
No podíamos faltar a la cita. Se anunciaba el concierto como el final de la gira “A nadie”, que arrancó en Madrid y que ahora finalizaba en la misma ciudad. Así, se cerraba un circulo en el que le ha llevado a países como México, una tierra que le recibe con los brazos abiertos cada vez que se acerca por allí, no obstante estuvo viviendo allí algún tiempo.
La Casa Encendida de Madrid fue el lugar elegido para cerrar ese circulo y además, ofrecer un adelanto de lo que será su próximo trabajo, consistente en una colección de versiones de intérpretes como Frank Sinatra, Serge Gainsbourg, José Alfredo Jiménez, Caetano Veloso, Fred Astaire, A. Lara, Spacemen 3, Manuel Alejandro, etc..
De nuevo otra noche gélida en Madrid, obligaba a reponer fuerzas y a entonar un poco el cuerpo antes de entrar al patio de La Casa Encendida. Nada más entrar al recinto parecía que nos encontrábamos más que en un concierto de rock, en una misa, p

Javier Corcovado comenzó a desgarrarnos con su poesía desde el primer momento, con “Desde tu herida” de sus primeros discos en solitario, para continuar con “¿Por qué estoy tan triste?”, abriendo su corazón de par en par “Ya no sé quien soy, ni a donde voy, ¿por qué estoy tan triste teniéndolo todo?”.
El concierto transcurría sobrio, elegante, con un Javier con rostro de felicidad, disfrutando de Madrid, su casa, su gente. En una esquina del escenario se podían observar las miradas cómplices que mandaba a su familia que atentamente disfrutaban del concierto.

Tampoco faltaron temas como “La navaja automática de tu voz”, “Orquesta de perros” o de su último disco, las -ya clásicas- “Caballitos de anís”, y “En el coño del mar” o “El futuro se desvaneció ayer” y “Si te matas” a la guitarra con su apocalíptica tormenta sónica y advirtiéndonos el poeta que la única cura contra la insatisfacción está “En la lujuria del polvo”.

Para acabar, ya en los bises Javier nos ofreció dos nuevas piezas “Le poinçonneur des lilas” de Serge Gainsbourg y “El camino de la noche” de José Alfredo Jiménez. Buena manera de finalizar un concierto y de prácticamente acabar el año con la poesía contada y cantada a base de verdades.
Texto y fotos: Alberto Vicente