Entrevista: Lori Meyers

“Hemos estado juntos más que con ninguna pareja” 

Por: María Solano Conde 

Habían transcurrido cuatro años desde la publicación de “Impronta”. Pero en todo este tiempo, los miembros de Lori Meyers no han estado precisamente sin hacer nada. Tras una gira que se alargó hasta casi tres años, Ale Méndez, Alfredo Núñez y Noni López cambiaron los escenarios por el local de ensayo para dar forma a lo que más tarde serían las trece canciones de “En la espiral”. Entre tanto, también les quedó tiempo para participar en la banda sonora de “Los juegos del hambre” y colaborar con el National Geographic Channel

Con su último disco recién estrenado, el trío granadino lo ha presentado ya al público de su ciudad natal, de Madrid y Barcelona. En todos casos, con las entradas (las disco-entradas) agotadas. Hablamos con Alfredo, el batería, que nos cuenta más detalles sobre el proceso de gestación del álbum, las “pachangas” que desecharon y su percepción de la sociedad “ombliguista” en la que vivimos. 

El disco estaba previsto para salir en otoño del año pasado, ¿qué os ha hecho retrasar la salida? 

Alfredo: Es cierto que estaba preparado para el año pasado, pero el hecho de que no tuviéramos la presión de una fecha exacta con la discográfica ni con el contrato hizo que nos tomáramos con más calma las mezclas. Tuvimos unas primeras mezclas fallidas, entonces mientras mezclábamos las segundas, ya con Phil Vinall, se nos pasó un poco más el tiempo. 

¿Qué responsabilidad tiene Phil respecto al resultado final en la mezcla?, ¿por qué le elegisteis a él? 

Alfredo: La responsabilidad de Phil fue dar en el clavo con el tipo de canción que queríamos y con las sonoridades. En canciones más oscuras, como "Evolución", que tuvieran esa caída de graves, de peso mayor; canciones como "No estoy solo", que tuvieran esa pegada; o como "Siempre brilla el sol", que fueran más inmediatas. Él supo leer muy bien todas las canciones, y en lo que deja su impronta el mezclador es precisamente en el tipo de sonoridad de cada canción.

En la producción habéis vuelto a contar con Ricky Falkner, con el que ya habíais trabajado en "Impronta". 

Alfredo: A Ricky ya le conocíamos, es un gran amigo, un gran músico de la escena española; más que en la producción, él ha colaborado en una coproducción. Este disco iba ya muy producido por Lori Meyers, preproducido incluso, y las canciones estaban muy establecidas. Pero sí necesitábamos esa visión, esos oídos frescos. Muchas veces decía "aquí os estáis colando con las partes" o "esta canción necesita que pongáis el estribillo antes o que repitáis esta estrofa"... Un poco esa visión, o audición, de tener los oídos frescos y ver las cosas desde otra perspectiva. Nosotros llevábamos muchos meses preparando el disco necesitábamos a alguien que supiera establecer los tiempos de cada canción y la grabación, alguien responsable de ese aspecto siempre es bienvenido. Ricky también es un multiinstrumentista, ha grabado muchas teclas de este disco, incluso alguna guitarra. Tener la colaboración de un gran músico como él, que tiene una visión muy parecida a nosotros en cuestión de música, siempre nos venía bien, por eso decidimos trabajar con él.

La sensación general sobre el disco es la de que las letras son más metafísicas que en trabajos anteriores, con más referencias a la actualidad, a la sociedad... ¿es por la madurez natural que conlleva la evolución o habéis intentado un "cambio de ciclo" como cantáis en "Siempre brilla el sol"? 

Alfredo: No ha habido en ningún momento nada forzado, ni en cuestión de música ni de letras. Es cierto que vivimos una época un poco trágica, humanamente hablando, pero tampoco son canciones protesta. Este disco emana reflexión de amor-odio hacia uno mismo, hacia esa parte más individualizada de la sociedad “ombliguista” que estamos teniendo. No somos ajenos a las circunstancias en las que vivimos, a los telediarios que vemos, a la sociedad que nos rodea; de alguna manera es más normal que te salgan este tipo de letras. Pero no es una canción protesta ni está buscado de forma obsesiva, sino que aparece de forma natural, es cuestión de una evolución, de la madurez de las personas. 

¿Teníais miedo de que os pusiesen esa etiqueta de "canción protesta"? 

Alfredo: Para nada, yo creo que la canción protesta está mucho más allá de nuestras letras, no tiene nada que ver. Cualquiera que conozca a Lori Meyers sabe que es un grupo que tiende a hablar de amor y desamor en las letras, pero más que con la pareja este disco es más de amor y desamor con uno mismo. No es una canción protesta, sino de indignación por la sociedad, pero es una cosa que nosotros soltamos y es reflexivo para la gente, no es tan directo.

En una entrevista comentabais que "las "frikadas" se quedan en los ensayos y salen adelante las propuestas serias".  ¿Qué “frikadas” se quedaron y no han salido a la luz? 

Alfredo: En este periodo compositivo quedábamos todas las mañanas para el ensayo y ver qué emanaba de ahí, obviamente salen muchas pachangas y muchas “frikadas” musicales; incluso, de esas, algunas sí han servido en parte para alguna composición o para alguna parte. Por ejemplo, "Organizaciones peligrosas" nace de una improvisación, de estar ahí pachangueando un poco, y de repente es como "uau, esto nos está gustando”, y seguimos hasta que se iban confeccionando muchas partes. Esa canción puede ser que empezara un poco como “frikada” y acabara convirtiéndose en una canción del disco. Es verdad que veíamos que muchas de las canciones que empezábamos a tocar eran tan diferentes a Lori Meyers que no marcaban ningún punto de conexión, pero eso es lo bueno que hemos tenido, ese período para disfrutar, para juguetear un poco con la música, con los pedales... Yo creo que necesitábamos ese tiempo para llegar a la composición de estas canciones. 

Este disco ha nacido prácticamente en el local de ensayo, a diferencia de los anteriores, en los que ya traíais pensadas las canciones y luego las ibais probando. ¿De qué forma se traduce este cambio en el proceso de creación de cara al resultado final? 

Alfredo: Hay una libertad compositiva mayor: las canciones, estructuralmente, son más anárquicas. No son tan cerradas, tan inmediatas, de estrofa, estribillo y puente, sino que el hecho de confeccionarlo así crea una libertad musical para cada músico, para cada instrumento. De hecho se ve en canciones de cinco o seis minutos que la canción realmente tiene que durar eso porque es como se ha confeccionado y como nos entraba directamente al oído. Hay canciones como "Evolución", con ese final tan cinematográfico, que necesitan un poco de ese mantra para cerrarla justamente como queríamos. El hecho de no maquetar y no acotar la canción a lo que es simplemente la melodía y la idea primigenia hace que cada músico desarrolle más su instrumento; tanto la guitarra, como la batería, la voz, los teclados, el bajo... En ese aspecto sí es un disco que al final se hace más musical. 

En "Evolución", el comienzo recuerda un poco al disco anterior, sobre todo a "El tiempo pasará", y luego va precisamente evolucionando hacia ese final más cinematográfico que comentabas. ¿Hasta qué punto es intencionada la relación entre la estructura y el título? 

Alfredo: Es fruto de darle vueltas a la canción; después del segundo estribillo decir: "¿qué hacemos ahora? Vamos a cambiarla radicalmente”. Son puntos de inflexión, dentro de lo que íbamos buscando, para ver por dónde podíamos desarrollar la canción. Pero las cosas nos han salido de forma muy natural, no somos un grupo que vaya buscando un tipo de canción determinada, le hemos dado mucha rienda a la libertad compositiva en ese aspecto. Las cosas que salían guay y que nos emocionaban eran claras y evidentes; y las que no, pues lo que hablábamos antes, muchas “frikadas”. 

En “Carreteras infinitas”, Sidonie decía "que ahora toquen Lori Meyers, que tengo ganas de bailar...", ¿supone algo de presión añadida, de cara a crear otra canción bailable? 

Alfredo: Para nada, Lori Meyers ya sabe cuándo hizo "Mi realidad", cuándo ha hecho las canciones bailables, y sale todo de forma natural. Lo que no podríamos es intentar hacer trece "Mis realidades" cuando ya se ha hecho, eso para nosotros sería matarnos musicalmente, como músicos y como compositores. Lo de Sidonie es más una cuestión de que son unos amigos, nos quieren muchísimo, tenemos buena relación, y que nos hayan nombrado en su canción para nosotros es un halago. 

Para estos primeros conciertos de la gira habéis adoptado el formato de las discoentradas, ¿cómo surgió? ¿Habéis notado la respuesta positiva del público? 

Alfredo: Sí, después de cuatro años había ganas de que Lori Meyers sacara disco, y nosotros queríamos presentarlo de forma algo más especial, premiar a la gente que se lo compra. Desde la discográfica nos propusieron esta idea alternativa, y nos pareció muy atractiva y original para, de alguna manera, premiar a esa gente que sale de su casa, que va a la tienda a comprar el disco y que no está en el sofá postrado escuchando solamente un "streaming" tuyo. 

Recientemente participasteis en el concierto Penta XL (por el cuarenta aniversario del bar madrileño Penta). ¿Qué os parece la escena musical de aquella época, la movida madrileña? 

Alfredo: Nosotros nacimos en los ochenta, nos pilló muy prenatales (risas). Pero que un bar así continúe durante cuarenta años y sea partícipe de varias generaciones musicales es genial. Los ochenta tuvieron ese punto de revolución que todas las culturas o corrientes artísticas deben tener. Viniendo de donde veníamos, de la dictadura, esa pérdida de prejuicios se manifestó perfectamente, y fue buenísimo para la cultura de este país, para progresar. Hoy en día pasa un poco lo mismo con la música independiente o alternativa en todos los aspectos, que la gente está empezando a tener una pérdida de prejuicios, y eso es buenísimo para la cultura porque durante unos años parecía que en España hacer música que saliera un poco de los cánones era algo raro. 

Hace poco se ha publicado el disco de vuestros paisanos Los Planetas y ha generado opiniones muy polarizadas. ¿Lo habéis escuchado ya, qué os parece? 

Alfredo: He escuchado algunos temas, no lo he escuchado íntegro todavía, ni lo he hecho con la seriedad y el tiempo que se necesita para oírlo. Pero Los Planetas siempre han sido un grupo de bipolaridades, siempre ha habido gente que los odiaba y gente que los amaba, y ahí es donde está su grandeza, en esa bipolaridad que crean en el espectador. A mí lo que he oído me gusta bastante, me parece una vuelta a Los Planetas anteriores a la época más aflamencada de los últimos discos que han hecho. Y siempre les damos la enhorabuena y les deseamos que les vaya bien porque son amigos, Julián es hermano de Alejandro, tenemos una relación desde hace muchos años... Ellos fueron parte de nuestros padres putativos aquí en Granada, así que les deseamos le mejor siempre. 

El año que viene celebráis vuestro veinte aniversario, ¿tenéis ya algo pensado? 

Alfredo: Siempre nos dicen: "el año que viene cumplís veinte años", y parece que todo el mundo nos quiere hacer mayores (risas). Es verdad que nosotros empezamos muy jovencitos, teníamos catorce o quince años, y llevamos media vida juntos. Yo se lo digo a Noni y Ale, hemos estado juntos más que con ninguna pareja (risas). Nuestra carrera realmente empieza en 2004 con "Viaje de estudios", pero sí que son veinte años juntos... No tenemos nada pensado, aunque por lo menos tendremos que hacer una comida o una cena importante, qué menos que celebrar el cumpleaños de alguna manera. Como ahora mismo está el disco recién sacado no hay pensamiento en otra cosa más que en la gira del disco, ya veremos llegado el año. 

¿En todo este tiempo, en qué ha cambiado vuestra visión de la música? 

Alfredo: Cuando eres joven eres prejuicioso, crees que la música que tú tocas es la mejor del mundo y te pones una venda ante muchas posibilidades de crecer, y ante música de muchos estilos o de muchos otros grupos. Con el paso del tiempo hemos aprendido sobre todo a respetar muchísimo más cualquier estilo musical y a cualquier persona que se suba a un escenario, y aprender de muchos estilos musicales que a lo mejor antes no abarcábamos.