Por: Txema Mañeru
¡Bienvenida otra vez a casa Jewel! Han sido 20 años de deambular, navegar y zozobrar por la vida y por la música, pero de nuevo estás en el hogar. ¡Lo dejamos bien claro, Jewel ha hecho su mejor disco desde que grabara aquel mítico debut con tan solo 19 años que fue "Pieces Of You". Han pasado dos décadas y con aquel vendió más de 12 millones de copias solo en su país, siendo uno de los debuts más exitosos de la historia. Ahora venderá muchísimo menos con este "Picking Up The Pieces" que no tiene nada que ver con el disco de igual título de Poco, salvo que ambos son excelentes.
El disco entra desde la portada y contraportada. Al frente una gran frase. "Lo que llamamos realidad en la actualidad es nuestra percepción de la misma". También es una preciosidad el libreto-póster con todas las personales y muy emocionantes letras de las canciones. Pero lo es mucho más el rico contenido musical en el que participan más de 20 músicos de Nashville, muchos de los cuales son habituales del gran Neil Young como el batería Chad Cromwell. También destaca entre ellos el prestigioso guitarrista eléctrico Rob McNelley que ha sido recientemente galardonado como el mejor con su instrumento.
Este octavo disco oficial de estudio ha sido muy madurado pues han transcurrido 5 años desde el anterior "Sweet And Wild", pues no tenemos en cuenta recopilatorios ni discos navideños o infantiles. Jewel ha querido sentirse cómoda abriendo sus pensamientos más personales y recuperando esas raíces más folk. Regresa así a sus maestros, Bob Dylan, Joni Mitchell, Neil Young o Rickie Lee Jones.
Comienza con un desesperado himno de amor en forma de balada desarmante que es 'Love used to be' en la que ya le embarga la nostalgia. La emoción y la añoranza rodea también a 'A boy needs a bike' con la magnífica eléctrica de McNelley. En 'Family tree' canta a sus padres y familia llena de emoción con su acústica y su voz. Es una vuelta a las raíces en todos los sentidos y sus tonos agudos llegan a los de la más joven Joan Baez. El primero de los dos duetos del trabajo es en 'It doesn't hurt right now' y lo borda junto a Rodney Crowell. Son una
gozada los arreglos de cuerda de Jonathan Yudkin en la preciosa balada confesional que es 'His pleasure is my pain' con su voz entre Eddie Vedder y Rickie Lee Jones. También destaca este músico y arreglista en 'Nicotine love'. Vuelve a emocionarnos, sin embargo, con lo mínimo en la desnuda 'The shape of you'. El chelo de David Henry y el piano de Tim Lauer ponen la guinda a su magnífica voz en 'Pretty faced fool'.
Regresa a lo más básico en 'Carnivore' y suena estremecedora y folk como el primer Dylan o los temas más desnudos de Joni Mitchell. Una de las cumbres del trabajo, en todos los sentidos, es 'My father's daughter'. Se trata de un gran dueto junto a la reina del country, Dolly Parton y narra una emotiva historia logrando una magia total. Pero todavía queda tiempo para un cierre a la altura con 'Mercy' en el que nos emociona implorando y en el que también ayudan mucho el órgano de Jimmy Wallace y la Weissborn de Randy Kohrs. ¡En la
primera frase de esta reseña le dábamos la bienvenida y en la despedida le damos las gracias por volver a su hogar... musical y espiritual!