Neil Young cumple 80 años: El eterno rebelde del rock:


Por: Àlex Guimerà. 

El mítico músico canadiense Neil Young ha cumplido este 12 de noviembre 80 años. Una edad a la que muchos se retiran a descansar y a rememorar su pasado, pero en la que él sigue publicando uno o dos discos por año, saliendo de gira y luchando por un mundo más ecológico, sostenible y socialmente justo.

Nacido el 12 de noviembre de 1945 en Toronto (Ontario, Canadá), Neil Percival Kenneth Robert Ragland Young inició su carrera a mediados de los sesenta con los Buffalo Springfield, con quienes alcanzó el éxito gracias a tres álbumes imprescindibles: "Buffalo Springfield" (1966), "Buffalo Springfield Again" (1967) y "Last Time Around" (1968). Su mezcla de rock de guitarras, country, folk y psicodelia definió un sonido propio que los llevó a lo más alto, especialmente con el himno “For What It’s Worth”.

Tras esa etapa, Young decidió aventurarse en solitario arrancando con discos notables como "Neil Young" (1968) y sobre todo con los deslumbrantes "Everybody Knows This Is Nowhere" (1969) y "After the Gold Rush" (1970). En ellos lo acompañaron los músicos que formarían su legendaria banda de apoyo, los Crazy Horse. 

En ese mismo periodo, su compañero de Buffalo Springfield, Stephen Stills, le propuso unirse a la superbanda que ya integraban Graham Nash (de The Hollies) y David Crosby (de The Byrds). Así nacieron los inmortales Crosby, Stills, Nash & Young, con quienes grabó el disco seminal "Déjà Vu" (1970), del que destacan joyas como "Helpless" (compuesta por el propio Young), "Teach Your Children" o "Our House". Ese álbum marcó el final de la era del "flower power" con una armonía perfecta de voces y guitarras, antes el cuarteto había actuado en el mismísimo Festival de Woodstock. Aunque colaboraría puntualmente con el grupo en años posteriores, nunca volverían a alcanzar aquel nivel de inspiración y cohesión.

La década de los setenta fue, sin duda, la de mayor creatividad para Neil Young. Al igual que figuras como Bowie, Lou Reed, Alice Cooper o Iggy Pop, exploró las profundidades del rock desde una sensibilidad única, guiado por su guitarra y por una poesía que se reveló cada vez más introspectiva. Entre sus obras maestras destaca "Zuma" (1975), probablemente su mejor disco, donde con temas como “Cortez the Killer” —y sus interminables solos— lamenta con belleza los abusos de la conquista de América. También merece mención "Harvest" (1972), su álbum acústico más exitoso, que fusionó el country-folk con una melancolía exquisita y nos regaló el clásico inmortal “Heart of Gold”.

Sin embargo, los setenta también trajeron momentos oscuros: la adicción a las drogas (especialmente a la heroína) y la muerte de varios amigos, entre ellos su guitarrista Danny Whitten, cuya pérdida lo marcó profundamente. De ese dolor nació su llamada trilogía oscura: "Time Fades Away" (1973), "On the Beach" (1974) y "Tonight’s the Night" (1975).

Hacia el final de la década volvió a sorprender con la poderosa “Like a Hurricane”, incluida en álbum "American Stars & Bars" (1977). Neil también formó parte del elenco de la película de Martin Scorsese "The Last Waltz" (1976), el histórico concierto de despedida de The Band, donde compartió escenario con otros monstruos como Bob Dylan, Joni Mitchell, Eric Clapton o Ringo Starr. Su aparición causó polémica y fue filtrada por la censura a raíz de una toma donde se le veía con restos de cocaína en la nariz.

De este modo nos plantamos hacia los años ochenta, quizás su etapa más irregular. En su afán por experimentar, incorporó samplers y cajas de ritmos, desentonando con su estilo de rock de raíces. Fue un período de búsqueda y desencuentros artísticos que aún así arrojó alguna que otra canción interesante. La década de los noventa, en cambio, marcó su resurgir. La generación grunge —con referentes como Kurt Cobain y Eddie Vedder— lo reivindicó como su padre espiritual. Discos como "Freedom" (1989), con el himno “Rockin’ in the Free World”, y "Ragged Glory" (1990) lo devolvieron a la cima ya que congeniaron con el espíritu del nuevo movimiento musical. En esos años también obtuvo una nominación al Oscar a la mejor canción original por "Philadelphia" (1993), una conmovedora reflexión sobre el dolor y sobre la pérdida ante el avance del SIDA.

Desde entonces, Neil Young no ha dejado de crear. Ha recibido múltiples premios, incluidos varios Grammys, y ha publicado discos casi cada año —a menudo más de uno—, además de giras y directos legendarios. Uno de los más destacados es el documental-concierto "Year of the Horse" (1996), dirigido por Jim Jarmusch en el que la energía del directo se mezcla con su pasado. Con el rescate de álbumes y conciertos perdidos, y la publicación de nuevos álbumes, sus últimos años destacan también por la inteligente colaboración con la banda Promise Of The Real (la banda de Lukas Nelson hijo del gran Willie) o por discos como "Colorado" (2019) o "World Record" (2022).

En lo personal, su vida ha estado marcada por un activismo constante: la defensa de causas ecológicas, los derechos de los pueblos indígenas y el apoyo a políticas progresistas. Estuvo casado durante décadas con la también cantante Pegi Young, con quien tuvo dos hijos, uno de ellos —Ben— con parálisis cerebral, lo que lo llevó a implicarse en iniciativas solidarias a favor de las personas con discapacidad. Desde 2018 está casado con la actriz y activista Daryl Hannah, con quien comparte proyectos sociales y culturales, como este año publicando la banda sonora de la película dirigida por ella "Coastal".

A sus 80 años, Neil Young sigue siendo una fuerza de la naturaleza, un artista irrepetible que ha seguido siempre sus propios instintos. Un guitarrista excepcional, un poeta del rock, un rebelde coherente y apasionado que nunca ha cedido ante el establishment y ha permanecido fiel a sus ideales. Neil Young no solo ha escrito canciones, ha escrito una forma de entender la vida.