Por: Àlex Guimerà.
Con nombre de personaje de la “Familia Adams” –y de su exitosa y actual serie spin-off a cargo de Tim Burton– esta banda surgida de Asheville (North Carolina) en 2017 acaba de presentar su sexto álbum, un trabajo con el que merecen entrar de lleno en las listas de lo mejor del año. Aunque a decir verdad, para llegar hasta aquí la banda no ha tenido un camino nada fácil. Tras el éxito de su anterior “Rat Saw God” (2023), un disco con el que obtuvieron el reconocimiento de la crítica y del público, Wednesday se embarcaron en una larga gira por todo el mundo mientras su guitarrista y compositor MJ Lenderman lanzaba un segundo trabajo en solitario, "Manning Fireworks” (2024), que también recibió muchos y merecidos elogios. Pero las cosas no acababan de funcionar ya que el propio MJ y Karly Hartzman habían roto su relación sentimental, a la vez que Lenderman había decidido que abandonaría a sus compañeros en directo una vez terminaran el tour. Todo ello sucedió en su visita a Tokio. Era un secreto a voces y fue el germen de este disco con tintes a ruptura sentimental que se grabó en los estudios Drop of Sun de Asheville bajo la producción del habitual Alex Farrar y con el bajista Ethan Baechtold como miembro de pleno de derecho de la formación.
Un contexto complejo del que ha surgido el punto de madurez del sonido de “Miércoles” y con el que Karly ha tomado las riendas artísticas demostrando todo el talento que atesora. Y es que en “Bleeds” encontramos ese equilibrio perfecto entre mundos tan antagónicos como las texturas sonoras del rock alternativo americano de los noventa (Pavement, Yo La Tengo, Sonic Youth…) con las formas del country rock (slides, guitarras acústicas…) en unas canciones que suenan sinceras a la vez que novedosas.
El vinilo se abre con un estallido noise, mientras un riff muy al estilo Pavement (¿“Summer Babe”?) introduce “Reality TV Argument Bleeds”, una canción que retrata una discusión doméstica. El sangrado, omnipresente a lo largo del álbum, simboliza las heridas que nos deja la vida , esas que aparecen en las historias pueblerinas que narran las canciones, pero que también son las mismas que marcaron el fin de la relación entre Karly y MJ.
Es el arranque de un disco que lo tiene todo: desde el indie pop más accesible de “Townies”, hasta los lamentos melancólicos de “Wound Up Here (By Holdin’ On)”, pasando por los medios tiempos de aire country de “Elderberry Wine”, con su delicioso pedal steel, una “Phish Pepsi” hecha de esos ritmos country o los pasajes mutantes de “Pick That Knife”.
“Candy Breath” abre con unas guitarras que remiten a “Heroes” de Bowie, para luego desarrollarse en una pieza que podría emparentarse con los Smashing Pumpkins. La íntima “The Way Love Goes” se sostiene sobre una frágil guitarra, mientras que “Carolina Murder Suicide” se despliega como una balada siniestra e inquietante. El desgarro llega con los gritos desesperados (¡Nirvana!) de “Wasp”. Para el final quedan el banjo y las percusiones campestres de “Gary’s II”.
“Bleed” es un disco delicioso ya desde su inquietante dibujo de portada. Detrás de él se esconden unos talentosos chicos que a los “veintitantos” llevan una racha creativa con formidables entregas cargadas de inspiradas composiciones y arreglos musicales trabajados, demostrando que son, hoy por hoy, unas de las grandes referencias del indie yankee. Estaremos muy atentos a sus siguientes pasos.