Antes de que cuente diez

Habrás caminado hundiendo los pies en el barro, habrás trepado bajo la lluvia las más inclinadas pendientes, habrás pateado el desierto más árido, habrás visto el bosque más denso y poblado ser devastado por el fuego, pero antes de que cuente diez, antes de que cuente diez habrás llegado al más cálido campo de margaritas para tumbarte, llenar tus pulmones de aire fresco y mostrar a los dioses y al cielo la mayor de tus sonrisas.

De eso mismo trata la Fitoterapia que nos propone Adolfo Cabrales y sus Fitipaldis, canciones con un aspecto, a primera vista, dramático, fatalista, que a medida que avanzan las notas deja entrever poco a poco el aliento de la esperanza, dejando al final un halo de alegría, una palmada de animo, un toque de ilusión.

Diez canciones en las que no ha inventado nada, no ha explorado nuevos terrenos musicales, no ha investigado en sonidos de países lejanos, ni ha necesitado consumir estupefacientes en países asiáticos, ni servirse de exóticos instrumentos para deslumbrar con lo único de lo que necesita el R’n’R, que no es otra cosa que talento. De eso precisamente está desbordado este álbum.

Talento en las letras, talento en el bajo con Andy Hess, talento de Joserra Senperena con sus teclados, talento con Javier Alzola en el saxo, talento en las baterías de Pete Thomas, y por si fuera poco (y no hubiera utilizado ya la palabra) Carlos Raya en las guitarras, además de compartir la producción con Joe Blaney. Carlos es sinónimo de talento (si no me creen consulten en su biblioteca el María Moliner, el Espasa-Calpe, o el que tengan y verán).

Es un disco que no arriesga, no cambia el mundo, no se la juega con arreglos extravagantes, pero hará disfrutar al atento oyente con cada nota. Está repleto de adornos instrumentales, de sorpresas escondidas en forma de detalles realizados por auténticos genios. Agudeza, inteligencia, perspicacia es lo que derrochan estos Fitipaldis en cada canción haciendo gala de su enorme capacidad para deslumbrar, haciendo lo que mejor saben hacer, MÚSICA (sí, con mayúsculas).
Eso es algo que en gran parte hay que agradecer a la depurada producción de Carlos Raya y Joe Blaney, han conseguido un sonido puro, limpio y preciso, capaz de permitir escuchar con claridad cada matiz, cada elemento, cada acento.

Pero es que además de todo lo anterior, contiene canciones de esas que no consigues sacarte de la cabeza, que te sorprendes cantando en cualquier parte, en cualquier momento. Temas como el que da nombre al disco y está sirviendo de single. Me acordé de ti, con esas guitarras tan características que nos recuerdan al Sultan of Swing, Que necesario es el R’n’R en la que empastan las cuerdas de Fito y Carlos al más puro estilo Rolling Stones, La brillante versión del Todo a cien del Lichis, la instrumental La Cuisine de Bernard, y mucho más. Cada escucha es un descubrimiento, el único pero es que tan sólo son diez canciones, sabe a poco, deja con ganas de más "Fitoterapia".

Una de las novedades es la variedad de formatos en la que ha sido editado este trabajo, desde el básico cd, hasta la caja con todo tipo de extras, pasando por nuestro adorado vinilo. Gracias por editar vinilos, que no se pierda nunca.
Hay que ver cómo apuestan las compañías cuando juegan sobre seguro…

Quien le diría a Adolfo que cuando empezó a hacer canciones para los Fitipaldis en sus ratos libres de Platero y tú, que un buen día sería uno de los pocos músicos que se pueden permitir llenar dos noches seguidas el palacio de los deportes de Madrid, y que se convertiría en el artista que más discos vende de este país. Es así. Y sin por ello olvidar los inicios y dejar la humildad. Siempre recuerda los primeros conciertos ante treinta personas, y se recuerda así mismo, que es para volver a eso para lo que hay que estar preparado. A fin de cuentas esos garitos son el circuito del Rock.

Ahora mismo no nos sorprendería encontrarnos al más heavy del barrio, al más Rosauro pepero, al abuelo, al nieto, al padre, al hijo o a quien sea, cantando Antes de que cuente diez. Fito lleva el R’n’R a cualquier parte, y eso que dicen que está muerto. El R’n’R, claro está.

Ahora, antes de que cuentes diez voy a perderme en un cruce de palabras, a grabar mi nombre en una bala, a probar la carne de cañón, que ahora viene el viento de otro lado. Nunca se para de crecer, nunca se deja de morir. Soy el sueño que te sueña y para qué voy a quererte tanto, si después te vas. Ahora voy a dejar que me arrastre el viento. Pero Negra flor, puedes pedirme la luna.

Por Vanvan.