echo de menos cuando la música podía respirar más despacio, cuando todo giraba más en torno a la emoción y no tanto a la exposición. Pero al final, si uno hace las cosas desde un lugar sincero, me gustaría que esa verdad encontrara su camino en medio de las toneladas de materiales a los que se tiene acceso y merecen igual respeto. Lo importante sigue siendo eso: no olvidar por qué empezamos a hacer canciones, ni qué queremos despertar en los demás cuando las cantamos.

Wednesday: “Bleeds”


Por: Àlex Guimerà. 

Con nombre de personaje de la “Familia Adams” –y de su exitosa y actual serie spin-off a cargo de Tim Burton– esta banda surgida de Asheville (North Carolina) en 2017 acaba de presentar su sexto álbum, un trabajo con el que merecen entrar de lleno en las listas de lo mejor del año. Aunque a decir verdad, para llegar hasta aquí la banda no ha tenido un camino nada fácil. Tras el éxito de su anterior “Rat Saw God” (2023), un disco con el que obtuvieron el reconocimiento de la crítica y del público, Wednesday se embarcaron en una larga gira por todo el mundo mientras su guitarrista y compositor MJ Lenderman lanzaba un segundo trabajo en solitario, "Manning Fireworks” (2024), que también recibió muchos y merecidos elogios. Pero las cosas no acababan de funcionar ya que el propio MJ y Karly Hartzman habían roto su relación sentimental, a la vez que Lenderman había decidido que abandonaría a sus compañeros en directo una vez terminaran el tour. Todo ello sucedió en su visita a Tokio. Era un secreto a voces y fue el germen de este disco con tintes a ruptura sentimental que se grabó en los estudios Drop of Sun de Asheville bajo la producción del habitual Alex Farrar y con el bajista Ethan Baechtold como miembro de pleno de derecho de la formación.

Un contexto complejo del que ha surgido el punto de madurez del sonido de “Miércoles” y con el que Karly ha tomado las riendas artísticas demostrando todo el talento que atesora. Y es que en “Bleeds” encontramos ese equilibrio perfecto entre mundos tan antagónicos como las texturas sonoras del rock alternativo americano de los noventa (Pavement, Yo La Tengo, Sonic Youth…) con las formas del country rock (slides, guitarras acústicas…) en unas canciones que suenan sinceras a la vez que novedosas. 

El vinilo se abre con un estallido noise, mientras un riff muy al estilo Pavement (¿“Summer Babe”?) introduce “Reality TV Argument Bleeds”, una canción que retrata una discusión doméstica. El sangrado, omnipresente a lo largo del álbum, simboliza las heridas que nos deja la vida , esas que aparecen en las historias pueblerinas que narran las canciones, pero que también son las mismas que marcaron el fin de la relación entre Karly y MJ.

Es el arranque de un disco que lo tiene todo: desde el indie pop más accesible de “Townies”, hasta los lamentos melancólicos de “Wound Up Here (By Holdin’ On)”, pasando por los medios tiempos de aire country de “Elderberry Wine”, con su delicioso pedal steel, una “Phish Pepsi” hecha de esos ritmos country o los pasajes mutantes de “Pick That Knife”.

“Candy Breath” abre con unas guitarras que remiten a “Heroes” de Bowie, para luego desarrollarse en una pieza que podría emparentarse con los Smashing Pumpkins. La íntima “The Way Love Goes” se sostiene sobre una frágil guitarra, mientras que “Carolina Murder Suicide” se despliega como una balada siniestra e inquietante. El desgarro llega con los gritos desesperados (¡Nirvana!) de “Wasp”. Para el final quedan el banjo y las percusiones campestres de “Gary’s II”.

“Bleed” es un disco delicioso ya desde su inquietante dibujo de portada. Detrás de él se esconden unos talentosos chicos que a los “veintitantos” llevan una racha creativa con formidables entregas cargadas de inspiradas composiciones y arreglos musicales trabajados, demostrando que son, hoy por hoy, unas de las grandes referencias del indie yankee. Estaremos muy atentos a sus siguientes pasos.

Warren Zanes: "La Historia y Creación de Nebraska de Bruce Springsteen. Deliver Me From Nowhere"


Por: Txema Mañeru. 

Vaya por delante que mi disco favorito de Bruce Springsteen siempre ha sido y será “The River”. Fue el primero que tuve en vinilo y la verdad es que lo pinché mucho y muy a gusto. Tras dicha cumbre para mí, yo siempre he tenido “Nebraska” y “Born To Run”, que acaba de cumplir 50 años, en mi podio particular. Ahí el orden ya no lo tengo tan claro. “Nebraska” fue una sorpresa en su momento por su desnudez total y porque venía de tocar el cielo y girar sin parar con The E. Street Band justo en la defensa de ese prodigioso “The River”.

Este libro, "Deliver Me From Nowhere", además, ha sido la base para la película “Springsteen: Deliver Me From Nowhere”, que está a punto de llegar a los cines el próximo 24 de octubre. Por si fuera poco lleva la firma de Warren Zanes, líder de The Del Fuegos, profesor de universidad y ex vicepresidente del Salón de la Fama del Rock and Roll. Una obra que ha sido elegido Libro del Año por la National Public Radio de Estados Unidos.

Pero lo mejor de todo es que Zanes es también autor de “Petty: La Biografía”, uno de los tres mejores libros musicales aparecidos en NeoPerson Sounds, del grupo Gaia. Te dejamos que entres en www.grupogaia.es y escojas tú mismo los otros dos. No son extrañas en ese sentido las palabras de Judd Apatow: “Warren Zanes es uno de los mejores escritores musicales de la actualidad. Nadie podría haber contado mejor esta historia”. 

Para la creación de este libro Zanes entrevistó a las personas más importantes implicadas en la creación del disco. Empezando por el propio Bruce y siguiendo por Martin Landau, Rosanne Cash o Steven Van Zandt. Pero también hay seguidores del álbum y amigos como Steve Earle, Chuck Prophet, Patty Griffin, Richard Thompson, Scott Kempner (The Dictators) Dave Alvin o Matt Berninger (The National). Otra buena idea es la de citar el material recomendado para unir a la lectura de este gran libro. Ahí tenemos “Malas Tierras”, de Terrence Malick, “La Noche del Cazador”, de Charles Laughton, libros de Flannery O’Connor o Robert Frank, canciones de Suicide, Hank Mizell o Hank Williams y los siete primeros discos de estudio del propio "Boss". En palabras de Nick Flynn éste es uno de los mejores libros escritos sobre el proceso creativo. En Kirkus Reviews van más allá: “Esclarecedor… Zanes argumenta sólidamente sobre la singularidad, el mérito y la influencia del álbum. Incluso aquellos que no están convencidos de que “Nebraska” sea lo mejor de Springsteen lo escucharán de otra manera”. 

La historia que recoge el libro está narrada con gran ritmo y aderezada por interesantes opiniones de hombres tan importantes como los anteriormente citados. Ya en el “Prólogo: El Rhinoceros Club” queda bien clara la cercanía de Zanes a Bruce cuando narra como subió a tocar con su The Del Fuegos en una sala minúscula con su habitual humildad y entrega. Y eso que estaba ya en medio de la gira de “Born In The U.S.A.”. Pronto recuerda también como fue bautizado como “El Nuevo Dylan”, aunque no le hacía demasiada gracia. Curiosamente fue el propio Dylan, muchos años después, quien se acercó a querer conocer el lugar dónde Bruce grabó casi todo su “Born To Run”. Bien es cierto que hizo lo propio en Canadá con la casa de Neil Young o con la de Lennon en Liverpool. Sabemos también que muchos grandes del indie lo-fi se inspiraron en el sonido de Nebraska o que el gran Bon Iver creó un disco con bastantes puntos de contacto e igual de apasionante como es “For Emma, Forever Ago”.

Personalmente me encanta el capítulo titulado “Títulos Tomados de Otros”, con canciones de Bruce con nombres tomados de otras canciones. La mención más especial y más extensa es la dedicada a "A Mansion On The Hill", de Hank Williams. Además, su "Mansion On The Hill" fue la primera canción que compuso para "Nebraska" y, un poco, la chispa de todo un trabajo por otra parte nada planificado de antemano. No faltan ocho páginas en papel satinado con buenas fotos en blanco y negro, más algunas en color, y hasta algún texto manuscrito del propio Bruce. También repleto de interés el “Epílogo. Ver El Lugar”, en el que Zanes nos cuenta cómo fue invitado por Bruce a conocer el lugar en que concibió y grabó el disco en blanco y negro con las letras de su título en color rojo sangre.

Realmente este libro es toda una exhaustiva inmersión en este trabajo tan especial. Las sobrias y crudas canciones hicieron que Landau se preocupara por la salud y el estado de ánimo de Bruce. Intentó grabar con la banda pero se había quedado ya prendado de sus grabaciones caseras e hicieron que se adelantara al “Born In The U.S.A.”. Aquí tenemos la mente y los pensamientos de Bruce antes y después de la grabación del disco, así como la grabación realizada en un cuatro pistas. Un disco quizás áspero y, para algunos, inacabado, pero el más importante para el propio Bruce (y el mejor) así como el que ofrece más pistas sobre su carrera como artista, pero también como persona. Un disco que describía a la perfección la agitación del país en aquella época, pero que también se introducía en el colapso mental del que nos habló y descubrió décadas después de hacerlo creado. Al final sí que es cierto que Bruce no sería hoy quien es si no hubiera creado un disco tan personal como “Nebraska” y si llegamos a constatar dicha transformación tras la lectura de este apasionante relato.

pablopablo: relevo en mi mayor


Sala López, Zaragoza. Sábado 18 de octubre de 2025. 

Texto y fotografías: Javier Capapé. 

¡Hay relevo! ¡Hay esperanza! Una sala López como nunca antes había visto. Llena hasta la bandera y con una abrumadora mayoría de jóvenes que tenían aún bastante lejos los treinta. Jóvenes que corearon todos y cada uno de los versos de las canciones de ese "Canciones en Mi" que Pablo Drexler, o mejor dicho pablopablo, venía a presentar a la ciudad de Zaragoza.

Su propuesta es arriesgada, pero muy estimulante. Se presenta en formato de trío con un importante peso del saxo con el que Simeon May dibuja florituras que les llevan al free jazz, además de Lyle Burton que se encarga de una batería que va sumando protagonismo cuando la canción lo requiere y de lanzar unas bases para sostener los temas junto a las delicadas guitarras de Pablo, que se cuelga muchas más veces la eléctrica que la acústica. Los teclados también aparecen de la mano de cualquiera de los tres músicos en escena, que en clave casi atmosférica, nutren a las canciones de nuevos colores para acercar al directo la exquisita producción del disco. Es ésta una de sus mejores bazas: encontrarnos con unos músicos que se salen de la norma y del formato más clásico para tratar de reproducir los mayores aciertos de su producción discográfica. Hay efectos vocales, bucles y bases al servicio de unas canciones mayúsculas que redefinen el pop de autor o más bien las formas del cantautor clásico y su lírica directa con otras mucho más contemporáneas que saben beber tanto de lo urbano como de lo experimental.

El concierto del sábado era uno de los primeros de la gira por salas para presentar el debut de pablopablo. Una gira que parece estar recibiendo una calurosa acogida como él mismo nos comentó desde las tablas de la López, agradeciendo a todos la atención y la implicación con estas canciones que previamente habían echado a andar en varios festivales de verano, pero en los que su acogida había sido más bien tibia. Algo que nos vuelve a demostrar que son las salas las que nos ponen en comunión a artista y público. Son las salas donde se hace magia, se siente de verdad esa cercanía y se comparte música y vida.

Abrieron con el tema homónimo de este disco redondo que ya desgranamos hace unos meses en El Giradiscos. Un tema experimental a modo de introducción que nos llevó rápidamente a la más radiable "Dónde estás!" con el público sin tardar ni un momento en mostrar su entrega. "Otra vida" fue creciendo e intentando reproducir todas sus partes con mimo, también ese puente central más sugerente que lució con gran acierto. Con mayor delicadeza atacaron la acústica "Será X Mi" y la más contenida "Todavía", con Pablo al piano, uno de los grandes momentos de la noche que desembocó en la casi susurrada "Tú te dabas cuenta?".

"Lejos de más" fue casi un experimento en sus formas, pero en contra de lo que dice su letra no consiguió dejarnos "afuera de su corazón", más bien nos enganchó a todos y nos meció hasta que Pablo presentó su último single, de apenas unos días de vida. "Contigo" la dedicó a la persona que la había inspirado, presente en la sala, lo que hizo estremecer a más de uno, pues la canción destila total entrega y pasión hacia su destinatario.

Las sonoridades de Bon Iver se hicieron presentes durante buena parte del concierto, pero fue "De vez en cuando" la que más nos recordó al genio de Wisconsin. El falsete que en muchos momentos emplea Pablo sigue su línea y con la instrumentación minimalista mezclada con la experimentación ocurre lo mismo, pero para nosotros no es algo negativo que la música de pablopablo nos lleve hasta Vernon, sino todo lo contrario. Es digno de alabanza seguir los pasos de uno de los músicos más preclaros del nuevo milenio. En "Sidekick" el espíritu de otro de sus amigos de escena, apreciado por haberle abierto un camino a Pablo en lo actitudinal, salió a la palestra. No estaba el bueno de Guitarricadelafuente para ejecutar su parte en este aclamado single de nuestro protagonista, pero ya se encargó él de que no lo echásemos en falta. Al igual que ocurrió con "De ti", aunque en esta ocasión fue el público quien se atrevió sin ningún pudor a hacer las partes de Amaia.

"Siempre te quiero a veces" fue de la contención a la explosión. Su final, una potente mezcla de teclas infinitas y saxo desbocado, se convirtió en uno de los momentos más increíbles de la velada. Fueron unos minutos inimaginables, de ensueño. Nos hubiéramos quedado ahí hasta el infinito, en ese final fruto de la pasión convertida en libertad instrumental, pero había que bajar de nuevo a tierra y reconectar, de lo que se encargaron "Vida nueva", en la que agradeció "toda la vida que le da su público", y ese atinado blues sobre el que flota "Mi culpa", con la que cerró el set.

Demasiado bueno para ser cierto y demasiado breve para saciarnos. Consciente de ello, pablopablo volvió a escena para rendir tributo a su padre, responsable en parte de esta pasión suya convertida en forma de vida con "Las tuyas", y remató la faena con la convincente "Eso que tú llamas amor", la esencia de la canción de autor de nuestro tiempo.

Ya lo decía un Drexler, de nombre Jorge, en aquella reveladora "Guitarra y voz". Hacía mención al cantautor y su computadora, algo que le ha debido marcar a este otro Drexler, de nombre Pablo, que ha entendido que el cantautor ahora está más arropado por los beats, las bases, los efectos y la rítmica menos evidente, que ya no sólo necesita la guitarra de palo para convencer. pablopablo está totalmente seguro de que si la emoción está presente la esencia no se destruye, solo se transforma, y así nos lo demostró con sus mejores cartas, esas que dejarán su imperecedero rastro en cualquier tonalidad, aunque por el momento nos quedemos con la de Mi mayor.

Jethro Tull: La finura de un trovador legendario


Teatro Capitol, Madrid. Lunes, 13 Octubre del 2025. 

Texto y fotografías: Fran Llorente

Volvieron por sus fueros el mítico Ian Anderson y compañía, facturando otro recital exquisito, si bien más corto y con un repertorio un poco menos “inspirado” de lo habitual; brillaron como nunca, eso si, los clásicos de siempre, mostrando una finura y una pulcritud dignas de encomio, unas formas musicales de pura excelencia, inasequibles al desaliento e inalcanzables para el común de los mortales… Cuarta incursión de nuestros protagonistas en lo que llevamos de década por estos pagos, donde el líder de Jethro Tull cercano a la temida jubilación, no da su brazo a torcer, y protagoniza otra nueva gira europea en loor de multitudes. A la vejez, viruelas, para alumbrar tres nuevas criaturas en un corto periodo de tiempo. Sus recientes elepés “The Zealot Gene”(2022), “RökFlöte”(2023) y “Curious Rumiant”(2025) ponen de manifiesto que quien tuvo, retuvo, y Ian Anderson no ha perdido en absoluto su capacidad compositiva pese a estar cercano a ser octogenario. Con 78 primaveras a sus curtidas espaldas, se muestra genio y figura hasta la sepultura, demostrando que es una de las grandes figuras de la historia del rock (con mayúsculas).

Arropado por un combo de músicos para frotarse los ojos y las orejas, compuesto por Jack Clark a la guitarra solista (brillante como nunca), David Goodier al bajo (tan solvente como de costumbre), Scott Hammmond a la batería (muy fino e inspirado durante toda la velada) y un algodonoso John O’Hara a los teclados, Ian Anderson dio el do de pecho, sin arriesgar demasiado en composiciones que le cuesten ya interpretar en directo. Él ya se vale solo, tocando la armónica, la mandolina o la guitarra acústica, amén de cantar (todavía bastante bien) y darle duro a su inconfundible flauta travesera.

La función se dividió en dos mitades, como viene siendo habitual, separadas por un pequeño descanso de un cuarto de hora. Pocas sorpresas en el repertorio, pues realizan el mismo guion de canciones en casi todos sus conciertos de esta gira europea. Abren fuego con las súper clásicas y deliciosas: “Someday the sun won’t shine for you”, “Beggar’s farm”, seguidas de unas diamantinas “A song for Jeffrey” y “Thick as a brick” (en versión reducida de unos diez minutos) unas rolas para echar a volar y relamerse como nunca en un trasiego muy luminoso que siguió al ritmo de “Moother Goose” y “Songs from the Wood”, dos caprichos folkies, antes de la arrebatadora “The Navigators”, que nos recordó mucho a la Flotilla pacifista rumbo a Gaza que fue maltratada por el genocida ejército sionista. Es curioso comprobar que esta gira de los Jethro Tull es bastante más políticamente correcta (dentro de lo que cabe) que las precedentes, donde se despachaban a gusto contra la guerra en rutilantes canciones como “Mrs.Tibbet” o “Dark Ages”, que en esta ocasión no interpretaron en directo. Cerraron la primera parte del evento con “Curious Rumiant” (composición que da título a su último plástico) y la sempiterna y primorosa “Bourée in E Menor”” de Juan Sebastián Bach.

Momento propicio para “Visite nuestro Bar”, si hay sed y emolumentos suficientes en la cartera, o echar un pitillo, aquellos que tienen el aciago vicio del fumeteo. Desde esta web recomendamos a nuestros queridos lectores que se quiten de tan funesta costumbre, que quema los pulmones y sobre todo, los bolsillos. Siempre apostaremos por la Salud (con mayúsculas), somos buenos y aplicados ciudadanos (modo ironía ‘on’) y nos gusta hacerle la campaña gratis al Ministerio de Sanidad. Bromas aparte, hace muchos años que Ian Anderson no permite fumar en sus conciertos, especialmente si estos se desarrollan en espacios cerrados. Por algo será…

Tras un breve y merecido descanso, abren la segunda parte con la rutilante y sarcástica “My God”, seguida de tres piezas un poco menos intensas: “The Zealot Gene”, la jocosa “The Donkey and the drum” (que nos gustó mucho) y “Over Jerusalem”, una gema de reciente creación, perteneciente a su último disco, donde Ian Anderson reflexiona sobre el conflicto que se cierne en aquellas tierras: “¿Soy el halcón? ¿Soy la paloma? ¿El buitre se abalanza desde arriba? ¿Soy el dron, dando vueltas altas?, zumbar sintonizados, con ojos de pastel en el cielo… Dioses enojados de retribución, odio sin solución. tribus perdidas, invasores de antaño, aspirando su reclamo de oro espiritual. No hay tiempo para la meditación…”.

Completado el ecuador del recital, llega la versión libre de “Aqualung” (con orquestaciones diversas) que vienen marcándose últimamente, mientras los desheredados del planeta muestran su rostro en la pantalla digital, situada al fondo del escenario, desde la India a Nueva York, pasando por otras grandes urbes planetarias, donde los mendigos viven su miserable existencia. Ya lo afirmaba, con notable rotundidad, el filósofo Hobbes: “El hombre es un lobo para el hombre” y los Jethro Tull lo subrayan en varias de sus ‘amargas’ e irónicas composiciones. Con todo el pescado vendido, un postrero bis: “Lcomotive Breath”, donde permiten al público hacer fotos y grabar videos con sus teléfonos móviles, pone el broche de oro a otra deliciosa actuación de esta banda inmortal. Bravo por su valentía y sobre todo por la finura y calidad musical que son capaces de transmitir en directo. 

Soleá Morente: ”Sirio B”


Por: Txema Mañeru. 

Estamos ante el buen y original nuevo disco de una artista tan mutante como Soleá Morente. Las sorpresas siempre han estado a la orden del día con cada uno de sus trabajos, y ahora, en el sello Elefant Records combinan referencias sonoras tan variadas como Weyes Blood, Jeanette, Los Panchos, Beach House, Esquivel o su padre, el legendario Enrique Morente, al hablar de “Sirio B”, la estrella más luminosa del universo. Eso por no mencionar los múltiples estilos que se combinan en su rica música. Más rica aún con la inestimable ayuda de Guille Milkyway. El nuevo disco ha venido precedido por un montón de singles de adelanto y algunos vídeos realmente atractivos. Pero vayamos a la materia.

Cuenta con el arranque romántico de su "Ensoñación Nº 9" para luego ponerse latina y bailable, con guitarra española, algo que suena como un theremin y teclados hermosos (Esquivel) a ritmo de bolero. Luego sigue el primero de esos videoclips, un espectacular "Ahora O Nunca", junto a La Casa Azul. ¡Y cómo suena a La Casa Azul aquí! Chulísimo, excitante y bailable dueto con aromas europop. "Con Los Nudillos" encontramos un vídeo de boxeo delicioso y un ritmo de rumba electrónica actual realmente pegadizo. El estribillo, ni te cuento… y los gritos de “Esto será como Kill Bill”, otra locura. 

"Gitana María" es otra delicia que cruza el sonido clásico de la rumba de Las Grecas o Azúcar Moreno (¿y hasta Camela?), con los aromas actuales de Rosalía, o incluso breakstep, con otro estribillo para enamorar. Precioso es el flamenco puro en la parte vocal y la guitarra española de Gonzalo Bruno (aunque con algo de bien utilizado autotune), bien combinado con sonoridades drill actuales, de su "Soleá Del Mar". Una delicia relajada con gran final con un orgánico y puro piano que luego vuelve a dejar paso a un buen rapeado de la propia Soleá.

Otra historia bien distinta es una moderna, experimental y psicodélica "El Lenguaje de las Estrellas", aunque esté basada en un tema popular de Federico García Lorca. ¡Fliparás con la colaboración con su padre, Enrique Morente, en "Mercurio y Seda", casi a ritmo de trance-house! Luego repiten con La Casa Azul (más Las Negris) en una romántica y hermosa "Vamos a Olvidar", casi a ritmo de cumbia. Tierna y muy emotiva es la realmente emocionante "Azalea", que cuenta con unos preciosos arreglos instrumentales que recuerdan, casi, al sonido de Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán. Esa original trompa de Ana Belén González es realmente una delicia absoluta, así como el clavicémbalo del gran Milkyway. ¿Mi tema favorito?

Mucho más ligera y bailable se presenta en una muy andaluza y rumbera "NO LIKES", pero también con ciertos ritmos electrónicos actuales y cuidados coros junto con la gran guitarra flamenca de Kiki Morente y sonido Caño Roto. El cante de su padre, Enrique, vuelve a aparecer incrustada en una muy moderna, "Mírame (Tengo WOAAA)", con otro trepidante ritmo casi jungle. Hacia el final se pone íntima, aunque bailable, en otra joya romántica como "Mi Cura", que luego tiene un estribillo bailable casi al estilo de los de La Casa Azul y su europop. Más tierna, aún, y con otro melancólico videoclip, se presenta "Mi Vida Es Para Mí". Otra de las joyas máximas de este buen y muy actual disco con otro gran estribillo que corearán sus fans en sus conciertos. El final también es íntimo y romántico con la declaración de amor titulada "Amor Mío (Siento Si No Estuve Aquí)" que nos retrotrae hasta a Jeanette. Una preciosidad, muy acorde con la grandeza del trabajo hasta el citado tema, que cuenta con coros autotune que también llaman la atención.

El disco cuenta con una estupenda y cuidada edición en vinilo cristalino, pero también es muy bonito el cuádruple digipack de la edición en compacto. Hay que destacar como se merece la gran colaboración de un Guille Milkyway en un disco que casi pudieran haber firmado a medias. Se ha encargado de la producción y de todo el trabajo técnico, pero es que, además, ha compuesto todos los temas junto a la propia Soleá y ha tocado un montón de instrumentos. A esto hay que sumar sus buenas voces en los temas con colaboración de La Casa Azul. ¡Seguirá brillando con su nuevo disco!

Carlos Ann: “El Tigre del Congrés en la noche ígnea”


Por: Javier González. 

Hace quince años entramos de lleno en el universo de Carlos Ann con un trabajo casi aconfesional llamado “El Tigre del Congrés”, álbum en el que el barcelonés se pegó el lujo de hacerse acompañar por Juan Carlos Allende, estrecho colaborador de Chavela Vargas y parte integrante de Los Macorinos, con quien nos sumergió de lleno en sonoridades propias del folclore mexicano para adentrarnos a fondo en una carrera que hasta entonces solo habíamos seguido de refilón, pero que a partir de ahí ni supimos ni quisimos abandonar. 

Elementos que ha vuelto a rescatar en “El Tigre del Congrés en la noche ígnea”, lo que parece ser la continuación de aquel proyecto, donde ambos protagonistas vuelven a colaborar para firmar un trabajo de apariencia minimalista y profundamente sentido que merece ser escuchado a oscuras, en la quietud de la madrugada y a poder ser con cascos que nos inviten a perdernos sin remisión en los matices que unen tradición y vanguardia, bajo una producción repleta de pequeñas trampas que acaban por seducirnos merced a unos textos donde el músico barcelonés suena más doliente y sincero que nunca en el marco de un trabajo que reflexiona sobre la vida, pasada, presente y futura, así como sobre algunas relaciones fugaces y otras más duraderas. 

Abren minutaje las guitarras plañideras de “Amada libertad”, un alegato ácrata que dará mucho que pensar, y “Soñar fue un crimen”, dolorosa y especialmente bien producida, convendría prestar especial atención a los matices que se van sumando de fondo con una clara querencia “dark”; “Jugamos a ser inseparables” nos muestra a Carlos Ann interpretando como pocas veces le recordamos, desesperado e irónico cantando a la pena del amor de una noche, y “Renuncio a mí”, entonando el “mea culpa” en esta sonata que por momentos suena entre celestial y cósmica, delicada y ajustada, sin duda una de las cumbres de este trabajo, como también podría serlo con su cadencia pausada “Llorando lento”, donde celebra la vida con franqueza. 

Nos acercamos al final con la poesía casi mística de “Dejaré de ser Fuerte”, en la fina línea de lo pequeño y delicado magistralmente fundida con matices arrebatadores e inesperados que le sientan de maravilla, la genial “En color o en B/N”, donde el folclore latinoamericano se mimetiza con aromas a música griega y algo de electrónica robótica, y un cierre tan rotundo como “Vine a incendiar”, con ese particular estribillo que se acerca demasiado al “Another Brick in the Wall”, que suena más que nunca a reivindicación personal de un músico valiente que nunca ha temido a la vida.

“El Tigre del Congrés en la noche ígnea” representa el mejor disco en la amplia trayectoria de Carlos Ann, un camino sin concesiones ni atisbo de condescendencia donde la libertad e independencia siempre han sido su guía y luz. Esta nueva colección nos habla de vida y de un autor que hace parada y fonda, mostrándose orgulloso y consciente de cada uno de los pasos que le han posibilitado llegar hasta aquí, algo harto complicado cuando uno ejerce de “rara avis” y “outsider” en un país donde a los disidentes se les pone con la espalda pegada al muro frente a un pelotón de fusilamiento. 

Querido Carlos, ya sabes que “el loco yerra, pero no miente. Además tiene la peligrosa manía de decir siempre la verdad”. A ti te suelen llamar loco, pese a que algunos sabemos que muchos pobres diablos ponen dicho nombre a la libertad; también eres consciente que tus verdades pasan por ser incomodas y difíciles de digerir, poner al común del vulgo frente a sus abismos no suele ser plato de fácil digestión. Algo así, sin ser tan extremo, ocurre con este disco al que conviene buscar un momento concreto para darlo varias vueltas, pues fue pensado para escucharse preferiblemente a solas en penumbra, solo así se aprecian todos los matices que contiene. Y será bajo esas coordenadas, querido lector, cuando te agarrará por la solapa para acabar por meterse bien dentro y mostrarte todo su maravilloso y vital esplendor. Este es un impresionante discazo, el mejor de su trayectoria, algo que a buen seguro sabrán apreciar unos pocos agraciados conocedores de la enorme grandeza de un artista sin par dentro del inofensivo y mal llamado panorama nacional que responde al nombre de Carlos Ann.