Nashville Pussy

Madrid, sala Ritmo y Compás, 8 de febrero de 2011
Morbo y rock fueron los dos potentes motivos por los que casi se rozó el lleno absoluto un martes la sala Ritmo y Compás. La banda de Atlanta venía a presentar en directo su último disco titulado “Live in Rennes, France 1998″, grabado durante el Festival de la localidad francesa y que recoge los primeros tiempos de la banda.

Los norteamericanos Nashville Pussy no inventan nada nuevo, rock garajero deudor de grupos como Motorhead o los mismísimos AC/DC, pero la diferencia que los hace especiales son las dos componentes femeninas del grupo, la volcánica Ruyter Suys a la guitarra y la no menos espectacular Karen Cuda al bajo. Junto con Blaine Cattwright cantante de voz aguardentosa y guitarra y Jeremy Thompson a la batería, son una banda totalmente engrasada capaz de hacer pasar un buen rato a cualquier buen aficionado al rock. Ruyter toca endiabladamente su guitarra y el publico enloquece con su fuerza en el escenario, dejándose la piel en todo momento, sin duda es la que lleva el peso del grupo. En cuanto al repertorio, canciones rápidas y efectivas que cumplen su objetivo, divertir y hacer bailar y mover la cabellera al respetable, temas como “Say nasty”, “From hell to Texas” de su ultimo trabajo en estudio.

No daban tregua los de Atlanta, y entre tema y tema hubo momentos para su cover de Ike & Tina Turner "Nutbush City Limits" publicado en su disco “Get some” y también para clásicos como “Rock and Roll Outlaw”, “High as hell”, “Speed machine”, “Why why why” o la divertida “Drunk driving man”.

La banda sonaba compacta, haciendo participe al público de la fiesta que se vivía encima del escenario, patadas al viento de Ruyter y el ritmo endiablado que Karen Cuda sacaba a su bajo, el cual todavía debe estar resonando en la sala. Tras cuarenta y cinco minutos enlazando tema con tema a toda caña, hubo tiempo para un bis con el que remataron la jugada con “Go motherfucker go” y “Shoot first”. Una hora y poco de actuación que supo a poco pero que dejo un inmejorable sabor de boca.

Tras el concierto subida a hombros de un esforzado fan, Ruyter dio con sus huesos en el suelo y casi no llega al merchandising debido al estado ebrio en el que se encontraba el seguidor. Al final fans y grupo compartieron fotos risas y buen rollo, una gente simpática donde las haya.

Texto: Jorge Bravo & Alberto Vicente
Fotos: Alberto Vicente