Manel: "Per La bona gent"

Por: Pepe Nave 

Quinto disco de Manel que llega con el toque de aviso de los dos singles previos. Lo que viene no va a dejar indiferentes a sus seguidores. Cierto que en "Jo Competeixo" (2016), trabajando con Jake Aron, el mismo productor, ya se introdujeron cambios, alguna pincelada electrónica y algunos ritmos de baile, pero esta vez han ido un paso más allá.

La primera canción "Canvi de Paradigma" es una entrada suave en materia, pese al título no ofrece muchas pistas en cuanto a ese  nuevo sonido, una balada a piano, puntuada con algún sintetizador sutil y el cantante Guillem Gisbert en primer plano y poniéndose en la piel de un personaje al que le está costando asumir lo que viene después de una ruptura de una relación que ha terminado de mala manera.

Si alguien ha escuchado el primer avance titulado igual que el álbum, "Per la bona gent", en una plataforma digital, nada más empezar con una sentida voz de mujer, es posible que vaya corriendo a su ordenador a ver si lo que suena es la publicidad de otro artista que se ha colado ahí como es habitual en estos medios. Pero no. Son ellos. Se trata de un sample de la canción "Alenar" de María del Mar Bonet de su disco homónimo de 1977. Tiene un aire mediterráneo un tanto místico, ella menciona tres puertas de su casa, una reservada para la buena gente y ahí es donde enlaza Guillem para preguntarse en qué consiste ser considerado buena persona y si debajo de esa fama de buenos que nos gusta tener no escondemos nuestro lado oscuro. Lo hace con un ritmo de baile a ritmo pausado, coqueteando en un fragmento con un rapeado y una guitarra a lo Chic y acabando por todo lo alto cantando a dúo con la María del Mar del sample.

Aunque la audacia parece difícil de superar, "Formigues" mantiene la apuesta. Se inicia con un recitado de un poema del mismísimo Jacinto Verdaguer, mítico poeta catalán del siglo XIX. La voz suena tratada, muy grave e introduciendo una melodía a lo James Blake en la segunda estrofa del poema, cuando un bajo casi de dub nos introduce de lleno en una historia surrealista e inquietante, con conclusiones distintas dependiendo de si te sitúas en el papel del protagonista o en el de las hormigas, como lo hizo Verdaguer. Por cierto, se nota que Manel son conscientes de la importancia de entender sus letras, en su web oficial se pueden leer íntegras en catalán y traducidas al castellano (las de los discos anteriores están incluso en inglés, francés, italiano y alemán). Un sample de "Vine a la festa", de Els Pets, da entrada a un ritmo entre el dub y el dancehall pero aplicado al pop, como lo han hecho en alguna ocasión grupos suecos como The Radio Dept. Se trata deAquí tens el meu braç", con un estribillo de gran melodía marca de la casa. Parece ser una continuación de la historia del personaje de la primera canción, que solo espera con ansia que entre la inercia en su vida.

Se aprecia en general una forma de cantar diferente de Guillem, jugando más con matices de su voz y aparte de utilizar algunos filtros aquí y allá, está un poco más integrada en la mezcla que en su obra anterior.Una muestra de los Manel pretéritos, comandada por la guitarra acústica de  "L’Adela i el marge", termina bruscamente cuando parecía que iba hacia arriba, retomando el ritmo y la estética de las anteriores canciones con "Els Entusiasmats", infectada de nuevo de dub y de pop, coqueteando con el autotune y contando una historia de cuadrillas de barrio, en la que un bando toma partido por vivir con locura y pasión, el enemigo veranea en primera línea de playa.

Pasando el ecuador, llega una de las nueva joyas, "Amb un ram de clamidies", una balada pop con un ramalazo a Franco Battiato o al italo disco del lento, a lo "Words" de F.R. David, pero con otra intención muy distinta, esbozos de una relación con esas simbólicas flores con nombre de enfermedad de transmisión sexual. El pellizco final de melancolía en estado puro se lo da el sample filtrado de "Ràdio Capvespre" de Maria Cinta, que ejerce casi de estribillo: "Tot el que em queda per dir des de Ràdio Capvespre és que avui tinc més fred que ahir: tanca la finestra".

La nueva aportación en forma de letra del guitarrista Roger Padilla, "Les restes", es otro relato surrealista, un medio tiempo, a medio camino entre el sonido de sus anteriores discos y el de éste. "Tubs de ventilació" se abre con un ritmo pop a lo "Catch My Disease" de Ben Lee para terminar con el aire festivo, verbenero que aparecerá también al final del disco.Antes, el discutido segundo single "Boy Band", un hit en toda regla cuyo estribillo imita el de alguna de esas bandas al estilo Back Street Boys, pero cuya estrofa sigue más la onda disco funk de los Talking Heads. Todo ello mientras reflexiona respecto a los altos y bajos de estar en una banda de éxito. La temática de las tribulaciones del artista ya no le dejarán hasta acabar el álbum. Primero bajo la mirada introspectiva a los momentos duros de la profesión en una versión de la balada "Stars" de Janis Ian, vía la que realizó Nina Simone, nombrando a las dos al final de la letra en todo un detalle. Y para terminar un epílogo que no encaja del todo con la producción del disco, "El vell music", la cara opuesta de mirar al asunto, de una manera llena de humor y filosofía. Qué mejor que contar para ello con el gran Jaume Sisa en persona al micrófono, presentado por el difunto Gato Pérez vía sample y acabar por todo lo alto con aire rumbero de baile de fiesta mayor con "na-na-nás" y aplausos del público incluidos.

En resumen, un disco audaz, que al igual que han hecho recientemente otros artistas como Kiko Veneno o Lambchop juega con la producción y las nuevas formas de crear música mientras mantiene su personalidad. Quizás pueda requerir de alguna escucha de más que los inmediatos primeros pasos de la banda, pero la recompensa final quizás sea mayor.