Hendrik Röver & Los Míticos GT's: “Incluye futuros clásicos”

Es una realidad, Hendrik Röver lleva unos años de incontrolable explosión creativa. Durante las últimas fechas le hemos visto publicar compulsivamente; en solitario, con su grupo Los Deltonos (de los que en breve habrá noticias según parece) o realizando colaboraciones, como por ejemplo con The Pilgrim Rose. Una tarea stajanovista a la que además se le podría añadir su labor como productor y/o poseedor de los estudios de grabación Guitar Town, en los que entre sus paredes no paran de gestarse grandes discos de rock. Lo llamativo, por poco habitual y meritorio, de todo esto es que esa actividad mantiene, sorprendentemente (por una mera cuestión de probabilidades), un nivel muy notable. 

 El más reciente capítulo de esa efervescencia se titula Incluye futuros clásicos (no podía faltar la ironía marca de la casa), un disco nacido, según propias palabras del cántabro, como una extensión de algo que pretendía ser más reducido, y que sirve de paso para presentar por primera vez en grabación a su dúo acompañante: Los Míticos GT’s, o lo que es lo mismo, la sección rítmica de los Chicktones, formada por Goyo, al contrabajo, y Toño, a la batería. Un álbum conformado en lo musical por cinco creaciones propias y otras tantas ajenas. 

Presentado, o explicado, como “el primer disco sin canciones tristes” (ya habíamos hablado de la ironía, ¿no?) hay que entender esta afirmación/reclamo como la materialización del hecho de que por norma general los temas huyen de la melancolía, sobre todo en el aspecto musical, haciendo hincapié en el verbo más ácido, pero sin un gran retorcimiento aquí, de Hendrik Röver y apostando por una serie de composiciones que inciden en ritmos más movidos. Características todas ellas que toman más relevancia en comparación con su anterior trabajo Oeste/Norte

Por todo ello el tema inaugural El número dos, ya escuchado en alguno de sus directos, apuesta por un rock americano amable y elegante, como se de una relectura de Dwight Yoakam se tratara , con la temática de la guerra de sexos de fondo, y que despunta sobre todo por su conseguido estribillo y por una base rítmica realmente incisiva. El riff salvaje que abre Cien por cien nos guía por un sonido más rockabilly y trepidante, aunque no exento de sus momentos sensibles. Es sin embargo un ritmo trotón, al estilo Johnny Cash, recurso estilístico que ha incorporado con facilidad a su repertorio Röver, el que domina Esa es (mi chica). La parte “popia” del disco la completan el contagioso instrumental de Ninflo Boggie y la versión eléctrica de Tren, que supone la parte más melancólico del disco, registrada originalmente en una versión más desnuda y acústica en Esqueletos

Respecto a la idea genérica del disco no hay cambios sustanciales cuando se dedica a versionar temas ajenos. En ese sentido no pueden faltar acercamientos a lo que para el intérprete, según se le ha escuchado alguna vez decir, es la mejor banda de rock del mundo, NRBQ. Así que se mete de lleno en la galopante Ain’t It Allright, sumergiéndola algo más en el barro, o en  Howard Johnson´s Got His Ho-Jo Working, sacando, o despuntando, su lado más honky tonk. Seguirá con la banda norteamericana, pero en este caso con su guitarrista Al Anderson, de quien recrea el precioso y nostálgico tema Be My Woman Tonight. También habrá espacio para uno de los mitos de la música tradicional americana, Waylon Jennings, del que interpreta, ennegreciendo y endureciendo algo, su The Only Daddy That’ll Walk the Line. Otro genio del rock que aparece homenajeado es el gran John Hiatt por medio de su Memphis in the Meantime y su juguetona cadencia. 

No es ningún secreto que la figura de Hendrik Röver, ya sea en versión individual, grupal e incluso en su función como productor, es esencial para entender la representación de los sonidos americanos clásicos hechos en nuestras fronteras, no sólo por la erudición, y pasión, que demuestra respecto a ellos, sino por su manera personal y sobresaliente de trabajarlos. Este nuevo capítulo, Incluye futuros clásicos, no tiene, y tampoco lo pretende, la majestuosidad y los matices del anterior Oeste/Norte, aquí nos encontramos con un divertimento (borremos cualquier tono peyorativo en este término relacionado con la cultura) realizado de manera perfecta. 

 Kepa Arbizu