Pepe Habichuela: 60 años “On the Road”

Teatro Circo Price, Madrid. Miércoles y jueves, 11 y 12 de octubre del 2017

Por: Oky Aguirre

Corren días convulsos en lo que se refiere a la identidad de España. Parece que nos remontamos a aquellas historias de abuelos que siempre nos han contado nuestros padres, cuando tu vecino predilecto te delataba por tus ideas quizás equivocadas. Pero en El Giradiscos no hablamos de política, sino de algo mucho más intangible e intrascendente. Música. Si de algo deberíamos estar orgullosos todos los españoles es de la nuestra. Parece mentira que exista un género comparable al soul, jazz, rock o pop…. en nuestro país y que sea más valorado fuera de nuestras fronteras. Nueva York veneró a Sabicas el siglo pasado y se estremeció con Morente y Lorca en el actual gracias a aquél "Omega" histórico. Y siempre, a su lado, estuvo Pepe Habichuela, al que rendimos homenaje en esta "revista" más dedicada a otros sonidos, pero con la sensibilidad y respeto que merece un género como el flamenco. 

60 años “On the Road” lleva Pepe Habichuela. Si tuviéramos que trasladar nuestro patrio género a otras latitudes musicales, sin duda él sería Jimi Hendrix o Eric Clapton. Y el cartel que durante tres días nos brindó el Teatro Circo Price es digno de cualquier acontecimiento musical, comparable a un Glastonbury o un Mad Cool lleno de estrellas. 

Miércoles 11 

Las buenas vibraciones que transmitió Juan Luis Cano –aka Gomaespuma- como presentador del evento flotaron toda la noche en una armonía que sólo un evento flamenco puede reunir: la mínima presencia de cables y tecnología; donde las miradas y los gestos entre músicos predominan sobre un sonido que sabes va a ser impecable. 

Ver salir a Pepe con un chaleco en cuya espalda lucen las palabras "Morente" fue un síntoma de que la noche iba a ser grande. Comenzó con su "A Mandeli", que ya forma parte de nuestras vidas y que, al igual que Dylan con su "Like a Rolling Stone", nunca interpreta igual, dando rienda a su exquisita improvisación. Pepe nunca ha sido Paco (De Lucía) y lo sabe. Uno es el virtuosismo y el otro la serenidad, ambos siempre auténticos. Pero el sonido Habichuela tiene algo de enigmático que a través de sus cuerdas de guitarra española nos hace pensar en lo que las palabras temple, rasgueo o repique, además del silencio, sobriedad o elegancia dan valor a uno de nuestros tesoros más preciados, comparable a Picasso o Goya y Velázquez en pintura, como a Cervantes en literatura o a Nadal en tareas deportivas. 

Las imágenes de Don Enrique Morente, acompañadas con la silueta y toque del maestro Habichuela, haciendo del “play back” un arte, no fueron más que el principio de una noche llena de emociones, en donde desfilaron estrellas flamencas comparables a cualquier figura de rock o pop internacional. Estrella Morente es nuestra Ella Fitzgerald; Antonio Canales Fred Astaire –qué más da que esté gordo si sus manos todavía dibujan palomas volando y sus pies mandan sobre cualquier acorde- . La voz de Arcángel sonó como la de Sam Cooke en su momento “a capella”, fuera de micrófonos y con garganta al aire, comparable al mejor blues de Robert Johnson o a la más preciosa balada de Van Morrison. 

Después llegaron los Ketama, que no habrían existido sino por la insistencia de Pepe Habichuela. Josemi (hijo de Pepe y responsable de juntar tanto arte, artista que ya tardan en reconocer) y Juan Carmona son primos y todos sabemos que Antonio Carmona ha salido de un coma que le impidió estar en esta noche en la que sin duda habría sido gran protagonista. “Vente pa Madrid” sonó como algo que nunca te habrías imaginado. Es lo que tiene la música; es lo que tiene el flamenco, único género en donde aparecen duendes. Y los hubo. 

Día de la Hispanidad

Con un Price abarrotado daba comienzo el segundo día de celebraciones al maestro Habichuela. Esta vez la presentación corrió a cargo de El Langui , personaje fundamental en el panorama musical español y perfecto ejemplo de lo que significa saber reírse de uno mismo. La presencia de Tomatito, inseparable compañero de Camarón, como Keith Richards con Jagger, llenó de silencio un recinto entregado a lo sensible. El ganador de algún Grammy tiene un toque tan delicado y emotivo que anoche multiplicó, especialmente con una especie de nana en plan "Tears in Heaven" de un tal Clapton y un homenaje a Pepe Habichuela interpretando una bulería con trazos reconocibles del "Boabdil" del granadino. Con una soleá continuó el almeriense para compartir escenario con otro de los grandes. José Mercé y su escuela flamenca pusieron el tono serio a este arte que es el flamenco, con unas alegrías, con su "tirititran traun traun" obligatorio y un final apoteósico en forma de bulería que todavía estamos bailando. La primera aparición de Habichuela fue con El Pele, cordobés de voz pasional que convierte los tangos, alegrías y tonás en auténticos eventos y cuyos agudos rompieron las pantallas de algunos móviles. 

Momentazo de la noche con la Niña Pastori. Con los años la gaditana ha crecido en flamencura, dejando aquellas rimas sobre novios para entrar directamente al alma. Su actuación nos hizo pensar que corren buenos tiempos para el flamenco. Pero lo que ya se puede considerar un acontecimiento mundial fue la actuación de Farruquito. Muy pocos artistas tienen esa capacidad de convertir cada segundo en un escenario en algo sublime. La forma de parar, de mirar o colocar una mano también es bailar, no solo taconear. Es complicado no obviar que este sevillano es más conocido en España por un atropello, pero también es justo añadir que Farruquito pasó 14 meses en prisión de su pena total de tres años, cumpliendo por su insensatez. Pero viendo ese baile cargado de raíces y el talento con que lo hace, al espectador le da la sensación de estar ante un Michael Jackson o Mijaíl Barýshnikov. Y no es broma. Llámalo carisma. 

El fin de fiesta, ese palo no denominado, “los bises” españoles, pusieron el final a una noche de categoría y enjundia, la misma que posee el homenajeado Pepe Habichuela. Te queremos.