Entrevista: Arizona Baby

"El significado de moderno es relativo. ¿Moderno con respecto a qué?"

Por: J.J. Caballero 
Fotografía: Juan Pérez-Fajardo 

Arizona Baby están de vuelta. Una de las bandas que más sentido dan actualmente al "sonido americano" (el entrecomillado indica la relatividad de dicha frase) en el rock hispano. Tras patearse todo el país y parte de otros lejanos reaparecen con un trabajo (otra vez) fantástico que lleva por nombre "Sonora" y que puede servir de resumen y consiguiente ampliación de unas bases musicales ya de sobra asentadas. Siempre interesantes, su líder El Meister, más conocido como Javier Vielba, habla con nosotros al respecto de esta nueva publicación y repasa lo que la música y sus circunstancias significan para ellos justo cuando acaban de poner en marcha una extensa gira de presentación que visitará muchas localidades y que puedes consultar en la web de Subterfuge.

Lo primero que llamaba la atención al escuchar “Up, down, around and go”, tema con el que presentabais este disco, es el tono acústico que continúa en cierta forma la línea del anterior pero lo escora más hacia esa vertiente. ¿Ha sido algo intencionado? 

Javier Vielba: No estoy seguro de entender bien tu pregunta. Lógicamente, Arizona Baby es sinónimo de guitarras acústicas. Este disco aglutina lo que ha sido el grupo hasta ahora y lo lleva aún más lejos. 

Incluso después de “Fantasmagoría”, tu pequeña aventura en solitario como El Meister, no se esperaba este nuevo giro en la banda. ¿Os gusta sorprender? 

Javier Vielba: No pensamos mucho en lo que van a pensar los demás cuando oigan lo que hemos hecho. Nuestra primera premisa es que nos guste a nosotros, que lo sintamos honesto y natural. Somos un grupo que sigue evolucionando y es una alegría que a la gente le esté gustando tanto. 

De las múltiples influencias habitualmente detectables en la música de Arizona Baby puede que en “Sonora” haya más que nunca. No es fácil aglutinar sonidos como lo hacéis vosotros ni que sea tan difícil ligarlos a algo en concreto. 

Javier Vielba: Yo creo que es cuestión de personalidad. A base de trabajo y empirismo hemos conseguido asimilar nuestras (muy variadas) influencias hasta el punto de que suena a Arizona Baby hasta cuando hacemos una versión de otro artista. Incluso puedes percibir ecos “arizónicos” en la música de otros grupos y artistas del panorama. Nunca hemos sido un grupo “de manual”, somos más de tocar y dejarnos llevar… somos aventureros. 

Se respira libertad y ganas de desmarcaros definitivamente de encasillamientos indies, folkies, poperos o cualquier otra milonga. 

Javier Vielba: Las etiquetas pueden ser muy útiles desde la perspectiva del crítico o del coleccionista… pero para el creador son obstáculos a sortear. De todos modos repito que cuando hacemos un disco estamos en nuestra dimensión paralela, no pensando en si le va a gustar a tal promotor, crítico o fan acérrimo. Nuestra ambición es artística. 

En doce canciones condensáis el cómo, el por qué y el dónde de una banda en continua ebullición. ¿Se podría decir que este es el recorrido perfecto por vuestra geografía musical a día de hoy?

Javier Vielba: Gracias. No sé si es perfecto, pero es un disco que representa el momento actual del grupo de un modo que nos hace sentir muy orgullosos. 

La producción es más densa, parecen priorizarse los tonos grises. Salvando las distancias, recuerda en algunos momentos a las “American Recordings” que grabara Johnny Cash a los mandos de Rick Rubin. 

Javier Vielba: Curiosa apreciación. Yo no veo tonos grises, de hecho nos parece nuestro disco más colorido hasta la fecha. Y voy más allá: predominan el rojo, el blanco y el azul. Nos encanta el trabajo de Rick Rubin con Johnny Cash, pero aquí no ha habido premeditación ni hemos seguido ningún libro de estilo. Es normal que todo nos pueda recordar a algo, en esa cualidad evocativa reside gran parte del poder de la música, a mi modo de ver. Como receptores, tendemos a comparar lo nuevo con lo que ya conocemos para identificarlo y ubicarlo, es pragmatismo natural. 

Sin embargo, siempre se observa en vuestra forma de hacer canciones cierta austeridad, como un aroma clásico del que no queréis despegaros y a partir del cual todo crece. ¿Es importante ser fiel a unas bases para tener personalidad creativa? 

Javier Vielba: Puede ser que Arizona Baby ya tenga una entidad propia que trascienda a sus propios componentes y eso nos dé un enfoque o una particular “constitución arizónica”. Eso puede servir como brújula a la hora de navegar la inmensidad del mundo de las ideas en busca de impulsos creativos. En cuanto a la austeridad… es una cuestión de gusto, personalidad, identidad… como decía Lou Reed: “más de tres acordes ya es jazz”. 

El contexto es el de otras veces: blues, boogie, country-rock… ¿Es difícil dar con nuevos hallazgos? 

Javier Vielba: Más boogie (T-Rex, Canned Heat, Status Quo, ZZ Top) y rock (en un sentido muy amplio) esta vez, diría yo... pero como siempre hay muchos aires y esencias. ¿Nuevos hallazgos? Estamos constantemente haciendo nuevos hallazgos. El infinito cabe en un milímetro. 

El idioma también. ¿Qué tiene el inglés que no pueda decirse, puede que mucho mejor, en castellano? 

Javier Vielba: En Arizona Baby no se trata de “decir”, sino de “sonar”. La voz es un instrumento musical más, nada menos, y el idioma es una característica de nuestro grupo como lo pueden ser las guitarras acústicas. Eso hace que adaptemos antes la letra al sonido que el sonido a la letra, algo que también entraña su complejidad y requiere talento y oficio. 

¿Y qué tiene Valladolid para que las raíces americanas arraiguen tanto en la música de unos oriundos castellanos? 

Javier Vielba: Aparte de los siglos de historia que unen Castilla y las Américas, que daría para varias tesis, hay precedentes de este tipo de sonidos en nuestra ciudad. El musicólogo y folklorista Joaquín Díaz ya grabó en los años 60 varios discos de folk norteamericano (en inglés, claro). Luego en los 70 y 80 hubo muchas bandas de rock de raíz americana, caso de Fallen Idols o The Bumpers, por citar algunos. Vivimos en un mundo global cada vez más conectado… nosotros crecimos en los 80 y 90… para nosotros es natural. A través de MTV, radios extranjeras y prensa especializada anglosajona hemos percibido toda esa cultura como nuestra desde chavales (lo cual es compatible con la cultura de nuestra ciudad o país, claro). 

 Por cierto, ¿qué es ser moderno ahora en un mundo en el que impera la obsolescencia, también en cuanto a la publicación de discos se refiere? 

Javier Vielba: No tengo ni idea, el significado de “moderno” es relativo. ¿Moderno con respecto a qué? Eso dependerá de cada uno. Yo me siento como el Drácula Yeyé de Pajares: “soy moderno, soy eterno y lo estoy pasando bien”

¿Tiene que pasar algo realmente importante en las vidas respectivas de los miembros de la banda para que consideréis oportuno volver a meteros en el estudio y contarlo? 

Javier Vielba: No se trata de contar nada, esto no es un rollo en plan “querido diario”… no van por ahí nuestros impulsos creativos. Vivimos la música a diario y a todas horas. En cualquier momento puede surgir una idea para una canción y procuramos estar alerta para capturarla. Cuando tenemos material suficiente como para esculpir un disco a partir de ahí, nos ponemos manos a la obra. La inspiración te tiene que pillar trabajando, y nosotros siempre estamos de guardia. 

Algunos artistas veteranos que siguen al pie del cañón creen necesario seguir ahí justamente por eso, para contar las cosas que ven y hacer que el personal sea consciente de que la música ha de ser combativa ante todo. ¿Cuál es vuestra postura ante todo lo que está cayendo, es necesario mantener un poco de distancia para interpretarlo mejor o se ha de tomar partido de una manera u otra? 

Javier Vielba: La música puede ser muchas cosas, no solo un instrumento combativo. De hecho para nosotros es algo mágico y conciliador que une a las personas. A mí me emociona mucho ver cómo el rock and roll fue clave para terminar con la segregación racial en Estados Unidos, por ejemplo. La música está muy por encima del ordinario panorama político o del alienante zumbido de las dichosas redes sociales, aunque pueda ser un elemento clave a nivel social. Se trata de algo atávico que ha servido para vertebrar civilizaciones a lo largo de los tiempos. Es un estímulo ritual que une a la tribu para conectar con el cosmos y los espíritus de sus ancestros. Es una magia muy poderosa que hay que respetar y saber manejar. Por ejemplo Neil Young es un artista veterano que es combativo y muchas más cosas. Y yo creo que sigue haciendo música porque eso es lo que él hace. No es un trabajo, es una forma de ser y de vivir. Hace música porque le da sentido a su vida y si de paso eso aporta algo a los demás, mejor. Nosotros somos así. Y a Neil Young lo tenemos en un pedestal, claro (risas). Hacemos música porque hacemos música.