The Milkyway Express: “Perrorosa”

Para unos cuantos fue con su segundo disco, One Day in Summer, cuando los andaluces The Milkyway Express terminaron de poner sobre la mesa su nombre y sus credenciales como ejecutores de un excelente sonido americano. Sus armas son conocidas: rock influenciado por las raíces clásicas del género interpretado con una excelencia sorprendente y siempre bajo un tono profundo y contundente, en lo que influye de forma decisiva el derroche de voz de su cantante. 

Bajo estas referencias aparece su nuevo álbum Perrorosa. Un trabajo en el que vuelven a tirar de las características ya mencionadas pero en el que también se observa la decisión de ir un paso más allá. Dicha intención puede ser vista como una manera de evitar posibles encorsetamientos a pautas demasiado definidas (aunque no hayan dado hasta la fecha signos de ello) y así presentarse con una identidad propia más marcada. El camino emprendido pretende a la larga llevar ese sonido más clásico por terrenos donde las ambientaciones se retuercen y el sonido en general se endurece. 

Los andaluces toman en definitiva la determinación con su nuevo álbum de no conformarse con aquella máxima que reza “si funciona mejor no cambiarlo”, y a pesar de haber ofrecido hasta la fecha dos rotundos discos, se embarcan en la siempre arriesgada misión de “evolucionar”. Una labor en la que vuelven a contar con Jordi Gil a la hora de realizar la grabación y en la que se han rodeado de algunos colaboradores, entre los que destaca uno de los músicos que actualmente mejor se sabe empapar de la herencia pantanosa de este tipo de sonidos: Perico de Dios, de Guadalupe Plata

Penitencia es la encargada de abrir este trabajo y de paso servir ya desde un primer momento para descubrir los vericuetos que nos tienen preparados. Asistimos en esta ocasión a un blues entre psicodélico y desértico, donde se impone lo instrumental y sobresale un trabajo de guitarras que será constante a lo largo del desarrollo del álbum. Lost Dogs, aunque todavía con la música negra como elemento director, se acerca a los desarrollos musicales típicos del rock alternativo de los noventa, un contexto en el que rugen por igual voz y armónica. 

Esos ingredientes que han ido añadiendo a su propuesta tiene uno de sus momentos más definitivos en Goodnight Butcher, donde no se cortan a la hora de juguetear con sonidos electrónicos para sumarlos a la creación de ese entorno psicodélico que acaba por explosionar en un hard-rock de corte épico que nos lleva a situarlo no muy alejado de grupos como The Cult e incluso Clutch. La otra cara de la moneda será Something’s Wrong, que supone su reverso sureño, y en definitiva puramente americano, con una melodía más directa y pegadiza. 

La irrupción, o aportación, del sonido campestre también va a tener su momento, pero cómo no, hará aparición de una manera algo retorcida. Nos podremos encontrar con canciones que toman ese legado para hacerlo sonar con energía y por momentos frenesí punk, influenciados por espíritus arrebatados como Scott H. Biram, (Pecado o Hi Hi), e incluso trasladándonos a un terreno más íntimo como al que nos empuja Bloody Boots. Entre tanta intensidad y tensión se agradece la luz que emana de un tema tan bien acabado como Lonesome Man, que nos insufla de repente aroma de pop sesentero. 

The Milkyway Express habían demostrado con sus dos trabajos anteriores ser unos conocedores y magníficos ejecutores de las raíces del sonido americano, además lo hacían con una intensidad y personalidad fuera de lo común, pero todavía con este disco han apostado por mostrar esa idea de una forma más cruda y abierta a otras influencias. El resultado es un trabajo realmente especial y de altísima calidad, todo un viaje fascinante y adictivo por los espacios sombríos. 

Kepa Arbizu