Entrevista: Flamingo Tours

“Han salido catorce canciones de una forma muy loca como si tuvieran vida propia” 

Por: Javier González

Vaya paseazo por el sur de Estados Unidos nos hemos pegado disfrutando del nuevo trabajo de Flamingo Tours, “Wild Beasts from the South”, hay mucho rock and roll, abierto y heterodoxo, regado con misterio, vudú con aromas a pantano e historias con sabor criminal, temas cantados y tocados con una vehemencia ardiente totalmente descarnada que convierte a la banda en un auténtico huracán. 

Emocionados ante un imaginario tan potente y llamativo, nos pusimos en contacto con Myriam Swanson, la jefe del cotarro, para que nos sumergiera en las turbias aguas que dan vida a todo este universo salvaje al que han regado de bourbon y de acordes violentamente adictivos. 

¿Cómo ha ido todo durante estos meses tan complicados para el mundillo musical? 

Myriam: Ha sido una época complicada para todo el mundo. El tema musical y artístico no ha sido ajeno a la situación. No ha habido mucho apoyo a nivel público en las programaciones de salas ni de ciclos estables que ya eran precarias y se han acabado de machacar. Ha habido muy pocos conciertos y muy poco trabajo, la verdad. 

Flamingo Tours vuelve a la carga con su tercer trabajo, “Wild Beasts from the South”, donde desde el mismo título anunciáis lo que uno se va a encontrar es un recorrido por el sur americano más salvaje desde Carolina del Norte a Nueva Orleans, pasando por Texas. ¿Hay un sito mejor para ubicar geográficamente un trabajo tan intenso como este? 

Myriam: Yo creo que no, la verdad. Es importante decir que hablamos de la versión que tenemos desde Barcelona de dichos territorios. Es lo que llega a través del cine y la música que nos han influenciado durante toda la vida. El interés hacia el tema del “true crime” es importante, creo que ha ido subiendo tras la pandemia. Nosotros grabamos el disco antes de la misma pero ya notamos el interés que suscitaba. Estas temáticas surgieron de forma espontánea, pero tienen unas raíces muy profundas. Al final han salido catorce canciones de una forma muy loca como si tuvieran vida propia. 

Hay vudú, criaturas misteriosas y muerte. ¿Hasta qué punto podemos establecer una analogía con nuestra realidad actual? 

Myriam: Aquí tenemos un ambiente más controlado, me refiero en España en comparación con Estados Unidos donde hay más salvajismo. Tenemos una salud pública más fuerte que la de allí, donde debe haber miles y miles de personas dejadas de la mano de Dios en este momento, vete a saber. Esto puede ser súper fuerte, no sé cómo será el arte, las pelis y la música de aquí a unos años, creo que habrá un antes y un después tras la pandemia que influirá a saco en los creadores, va a ser una cosa muy bestia. 

Desde “Right on Time” hasta ahora da la sensación de que la propuesta de Flamingo Tours se ha ido “asalvajando”, ahora sonáis a blues del pantano y la textura de los temas es pura grasa. ¿Tenéis esa misma sensación? 

Myriam: Sí, totalmente. Fíjate que el primer disco era una propuesta más ecléctica y alegre. El bajista que estaba en aquel momento era Lere, estuvo diez años de gira con Muchachito Bombo Infierno, fue una persona con la que compuse muchos temas. En aquel trabajo había temas como “Love Massacre” que era muy pantanoso, pero si lo comparas con cualquier canción de ahora verás que todo es mucho más bestia en el nuevo disco. Este refleja mi esencia ya que vengo del blues y del punk-rock, para mí me define a la perfección. No es un conjunto de canciones en las que haya muchas melodías líricas ni voz, es muy instrumental. Hay riffs y caña, pero me he centrado en mantras, sensaciones y rock and roll, no en construir melodías. En “Lucha Libre”, nuestra anterior entrega, creo que había muchos más arreglos y todo estaba más trabajado. 

Es algo que ocurre y se percibe también en tu forma de interpretar los temas, más rabiosa, escupiendo casi lo fraseos. 

Myriam: Sí, sí, sí. Es así. El anterior álbum tenía ocho o nueve temas y aquí nos vamos a catorce, cuando no tenía intención de grabar un larga duración. En 2019 hicimos un parón solo interrumpido por un concierto homenaje a The Clash, donde nos metimos en una movida muy fuerte, haciendo arreglos nuevos a sus canciones. Yo quería estar un tiempo de relax, quizás hacer algún concierto sin más, y de pronto salió esto a borbotones. Creativamente estábamos a tope. Ha sido un encuentro con el guitarrista de la banda, Santos Puertas, y el saxofonista, que tenían riff chulos e ideas interesantes. Luego nos juntamos el resto. El disco surgió durante el mes de Diciembre de 2019. Hay mucha expresión en los textos, hay muchos asesinos en series contados como cuentos y alguna ficción. También hay humor en las letras, suena satírico y negro. Es la base de nuestra forma de pensar. Hay mucha rabia, es mi esencia de rock y punk, pero traído a una banda de rock de 2021. 

El título “Texas Killing Fields”, ¿retrotrae a la Matanza de Texas o es solo nuestra imaginación? 

Myriam: Te explico ya que es algo freak. Habla de una carretera interestatal que cruza todo Texas, donde antes había campos de petróleo, ahora han quedado abandonados y es un lugar donde han encontrado muchos restos de cuerpos. Hay una película de 2011 llamada “Texas Killing Fields”, la vi en su momento pero haciendo el disco me vino esta imagen de ir conduciendo por allí, pensaba que si me ocurriera algo allí no me salvaría nadie. 

Me ha hecho gracia ver dos títulos como “The Bad Seed” y “Lonely Hearts Club”, más allá de los que dicen los títulos, me suenan a Nick Cave y The Beatles, aunque imagino que no tendrán nada que ver. ¿Hay alguna conexión? 

Myriam: Nick Cave es oscuro y los Bad Seeds me encantan. Esta canción habla de lo que tiene que ocurrirle a un niño pequeño para que acabe siendo un asesino en serie. Me pregunto dónde está la comunidad de ese niño, quién fija sus pensamientos y porqué motivo en Estados Unidos muchos de estos asesinos son tratados como estrellas de rock, qué ocurre con eso y porqué les fascina. “Lonely Hearts Club” es el otro extremo, habla de una pareja de asesinos que se conocen a través de una columna del periódico que se llama así. Hay una película independiente, muy loca, del año 70, “The Honeymoon Killers”, trata sobre una enfermera y un vividor que contactan y se dedican a robar y a asesinar viejecitas. Me planteé cómo sería la vida de esta mujer antes de conocerle, contactaría con tíos a través de la columna y los iría asesinando por tonterías. 

Me encanta esa temática, siempre he creído que el rock nacional le debe una canción a Jarabo. 

Myriam: Hay gente a la que no le gustan esos temas. Jarabo, sé quién es. Qué fuerte. Tengo que volver a ver el capítulo que le dedicaron en “La Huella del Crimen”. En mi programa de Radio, “La Pistolera”, hablo de todas estas mierdas mías, tocamos desde crímenes a anécdotas de rock and roll. 

Quizás sea el hecho de cantar en castellano, pero temas como “Llevaba tiempo Muerto” y “Cicatrices”, “La Pistolera”, tienen un aire a corridos, a tex-mex y a rock de aquí. 

Myriam: Sí, es la intención. Nos suena a castellano porque no estamos acostumbrados a hacer rock and roll sin que suene a Burning. Actualmente la mezcla de Flamingo Tours de rock, se ha creado de forma espontánea y me produce mucho gusto. Hay surf, garaje, punk, rockabylly, soul, folclorismo y tex mex… es a lo que suena Flamingo Tours. No sé cómo será en futuro, pero ahora es así. Hacerlo en castellano me da un rollo más folclorístico o humorístico como en “Llevaba tiempo Muerto”.

“The Nitte Tripper” es un cambio de registro, quizás desde una vertiente más soulera e incluso funk. ¿Había ganas de tocar otros registros en un álbum bastante temático? 

Myriam: Es un homenaje a Dr. John, le llamaban así, era uno de sus apodos. Quería llegar a Nueva Orleans con el rollo de explicar el viaje, llegando al vurú puro. Quería hacer un groove de Nueva Orleans con ese poder del funk. Habla que si tienes un problema en Nueva Orleans llama a Dr. John, te lo solucionará. El viajero nocturno era el asesino en serie, un músico que está toda la noche de conciertos y de mañana llegaría a casa. Es otro tema. Lo del estilo no es intencional, sí la ciudad y la referencia a Dr. John. 

Os habéis permitido el lujo de contar con la producción de Jim Diamons, colaborador de The Sonics y White Stripes. 

Myriam: Ha sido una carambola de la vida muy guay. En Flamingo ha habido muchas así. Desde un comienzo de grupo con un músico como Mario Cobo que es brutal y después en “Lucha Libre” contar con Jordi Mena y Jorge Rebenaque, dos músicos que están con Bunbury que también son brutales. Y ahora Jim Diamons, él tiene un estudio en Montpelier por lo que venía a Europa con frecuencia, pero con la mala suerte que cuando le contacté ya no venía. Era imposible viajar por presupuesto para una banda independiente donde él reside. Me dijo que tenía un viaje pendiente a Europa, por lo que finalmente haríamos que coincidiera. Yo no solo quería que mezclara, quería grabar con él, hacer el proceso entero. Compusimos el disco en Diciembre y él vino en Enero a Barcelona. Todo un sueño. 

Has citado a algunos de los nombres mayúsculos de la escena rockabilly barcelonesa. ¿Qué tenéis allí que se hace tan buen rock de aromas primigenios? 

Myriam: Mi grupo de Barcelona eran Mambo Jambo. Venimos todos de la misma madre, digamos. Luego está el tema estilístico. Nosotros vamos a lo independiente. No queremos ser un único género. Ni de rockabilly ni blues ni de rhytm and blues. Me siento más cerca de Guadalupe Plata que de las bandas de rockabilly. Hay una escena potente, pero hay precariedad y amauterismo. No es una queja, es constatar la realidad. Al músico profesional le cuesta un huevo vivir de la música mucho. Así cuesta que salgan cosas buenas de verdad, las hay, pero cuando salen es porque no tienen nada que perder, o porque son muy pobres o porque se lo pueden permitir económicamente. En el medio no hay casi nada. 

“Los festivales tienen ofertas monotemáticas y amiguistas” 

Y con esta situación la cosa no va a mejorar, nos estamos quedando sin clase media musical. 

Myriam: La clase media es una ambición a la que es difícil llegar, no hay circuitos. Tú te vas de gira y coincides con gente que lleva treinta años tocando. Te ves con James Hunter en una sala y con chavales que llevan dos meses tocando. Es muy bestia. Todo el mundo está en el mismo lugar. Hay mucha competencia. El embudo se ha notado mucho. Hay cosas atrasadas y vuelve la crisis del 2008. Aprovechando la crisis se bajan cachés, es todo muy cutre y no tiene solución. España debe ponerse al nivel cultural del resto de países de Europa, que debería estarlo ya. Aquí es rollo Alfredo Landa. Los festivales tienen ofertas monotemáticas y amiguistas. 

Me temo que si no nos unimos dentro de los estamentos musicales, no llegaremos a ningún lado. 

Myriam: Claro. Es así. Tenemos que generar más democracia y para ello hace falta más sector público, lo privado es rentabilísta, como es lógico. No si no les sale a cuenta la movida, no se hace. Hay que empujar. En España actualmente hay unos grupazos que te cagas. 

Hay que seguir luchando para que el reparto del streaming sea mucho más justo. 

Myriam: Es una apertura de los derechos de autor y de la música totalmente interesada. Los músicos somos temporeros y esclavos, somos la materia prima, como el que cultiva la coca en Colombia. Luego hay excepciones, sí, pero la mayoría es clase alta y baja, nada en el medio. La carrera de largo recorrido de Elvis, ya no existe más. Te cuesta un dineral hacer un disco que no recuperas. Seguimos porque para nosotros la música es necesaria. Tirar la toalla es implanteable ante una vocación. No puedes hacerlo. Tienes que seguir tocando, no hay más.