Hay discos que desde su propio título resuenan evocadores y repletos de encanto, invitando al desconocido oyente a sumergirse en ellos por mera curiosidad, dejándose arrastrar al interior de un puñado de canciones sin mayor intención que disfrutar del viaje. Algo así le debió pasar a más de una persona al encontrarse hace ahora cuarenta años con este “Por Tierras Escocesas”, debut en formato mini-Lp de un por aquel entonces desconocido trio donostiarra que acabaría dando mucho de que hablar.
El mismo estaba compuesto por Mikel Erentxun, guitarra y voz, Diego Vasallo, bajo, y Juan Ramón Viles, batería, quienes tras concluir aventuras musicales previas como Los Aristogatos, en el caso de Mikel, y Los Dalton, donde tocaban Diego y Juanra, dieron forma a un nuevo proyecto al que en un gesto cargado de romanticismo llamaron Duncan Dhu, tomando prestada la identidad de un personaje de la novela “Secuestrado”, firmada por Robert Louis Stevenson.
Su primera referencia producida por el afamado Paco Trinidad fue licenciada originalmente por GASA, contando apenas con seis canciones, que posteriormente se vieron complementadas en las diversas reediciones que se hicieron del mismo, incluyendo más material en las mismas hasta llegar a los 25 temas que por ejemplo presenta la última revisión llevada a cabo por parte de Warner Music, donde aparecen temas en directo, maquetas y orgánicas versiones que nos muestran un imaginario puramente acústico-rockabilly, deudor del sonido facturado en las grabaciones de Sun Records en la década de los cincuenta, presentado aquí entre brumas y ambientes cargados de referencias escocesas, sin ocultar dosis de oscuridad y una minimalista desnudez que sigue sonando fresca cuatro décadas después su lanzamiento.
Haciendo justicia a la grabación original, nos centraremos en exclusiva en esos seis primeros temas que se abren con la fenomenal referencia cinematográfica que supone “Casablanca”, donde su ritmo juguetón tocado con escobillas martillea sonando a puro deleite para los “fugitivos de la revolución”, antes de saltar a la no menos genial “Tarde de Fiesta”, única de la colección firmada por alguien ajeno a la banda en esta colección, concretamente por Nicolás Picaza, miembro de Los Dalton, en un tema con querencias swing y marchamo grisáceo, casi tétrico, donde es fácil descubrir la referencia de los Gabinete Caligari de “Sangre Española”, quienes en aquella época eran uno de los grupos favoritos del trio y cuya alargada sombra supieron asimilar los vascos en este potente corte.
La titular “Por Tierras Escocesas”, repleta de referencias a los fantasmas, leyendas y glorias, raya a un nivel más que decente, igual que el blues arrastrado secundado por un melancólico saxo de “Fin de Amor”, donde la interpretación de Mikel es sublime; antes de que aparezca “Lágrimas en la Arena”, primer corte firmado en solitario por Diego Vasallo, con una letra que demuestra que un talento especial para desarrollar historias se estaba abriendo paso, y el fenomenal cierre que supone “Extraños”, donde bien se puede rastrear un poso after-punk acústico en una historia inquietante, plagada de misterio y tensión.
Cuarenta años más tarde, estas seis canciones siguen sonando sugerentes, frescas y más que notables, dotadas de sentido y con una madurez inusual para una primera referencia, siendo un fenomenal testimonio de que el talento en el seno de Duncan Dhu estuvo presente desde la prehistoria de la banda.
Más tarde llegaría el éxito masivo, representado por su siguiente obra, “Canciones”, donde entre otras composiciones se incluyeron “Cien Gaviotas” y “Esos Ojos Negros”, temas que les abrieron el Olimpo de nuestra música, posición consolidada merced a la categoría de álbumes posteriores como “El Grito del Tiempo” o “Autobiografía” en los que siempre mostraron una solidez muy versátil, capaz de hacerles transitar con convicción y tino los difíciles terrenos que se sitúan a orillas del rock, la canción de autor y el pop más elegante, contando siempre con el favor del público, hecho que les provocó un progresivo alejamiento de la crítica especializada que en primera instancia sí les regaló su apoyo para acabar mirando con desdén y ciertas dosis de envidia su masivo éxito.
Todos esos trabajos son parte de una historia escrita en letras doradas que iremos desgranando poco a poco al calor de los aniversarios de sus distintas grabaciones, siempre como sentido tributo a esa banda de nombre evocador que tanto ha marcado nuestras vidas.