Rival Sons, una tormenta eléctrica en la capital

Sala But, Madrid. Viernes, 10 de febrero del 2017

Texto: Artemio Payá 
Fotografía: Jorge Martínez 

Tras perdérmelos en su anterior visita, ya tenía yo ganas de degustar a Rival Sons sobre un escenario y ver cómo atacan en directo joyitas de esos dos pedazo de discos: "Head Down" y "Great Western Valkyrie". La expectación era máxima, no solo por mi parte, ya que en el momento que salieron los californianos la sala estaba ya empaquetada hasta la bandera. 

Arrancaron motores con los tres primeros cortes de su último álbum, que aunque mantuvieron al respetable aun templado sí que evidenciaron que estar dos años de gira con Black Sabbath tiene sus frutos: la banda que suena como una estampida de mamuts. En el cuarto asalto las pulsaciones suben considerablemente cuando Scott Holiday cambia de guitarra (lo haría cien veces por cierto) y se calza la de Billy Gibbons para construir una muralla de decibelios y entonar a modo de boogie un celebradísimo "Electric Man". A partir de ahí la cosa fue hacía arriba con "Secret", "Pressure and Time", el superrock de "Tell Me Shomething", el power ballad de "Fade Out" y una bonita "Where I've Been" donde Jay Buchanan se luce que da gusto, aunque bien es cierto que lo hizo durante todo el bolo. Lo de la voz de este tipo no es normal y en directo es encima más espectacular. 

La cosa iba de maravilla, y no es que tuviéramos precisamente un bajón, pero no consigo conectar con eso de hacer solos, no es que no estuviera bien pero creo sinceramente que Scott donde mejor luce es tocando con otros tres tíos al lado. Pero como uno es optimista por naturaleza, siempre es un buen momento para ir a la barra a recargar jugo de cebada. Tras ese momento solo echaron la vista atrás para recordar el "Pressure and Time" y volver a dejarnos noqueados con "Open My Eyes", otro de esos hits que albergaba el mayúsculo "Great Western Valkyrie". 

Cuando el público estaba otra vez arriba, lengua fuera y colmillo afilado van y nos cascan un solo de batería totalmente innecesario y ya en los estertores del concierto. Y así fue, solo tuvieron dos balas para remontar el vuelo. En primer lugar cerrando el circulo de su último disco con "Hollow Bones Pt2" y finiqutando con una apuesta ganadora como "Keep on Swinging", que es una de esas canciones que sube las transaminasas y activa el resorte que hay en la mano para cerrar el puño y levantar el brazo mientras coreas a voz en grito. 

La cosa se quedó ahí, con una tremenda exhibición de rock de raigambre setentera, ya que a pesar de que en disco me suenan más años sesenta, en directo se visten totalmente de Zeppelin. Hay que decir que hacía mucho que no veía una banda que sonara tan bien en directo, son una apisonadora total aunque como contrapunto me dio la impresión de que les falta un poco de peligro, no dejan de ser una banda de rock and roll pero todo está demasiado en su sitio. Pero vamos, que el caso es que si vuelven por aquí repetiremos.