Mejores discos nacionales 2025


Por: El Giradiscos. 

Como cada año por estas fechas llegan las inevitables listas que tratan de englobar lo que para los distintos medios han sido los mejores discos editados a lo largo de todo este 2025. Desde El Giradiscos, fieles a la tradición que marcamos tiempo atrás, no hemos querido ser menos, por lo que durante las últimas semanas nuestros colaboradores han elaborado sus listas con los que para ellos han sido los trabajos más notables que han visto la luz durante los últimos doce meses, tanto en el ámbito nacional como en el internacional. 

Presentamos a continuación la correspondiente a los veinte mejores álbumes editados por artistas nacionales. Ni qué decir tiene que podrían haber sido muchos más los elegidos, pero finalmente consideramos que ésta era una cifra lo suficientemente representativa, y que se trata de una recopilación elaborada a través del criterio único y personal de nuestros colaboradores habituales, realizada a partir de la escucha de los cientos de discos que llegan a nuestras manos cada semana y a los que, a pesar de no haber sido incluido en ésta clasificación, siempre reconocemos, como demostramos a través del trabajo que realizamos en cada una de las críticas, crónicas y reseñas publicadas en nuestra web a lo largo del año. Estos son los que a nuestro juicio representan los veinte mejores álbumes editados en el ámbito estatal, esperamos que os gusten: 


1.- Ilegales: “Joven y arrogante” 

Nuestro número uno tenía que ser para Ilegales, no podía ser de otra forma. Hace apenas unos días la noticia del fallecimiento de Jorge Martínez nos golpeaba duramente. Sabíamos de su lucha contra un maldito cáncer, el cual obligó a la banda a parar la gira de presentación de “Joven y Arrogante”, pero pocos queríamos pensar en el final de su aventura. Tantas veces le vimos presentarse robusto y hercúleo sobre los escenarios que nos negábamos a pensar que un día pasaría a la eternidad como el mito que era. Su última bala de estudio mostraba otro trabajo fiel al espíritu de la banda, tanto en lo relativo a las letras como en las diversas sonoridades que muestran. Una mirada orgullosa y lúcida a su trayectoria, donde no descuidan la parte más reivindicativa ni el afán combativo, sin olvidar el espíritu hedonista-existencial que siempre ha formado parte del encanto de los asturianos. Ilegales cantaron a la vida y a la muerte en su discografía, jamás volvieron la cara al peligro y aceptaron las reglas del juego, conscientes de sus posibles consecuencias y sin temor a un trágico final que viene escrito de antemano. Mientras nosotros disfrutábamos de la calidad de sus directos, ellos legaron silenciosamente un manual de vivencias y enseñanzas, plagado por las peculiares historias que escribía bajo su sin par mirada Jorge. Todavía hoy las lágrimas nos empañan la mirada, sin embargo, no son capaces de hacernos olvidar el legado de Ilegales. La eterna nobleza punk de Jorge Martínez sacudió nuestras conciencias un día sin preaviso. Tras conocerle nada volvió a ser igual. Sabemos que ahora sin él, tampoco. Quedan sus canciones y sus declaraciones. Una fuerza indómita y una energía que no acabará por extinguirse. Último resorte de la nobleza asturiana y un personaje digno de otro tiempo. Jorge Martínez, siempre
serás un número uno.


 


2.- Quique González: “1973” 

El rockero madrileño no solo ha logrado “sobrevivir con lo que lleva dentro” a la grabación tan accidentada de este disco, “1973”, sino que gracias a su perseverancia lo ha conducido a los puestos más altos. Este disco es un homenaje a los músicos vocacionales que confían ciegamente en los compañeros de banda. La participación del ingeniero Mark Howard resultó fallida, y Edu Olmedo, Jacob Reguilón, Raúl Bernal, Javier Pedreira, y sobre todo, Toni Brunet, que además es el productor, decidieron salvar las formidables canciones de Quique, que asume y abraza a todos los “quiques” anteriores. Este disco es un compendio de sus cualidades. Las “canciones de manivela” y las canciones majestuosas se van relevando en un disco que no quieres que termine de sonar.


 


3.- Rosalía: “Lux” 

Cuando el ruido mediático desaparece, y uno escucha con recogimiento el largo disco de la catalana empiezan a brillar las canciones más insospechadas de la lista. “Mio Cristo Piange Diamanti” y “Memória”, en italiano y portugués respectivamente y “Magnolias”. Las canciones luminosas son aquellas que no sufren el peso añadido de la sobreproducción. Aquellas en las que la voz, divina, eso es indiscutible, de Rosalía suena con una pureza sobrenatural. Rosalía ha construido una torre de Babel musical que permanecerá en pie mucho tiempo. Las escasas canciones más grandilocuentes se hacen pequeñas con el paso de las escuchas y aquellas que no sufren un exceso de arreglos crecen hasta hacerse gigantescas.


 


4.- Grande Amore: “III” 

Vaya caramelito nos han puesto en la boca Grande Amore con su tercera referencia, “III”. Once trallazos tan acelerados como desesperados donde entre sonoridades que van del puro ruidismo a la electrónica, con parada obligatoria en el punk de vertiente más oscura, se funden en un profundo crisol poliédrico; todo ello argamasado por unas letras afiladas al extremo capaces de retumbar en la cabeza como gritos desesperados en la habitación más sórdida del manicomio en que hemos convertido nuestro mundo en el siglo XXI. Canciones abrasivas y golpes de realidad que retumban en tu cabeza para escaparse. Paso a paso, disco a disco, los gallegos están creando algo muy potente. No esperes a que te lo cuenten, descúbrelo por ti mismo. 


 


5.- Rufus T. Firefly: “Todas las cosas buenas” 

¿Es éste el disco más luminoso de la banda de Aranjuez? No es fácil responder a esta pregunta cuando hablamos de un grupo que ha sabido absorber mejor que nadie el espíritu psicodélico de los setenta, pero cierto es que con “Todas las cosas buenas” vuelven su mirada hacia el pop de los ochenta viniendo a nuestras mentes imágenes de Cure o los Smiths. Todo ello conecta con su afán de exploración y su pasión por seguir colmatando de grandes experiencias a sus oyentes, desde la más conciliadora y contenida “Canción de Paz” a la más experimental “Lumbre”, sin olvidarse de recalar en pasajes tan preclaros y adictivos como “El coro del amanecer”, “Camina a través del fuego” o el perfecto ejemplo de su concepción de single representado en “La Plaza”.


 


6.- Los Estanques y el Canijo de Jerez: “Lágrimas de Plomo Fundido” 

Bajo el lírico e impetuoso título de este disco se esconde la no menos heterodoxa mezcla entre Iñigo Bregel y los suyos y quien fuera integrantes de Los Delinqüentes . Ácratas musicales que, como no podía ser menos, sacuden y expanden las fronteras del rock andaluz con ingenio, ironía y no escasos de lengua afilada. De Las Grecas a Triana pasando por el rock progresivo o DMBK son solo algunas coordenadas por las que discurre este fascinante trabajo.


  


7.- Shego: “No lo volveré a hacer” 

Cuando el trío femenino publicó “No lo volveré hacer” a principios de año y escuchamos los aullidos de libertad que contenía, supimos en ese preciso instante que su impacto se prolongaría hasta el final del año, el momento de hacer recuento de lo mejor del curso. La culpa la tiene esta colección de confesiones de la vida íntima femenina, aunque expresadas a voz en grito. En sus canciones las chicas mean, gritan, follan, y tiran el café sobre aquellos que les prescriben lo que se supone que tienen que hacer y decir. Las armonías vocales que realizan en este disco junto a la fuerza rítmica de sus temas justifica que confiemos en ellas el futuro del punk.


 


8.- Vera Fauna: “Dime dónde estamos” 

Desde fuera da la sensación que Vera Fauna ha podido conseguir con “Dime Dónde Estamos” una nueva cumbre en su ya dilatada trayectoria; estamos ante un excepcional trabajo donde han puesto alma y corazón al servicio de unas canciones repletas de sentimiento y rabia bien entendida; lo mismo cantan contra los males del funesto capitalismo que abogan por el amor más romántico y puro, dando como resultado un conjunto de canciones que se clavan como mil puñales impregnados de dulce veneno, de aquel que invita a darle al play una y otra vez. Ojalá con éste trabajo consigan llegar a un espectro de público más amplio, algo que bien merece la propuesta de estos talentosos sevillanos. 


 


9.- LaMODA: “San Felices” 

Las canciones de La M.O.D.A. son cálidas como el calor de hogar y reconfortan tanto como el más sentido de los abrazos. Esta nueva colección nos muestra a los burgaleses mirando bien dentro, quizás a lo más profundo de su alma y corazón, sonando tan sencillos como sinceros, sin por ello renunciar a pequeños amagos de experimentación y evolución. Trece nuevas canciones con las superan con el holgura el notable, robándonos de paso una sonrisa llena de empatía y camaradería.


 


10.- Jodie Cash: “My Senses” 

Con su nuevo álbum, la catalana Jodie Cash ha marcado su giro hacia el country, combinando canciones propias con composiciones de su madre, en unas melodías inspiradas en el sonido Nashville. Para ello, la cantante se ha reinventado para desplegar una voz prodigiosa, apoyándose por su banda liderada por Toni Espelta. Temas como “Sunday Morning”, “Farru” o “Eternity” muestran esa nueva sensibilidad y conexión personal con la música de una artista que se ha consolidado, regalándonos uno de los mejores trabajos del año, imprescindible para los amantes del country y el rock clásico.


 


11.- Corcobado: “Solitud y Soledad” 

Javier Corcobado está de celebración, ya que no se cumplen cuarenta años haciendo música todo los días. Y no podía hacerlo de mejor forma. Disco doble y una gira que sus fieles esperaban como agua de mayo. Su nueva carta en la manga, “Solitud y Soledad”, contiene dos caras bien diferenciada con las que busca trazar una línea temporal que festeja el presente y rescata el pasado. Hay música tradicional junto a ruidismo, tradición y vanguardia. Textos afinados y viscerales, marca de la casa por otra parte. Corcobado demuestra una vez más su grandez, se viste de punk y crooner con un mismo traje que le sienta como anillo al dedo. Corcobado solo hay uno, está de vuelta y nos pertenece.


 


12.- Lorena Álvarez: “El poder sobre una misma” 

Puede que éste sea uno de los discos más sorprendentes de este año, y por muchas y variadas razones. La principal, según el contexto y lugar en el que fue concebido y desarrollado, la pátina de sinceridad y de pecho abierto que su autora ha conseguido darle a la casi totalidad de temas incluidos. Para ello, invoca el delicado y bello acervo popular que ejerce de vestimenta para múltiples mundos interiores salpicados de algún fantasma.


 


13.- Depresión Sonora “Los perros no entienden Internet (...y yo no entiendo de sentimientos)” 

La nueva referencia que ha facturado Depresión Sonora derrocha una extraña belleza repleta de espinas que en pocos segundos se convierten en un torbellino incontenible que arrastra desde la primera nota, golpeando con su certera mezcla de crudeza y crepuscular armonía, solo apta para todos aquellos que nos sentimos como perros abandonados ante la insensibilidad de la gran ciudad. Doce canciones incontestables que suenan a himnos de extrarradio y callejones sin salida, asfixiantes y dulces en esta declaración de males comunes convertidas en post-punk oscuro.


 


14.- Carlos Ares: “La boca del lobo” 

Atrayente, inquietante y genuino. Así es “La Boca del Lobo”, la consagración de un artista y productor de gran personalidad como el gallego Carlos Ares. Estas canciones no conocen límites y nos invitan a integrarnos en un paraje que se encuentra entre la tradición y la modernidad transgresora. Donde nada suena impostado y todo obedece a un plan: el de entender el origen como la raíz que nos permite transitar desde el riff campestre de su canción titular al neo folk provocador de “Importante”, sin olvidarnos de pasar por esa concepción acústica del rock reflejada en “Páramo” o “Un beso de sol”, donde respiramos los aromas de ese paisaje que tan bien logra transmitirnos Ares. Un disco atrevido e innovador de un artista que ha sabido salir airoso de la norma.


 


15.- Bunbury: “Cuentas pendientes” 

El aragonés errante firmó en la primavera pasada uno de sus discos más puros y honestos. Enraizado en la tradición latinoamericana y cercano a la esencia del cantor, Bunbury se nutre de los géneros de raíz para regalarnos un disco que es a la vez un ejercicio confesional y maduro con el que además tomó la decisión de devolverle la vida al Huracán Ambulante y ofrecernos una gira que combinó nostalgia y novedad sin dejar de explorar y poner el foco en el futuro. Desde “Para llegar hasta aquí” a “Las chingadas ganas de llorar” o “Serpiente”, el álbum se mueve con gran soltura en los códigos de la tradición latina como el gran explorador incansable que siempre ha sido este artista.


 


16.- Repion: “201” 

Pulso, garra y armonía. Las coordenadas en las que se mueve el dúo cántabro que se consolida con este “201”. Un disco tan urgente como atrevido, pegado a nuestra realidad y cercano a las inquietudes de un público sumido en la vorágine del tiempo presente que, sin duda, se verá interpelado por textos como los de “Otro día será” o “Cerrar los ojos” y que encontrará esa vía de escape tan necesaria en la contundencia de “X” o la delicadeza de “Atocha”. “201” es un viaje, pero también funciona como remanso, como ese que tomamos al coger la salida de la autovía que nos lleva hasta casa.


 


17.- Medalla: “Música máquina” 

La cada vez más presente influencia del metal, lo que se traslada a que a referencias como Lagartija Nick o My Bloody Valentine se unan las de Sunn O))), en la guía musical de esta banda, se ha manifestado en paralelo a un incremento del enfurecimiento de su propuesta. Guitarras diseñadas bajo una fiera distorsión o cuerdas vocales rugientes son parte de un disco que en tiempos de silencio cómplices, su crudeza no deja de ser un reclamo de acción urgente.


 


18.- La Plata: “Interzona” 

La tantas veces en el pasado denostada alianza entre guitarras y sintetizadores, en el caso de esta banda es una convivencia lógica, natural y de un magnífico resultado. Elementos que les hacen herederos de Beach House, Joy División pero también del techno más irredento. Constantes llamadas a ser desplegadas sobre una pista de baile en la que danza un solo individuo, en sombra, meditativo.


 


19.- Soleá Morente: “Sirio B” 

No estamos solo ante la representante de una estirpe ilustre, sino, sobre todo, ante una creadora extraordinaria, capaz de aunar la raíz tradicional flamenca con sonidos anglosajones. Una fusión, en el mejor sentido de la palabra, codirigida en su nuevo trabajo por Guille Milkyway (La Casa Azul), lo que todavía revierte en un catálogo de rico colorido. Tan cerca de la rumba clásica, de la escena del Caño Roto como del contenido melódico de CRAG o de texturas contemporáneas, el resultado es un precioso trabajo que vibra entre el cante jondo y el exquisito pop.


 


20.- Pablo Und Destruktion: “Te quiere todo el mundo” 

Pablo Und Destruktion es mucho más que un cantautor electrificado de largo recorrido. No dudaremos en afirmar que actualmente pasa por ser el mejor de nuestros francotiradores, apuntando sin temor con su fusil de seis cuerdas a una sociedad plagada de postureo y peligrosa corrección política, donde su mensaje se torna más necesario que nunca para encontrar las esperanza. Frente a los lobos con piel de cordero, el asturiano vuelve a hablar claro de otros futuros posibles, apostando por viejos valores que ayuden a hacer del mundo un lugar más habitable y amable. Utópico, visceral y repleto de fe, desde lo más profundo de la “tierrina” difunde su palabra el último asceta de nuestro rock, el heredero al trono del Principado por terribles circunstancias del trono astur, dejado vacante recientemente por su amigo Jorge Martínez. ¡El rey ha muerto, viva el nuevo rey!


Eduardo Izquierdo: “From Elvis in Memphis, la última gran evasión de Elvis”


Por: Javier González. 

De fantástica debemos calificar la obra que semanas atrás nos hacían llegar los compañeros de la editorial Efe Eme. En este caso se trata de “From Elvis in Memphis, la última gran evasión de Elvis”, un retrato milimétrico que recoge todo lo relativo al mítico disco con el que el único rey al que reconocemos en esta casa reclamó su trono, legando para uno de los mejores álbumes no solo de su trayectoria sino de la historia de la música, suponiendo muy probablemente el culmen de la carrera de este mito inmortal. 

Sinceramente, poco se puede añadir a la reseña del libro que no quede reflejado en las maravillosas páginas firmadas por Eduardo Izquierdo, erudito acerca de la figura y obra de Elvis que se luce magistralmente a la hora de elaborarlo, pues aquí repasa con sumo acierto desde la génesis del proyecto, mostrando con meticulosidad dónde se encontraba la carrera del artista de Tupelo en aquel preciso instante, filmando películas sin apenas valor artístico y en un descenso de popularidad evidente, fruto de la tiranía comercial impuesta por el siempre despreciable Coronel Parker, hasta los diversos acontecimientos que posibilitaron la gestación del mismo, con un Elvis tomando la iniciativa de ciertas decisiones, así como la aparición de nombres clave en el resultado final del mismo, tal es el caso de Chips Moman, cuya sabía dirección guiaron elevaron la calidad del álbum a unas cotas que sin su presencia quizás no hubiera alcanzado. 

Pero más allá de la colección de nombres y datos, afinados al máximo, que a buen seguro harán las delicias de los fans del rey, personalmente destacaría la capacidad que ha tenido Eduardo Izquierdo para pergeñar un libro que por momentos posee la capacidad de hacernos sentir testigos directos de un instante único. Es inevitable sentir cómo te embarga la emoción cuando se abordan ciertos pasajes con todo lujo de detalles; por ejemplo el intenso relato de las las primeras sesiones de grabación, donde la sombra de la duda acechaba y un Elvis griposo sacó los mejor de su repertorio para mostrar su calidad como intérprete, presentándose también ante los músicos de sesión como alguien cercano y para nada altivo, demostrando la grandeza de su talento y talante, así como una innegable capacidad de trabajo puesto que dichas tandas duraban horas y horas, dando un golpe en la mesa para demostrar que no solo era un inmenso cantante, sino también un currela del rock y un tipo que encarnaba la cercanía en el trato como virtud, descubriéndose en digno representante de los valores del sur americano tan denostados en tantas ocasiones, al cual representaba a las mil maravillas en su trato.

No podía faltar tampoco un sesudo desarrollo de la grabación e historia de las canciones que finalmente dieron forma a tan enorme obra, ni mucho menos la colección de curiosos descartes que quedaron fuera de la edición original de “From Elvis in Memphis”, destacando los flagrantes casos de “Suspicious Minds” y “Kentucky rain”, temas que sí han visto la luz en reediciones posteriores del mismo, una cuestión que todavía hoy resulta poco entendible, pero que habla de la categoría del álbum, capaz de mantenerse por sí mismo, pese a la ausencia de los citados hits que por sí mismos ya hubieran elevado cualquier disco a la categoría de trabajo maestro.

“From Elvis in Memphis. La última gran evasión de Elvis” es un libro que emociona de principio a fin. No solo es el reflejo sobre la gestación de un disco mítico, también es la constatación de la resurrección artística del mito. Tras un sinfín de traspiés y bastantes años vagando errático bajo la sombra del maldito Coronel Parker, Elvis demuestra al mundo que su talento y voz tan solo habían permanecían ocultos, secuestrados y subordinados ante la insaciable maquinaria capitalista de su representante. Elvis destapaba el tarro de las esencias para dejar claro que su aura, pose y gestualidad seguían vigentes. Resucitó cual ave fénix de sus cenizas, para hacer suyo aquel lema que dice: solo los fuertes sobreviven. En su caso el premio trascendió a la vida. La eternidad es un Olimpo donde solo habitan los más grandes. Y Elvis sigue siendo hoy día el único y genuino Rey.

Mejores discos internacionales 2025


Por: El Giradiscos.

Como cada año por estas fechas llegan las inevitables listas que tratan de englobar lo que para los distintos medios han sido los mejores discos editados a lo largo de todo este 2025. Desde El Giradiscos, fieles a la tradición que marcamos tiempo atrás, no hemos querido ser menos, por lo que durante las últimas semanas nuestros colaboradores han elaborado sus listas con los que para ellos han sido los trabajos más notables que han visto la luz durante los últimos doce meses, tanto en el ámbito nacional como en el internacional. 


Presentamos a continuación la correspondiente a los veinte mejores álbumes editados por artistas internacionales. Ni qué decir tiene que podrían haber sido muchos más los elegidos, pero finalmente consideramos que ésta era una cifra lo suficientemente representativa, y que se trata de una recopilación elaborada a través del criterio único y personal de nuestros colaboradores habituales, realizada a partir de la escucha de los cientos de discos que llegan a nuestras manos cada semana y a los que, a pesar de no haber sido incluido en ésta clasificación, siempre reconocemos, como demostramos a través del trabajo que realizamos en cada una de las críticas, crónicas y reseñas publicadas en nuestra web a lo largo del año. Estos son los que a nuestro juicio representan los veinte mejores álbumes editados en el ámbito internacional, esperamos que os gusten: 


1.- Suede: “Antidepressants” 

Madre mía, menudo discazo se han sacado Suede, y eso que la última referencia, "Autofiction", ya era potente. Posiblemente este nuevo sea su mejor disco desde su época dorada de los 90 con sus tres primeros trabajos. Con este "Antidepressants" han demostrado tener inspiración, espontaneidad, energía y fuerza, logrando un disco genuino, nada repetitivo ni previsible, que se adentra en el post-rock a través de guitarras afiladas, una sección rítmica poderosa y la voz vibrante de Brett Anderson. Letales. 


 


2.- Van Morrison: “Remembering Now" 

Podíamos esperar un disco nuevo del León de Belfast para este 2025; de hecho, nos tiene mal acostumbrados a sacar prácticamente un disco por año. Pero, ¿podíamos esperar que el nuevo trabajo fuera tan bueno? Inspirado especialmente, el disco nos trae el mejor soul celta del irlandés, con una sección de vientos impecable, ritmos hipnóticos y pasión en cada nota. Parece increíble que a sus 80 años (los cumplió en agosto) el autor de "Moondance" no solo siga de gira, sino que todavía tenga energía y capacidad para regalarnos momentos musicales tan memorables. No os lo perdáis. 


 


3.- Pulp: “More” 

El nuevo disco de Pulp marca su regreso discográfico tras 25 años. Dedicado a su fallecido bajista Steve Mackey y producido por James Ford, "More" mantiene la esencia de la banda con unas canciones maduras que combinan dramatismo vocal, electrónica y experimentación. Temas como “Spike Island” y “Tina” destacan por su melodía y lirismo, mientras otras piezas reflejan humor, groove y melancolía. Aunque no contiene grandes éxitos pop, es un trabajo arriesgado que evita lo fácil y respeta la identidad de la banda, y sobre todo, sabe conectar su legado con el presente musical contemporáneo. 


 


4.- Mavis Staples: “Sad and Beautiful World” 

Mavis Staples, leyenda viva del soul y activista por los derechos civiles, sigue publicando discos a sus 86 años. Para su nuevo álbum apuesta por el soul clásico y unas versiones que lleva a su estilo. Temas como “Chicago”, “Beautiful Strangers” y la canción que da título al disco muestran su voz potente y emotiva, transmitiendo mensajes de lucha, resiliencia y esperanza. El álbum cuenta con colaboraciones de lujo, incluyendo Bonnie Raitt, Jeff Tweedy, Buddy Guy y Justin Vernon. De nuevo, la pequeña de los Staples Singers demuestra su capacidad para emocionar a la vez que logra reflejar la belleza y complejidad del mundo actual. 


 


5.- Big Thief: “Double Infinity” 

Una cuarta parte de Big Thief, es decir, el bajista Max Oleartchik se ha separado del proyecto neoyorquino, cuando mejor estaba, disfrutando del éxito de "Dragon New Warm Mountain I Believe In You" (2022), y sin embargo, el siguiente disco, “Double Infinity”, no lo ha encajado mal. De hecho es más vigoroso que el anterior, grabado en el estudio con todos los instrumentos y los músicos del trío, y unos cuantos invitados de postín, simultáneamente, lo que determina el carácter de las canciones, como siempre defendidas por la voz tan particular de Adrianne Lenker. “Los Angeles”, “How could I have known”, “Grandmother”,"All Night All Day" tienen alas, y son capaces de hacer lo que parecía imposible, sustentar a Big Thief en lo más alto. . 



 


6.- Geese: “Getting Killed” 

Puede ser que esta banda neoyorquina no es que invente aquí el fuego, pero desde luego sí que aviva la llama de algo conocido como rock and roll que andaba tiempo dormido y falto de estímulos. Ellos le insuflan imaginación y una desinhibición total a la hora de huir de los límites y encorsetamientos habitualmente asociados al género. Tan cerca de Captain Beefheart como de Talking Heads, su universo sonoro es un llamamiento al ímpetu y a la visceralidad como forma de vida musical.


 


7.- Lambrini Girls: “Who Let the Dogs Out” 

Cuidado, un huracán repleto de violencia sonora se acerca desde Brighton. Viene apretando fuerte, desatado y responde al nombre de Lambrini Girls. Un dúo de auténticas riot girls, guerreras y descaradas, capitaneado por la rabia y el buen tino punk de Phoebe Lunny, voz y guitarra, y el saber hacer de Lilly Macieira, bajo, complementadas a la batería por la enigmática presencia de la activista “Bansky”. Su debut, “Who let the Dogs out”, es un auténtico manual de punk descarnado y directo, casi tanto como sus presentaciones en vivo, convertidas ya en auténticos pogos tan reivindicativos como disfrutables. Un primer paso decidido que augura un futuro más que esperanzador para el rock femenino de guitarras venido desde la Pérfida Albión. 


 


8.- Wednesday: “Bleeds” 

La banda de Asheville, presenta su sexto álbum marcado por rupturas personales y un sonido más maduro. El disco combina rock alternativo noventero con toques de country rock, con canciones sinceras y melodías trabajadas. Temas como “Reality TV Argument Bleeds” y “The Way Love Goes” reflejan el deseo y el dolor de las experiencias vitales de los miembros. Con composiciones inspiradas y arreglos cuidados, el disco consolida a Wednesday como una de las grandes referencias del indie norteamericano actual. 


 


9.- Valerie June: “Owls, Omens, and Oracles” 

Dotada de una voz con la reivindica las de leyendas añejas como Bessie Smith, Memphis Minnie o Ma Rainey, su propuesta sin embargo nada tiene de revivalista y sí mucho de rastrear en una variedad de géneros que le han servido para obtener diversos registros de unas fuentes que siempre han estado ahí: el soul, el gospel, el blues más añejo, el jazz o el pop y rock primigenios son constantes. Alimentos manejados con personalidad para rubricar otro sensacional trabajo. 


 

10.- The Murder Capital: “Blindness”

Si la madurez personal es el recorrido que se hace hacia el propio conocimiento de la identidad, de igual manera funciona en el ámbito creativo. Por eso, este disco significa dejar de señalar a esta banda como una más de la nueva hornada post-punk para nombrarla por sus rasgos identificativos. Recolectores de todo el acervo eléctrico que circunda su música, desde el grunge al noise, su estruendo no distorsiona una vena emocionante que despunta en un trabajo envolvente y feroz. 


 


11.- Jeff Tweedy: "Twilight Override” 

Pocas presentaciones necesita el compositor principal de Wilco, y precisamente por esa notoriedad alcanzada, más elogiable resulta el riesgo asumido construyendo un triple disco como éste. Con la absoluta y lógica variedad que conlleva un número tan elevado de temas, Tweedy consigue, entre composiciones más orientadas a la introspección u otras de flexible estructura, implantar un tono melancólico donde, en compañía de esos personajes marca de la casa, la avalancha de minutos funcionan como un río -de prolijo cauce- vital.


 


12.- Manic Street Preachers: “Critical Thinking” 

Son quince discos ya los que atesoran los galeses con este “Critical Thinking”, pero si lo destacamos entre la cosecha de lo mejor del año es porque logra seguir convenciendo a pesar de repetir sus consolidadas fórmulas a medias entre el punk y los himnos pop como ese “Decline & Fall”, que muestra toda la energía vitalista del trío. No se olvidan tampoco de exigir un punto más al oyente con “Hiding in plain sight”, con Nicky Wire a las voces, la más emotiva “My brave Friend”, o la que da título al disco, que se mueve cerca del rock industrial. Un disco que reafirma su legado y demuestra que siempre nos quedará espacio para atender a sus certeras y afiladas guitarras junto a su contundente rítmica y su lírica imbatible. 


 


13.- The Divine Comedy: "Rainy Sunday Afternoon" 

Las más de tres décadas en activo de Neil Hannon, alma máter de esta banda, le avalan como un perfil identificativo en esa familia de compositores pop sabedores de que el manejo de la instrumentación, en su justa medida, puede ser un perfecto compañero de viaje. Características alojados con sabiduría y dulce profundidad en un listado de canciones que marcan su particular itinerario donde el amor hace de línea vertebral de un paisaje humanista y reflexivo. 


 


14.- Dom Mariani: “Apple of Life” 

Factótum de bandas australianas tan significativas como The Stems o DM3, su vínculo con el power pop de alta escuela parece no tener fin, sobre todo si tomamos como referencia el contenido en éste, su más reciente, trabajo. Artífice de grandes melodías inyectadas de electricidad, sus actuales composiciones escogen un camino especialmente armónico y delicado, usando sus juegos vocales o guitarras de doce cuerdas para reclamar una romántica puesta de sol perenne. 


 


15.- Robert Forster: “Strawberries” 

Miembro mítico de The Go-Betweens y en solitario convertido en un excelso, en forma y fondo, narrador de historias, su nuevo repertorio juega al despiste presentando como frugal y recatado lo que es un majestuoso ejercicio de orfebrería pop. Heredando los trazos clásicos de grandes firmantes de canciones, llámense Ray Davies, The Byrds, Lovin' Spoonful o incluso Lou Reed, el talentoso esqueleto sonoro de este disco es parte de una magia que también sublima lo cotidiano hasta transformarlo en universal y trascendente. 


 


16.- Myron Elkins: “Nostalgia for Sale” 

La nostalgia como idioma emocional siempre ha estado presente en la música popular. Suspiros y anhelos atemporales reconvertidos por Myron Elkins en vehículo para un esquisito soul, a veces expuesto bajo su naturaleza más clásica y otras en sintonía con el rock sureño, con el que firmar un disco absolutamente sublime. Un itinerario sonoro de primer orden que escenifica una disputa vital donde la imponente voz de su compositor se presenta como mascarón de popa de un repertorio que dialoga con postales existenciales en penumbra. 

 Reseña completa: https://www.elgiradiscos.com/2025/07/myron-elkins-nostalgia-for-sale.html

 


17.- Larkin Poe: "Bloom" 

Las hermanas Lovell repiten éxito con una fórmula, la de conjugar en un mismo espacio creativo las rudas guitarras eléctricas y la tradición campestre, que lejos de estancarse descubre nuevos horizontes. En esta ocasión eso se traduce en que sus nuevas composiciones, constituidas entorno a esa alianza entre blues y hard-rock, salen al encuentro de acentos gospel, soul o se encomiendan a la tersa emoción sureña. Una exquisita y compensada aleación entre el vigor y la sensibilidad.



18.- Bon Iver: "SABLE, fABLE"

Las múltiples identidades de Justin Vernon quedan perfectamente ilustrado en un álbum que adopta dos facetas diferenciadas, pero complementarias, de su compositor. Si una primera parte se resguarda en el intimismo y el poder melódico del recogimiento, en una segunda su creatividad instrumental se expande para sonar luminosa alrededor de atmósferas ambientales y sintetizadores. Una fábula musical pero también humana sobre las diversas identidades que alojan nuestro ser. 



19.- Counting Crows: “Butter Miracle, 

Adam Duritz y sus compañeros de Berkeley han firmado un nuevo trabajo fresco y cuidado tras diez años sin publicar un LP. Aunque este “Butter Miracle” incluye en su cara B la suite con aroma a los setenta que publicaran hace unos años como EP, aporta cinco nuevas composiciones donde cabe desde el power pop más espontáneo de “Boxcars”, a la balada épica “Virginia through the Rain” o la más comercial “Spaceman in Tulsa”. Aunque no aportan excesiva novedad, consiguen arrebatarnos una sincera sonrisa de complicidad una vez más ante unas perfectas composiciones pop-rock tan reconocibles como necesarias e infalibles. 



20.- Kingfishr: “Halcyon” 

Un golpe rotundo al corazón de los amantes del folk que se viste de pop con el mejor de los resultados. Hacía tiempo que ningún grupo debutante entregaba un disco tan logrado. Todas las canciones de este “Halcyon” están cargadas de una perfecta conjunción de emotividad y contundencia. Los irlandeses Kingfishr han sido uno de los grandes descubrimientos de este año y, sin duda, este disco está cargado de gratas sorpresas (atentos a himnos instantáneos como “Caroline” o “I cried, I wept”) que van mucho más allá de las formas tradicionales de “Killeagh” o de la explosividad de “Gloria”.