Madrid, 2 de noviembre de 2011, Sala Caracol.
Llovía insistentemente sobre Madrid en la tarde-noche de ayer miércoles, lo que no fue impedimento para que un importante número de gente se arremolinara a la intemperie en los alrededores de la Sala Caracol y eso que, como decimos, las condiciones climatológicas no eran las más adecuadas, pero es que nadie quería perderse lo que iba a ocurrir minutos más tarde en el recinto de la calle Bernardino Obregón.
El motivo de tal acumulación no era otro que el intentar acceder a la mítica sala madrileña, con el objetivo de ser uno de los pocos privilegiados que observara in situ el “ensayo con público” que tendría a bien regalarnos Loquillo, con el permiso de la cadena de radio Rock and Gol, organizadora del evento, a modo de anticipo de lo que será su próxima gira de teatros, “A Solas”, en las que presentará las canciones que conforman el que hasta la fecha es su último disco de estudio, “Su Nombre era el de Todas las Mujeres”.
Mucho nos tememos que finalmente un número considerable de personas no pudieron acceder al interior de la sala, puesto que en los corrillos que se formaban se oían quejas por el excesivo reparto de invitaciones, tantas que a priori superaban el aforo permitido, cuestión que no queríamos dejar de señalar en nuestro artículo, por considerarlo una falta de tacto y de respeto con las personas que se tuvieron que desplazar tanto a por la invitación, en primera instancia, como posteriormente hasta la sala para no poder presenciar el espectáculo.
Para entonces, concretamente minutos después de las nueve y media, sobre el escenario hacían acto de aparición desde un lateral Loquillo secundado a la perfección por Luis Alberto de Cuenca y Gabriel Sopeña, sin duda alguna los tres principales impulsores de éste álbum dedicado netamente a la poesía.
No dudaron en sentarse, ni en tomar la palabra por espacio de quince minutos, para explicar la génesis de éste curioso proyecto, que supone el tercer disco dedicado a poetas que edita el catalán y el primero centrado exclusivamente en la figura de un único autor, el ya citado Luis Alberto de Cuenca.
Una vez finalizada la alocución llegó el momento de la tensa espera, unos últimos ajustes tuvieron la culpa, para un público en cuyas caras se dibujaba una gran expectación por ver la otra faceta, quizás la menos explorada, del Loco, aquella que reduce intensidad de su discurso en beneficio de una mayor carga de emotividad.
Sobre las diez de la noche José María Sanz junto con su remozada banda, en la que sigue contando con los servicios del jefe de intendencia Jaime Stinus, a la guitarra, del batería francés Laurent Castagnet y de Santi Comet a los teclados, a la que ha incorporada la efectiva guitarra de Josu García, el sentimiento al violín de Julia de Castro, y la precisión de Alfonso Alcalá al bajo y contrabajo, subían a las tablas para casi no abandonarlas hasta el final de la velada.
Se acercó el del Clot al micro y confesó algo así como “Todo esto comenzó en Balmoral”, para que a renglón seguido comenzara a sonar la canción que le compuso Sabino Méndez hace unos años y que servía como apertura del disco de título homónimo.
Tras ella llegó el turno de que nos presentara dos novedades como “Nuestra Vecina” y “La Noche Blanca”, lo cierto es que ambas quedaron en cierta medida deslucidas, en parte por la falta de rodaje y también porque la ecualización no parecía ser la adecuada, demasiada presencia para una voz que aún buscaba acomodarse al tono de las canciones. Suerte que la cosa repuntó sobremanera a partir de aquí.
Y lo hizo en gran medida gracias a una más que acertada interpretación de “Cuando Pienso en los Viejos Amigos”, otro texto de Luis Alberto de Cuenca que en esta ocasión se incluyó en el disco “Con Elegancia”, y que sonó rotunda y muy folk, dejando de lado los arreglos sesenteros que caracterizan al original, en la que cobró especial importancia el violín de Julia de Castro, como también lo hizo en “La Belle Dame Sans Merçi”, inspirada en un poema de John Keats, y en la que la sombra de The Waterboys planeó por toda la sala.
Uno de los momentos álgidos de la noche llegó en el instante en que Loquillo llamó al escenario al “Catedrático de la Universidad de Zaragoza”, Gabriel Sopeña. Fue a solas con él con quien interpretó, ante el silencio sepulcral de todo el público, la maravillosa “No Volveré a ser Joven”, construida en base a un texto del poeta barcelonés Jaime Gil de Biedma, y “Me and Bobby McGee”, un tema de Kris Kristofferson y que fue popularizado por Janis Joplin.
Tras ello la banda compareció de nuevo sobre el escenario para dar paso a la parte más enérgica de todo el repertorio. De esta manera interpretaron canciones que parte del respetable no esperábamos y alguna otra que debía caer obligatoriamente.
Tal fue el caso de la inclusión en el set-list de cortes como “La Vida que Yo Veo”, un poema de Bernardo Atxaga que casa a la perfección con la personalidad de Loquillo, como también lo hace el casticismo de “Caray”, de su buen amigo Jaime Urrutia, la sana irreverencia de “La Mala Reputación”, de George Brassens en traducción del siempre respetable Paco Ibáñez, la sutil belleza bélica de “Antes de la Lluvia”, o la incorrección más absoluta patente en el single de adelanto de este disco “Political Incorrectness”, la cual introdujo con la desafiante frase de “En los tiempos que corren conviene ser Políticamente Incorrecto”, con la que logró robar una ovación a los allí presentes.
Mención aparte merecen los homenajes que tributó a las figuras de Johnny Cash de quien dijo que “Era un poeta”, para interpretar a continuación su famosa adaptación de “El Hombre de Negro”, y de Jacques Brel del que se sirvió para interpretar un poema inédito que dio título a su disco del año 1998, “Con Elegancia”.
La actuación finalizó con la última mención de honor para otro de los hombres que ha hecho posible este nuevo trabajo por parte de Loquillo. Estamos hablando de su guitarrista, productor y amigo, Jaime Stinus, cuya voz arropó a la de José María en la decadente “Vintage”, perteneciente a su disco inmediatamente anterior, “Balmoral”.
De esta manera dieron por concluida una noche especial y distinta en la que adelantaron, para disfrute de unos pocos, parte de lo que se podrá ver en la gira de presentación de las canciones que conforman “Su Nombre era el de Todas las Mujeres”. Ayer en una actuación de poco más de una hora nos dejaron con ganas de mucho más, y conociendo a Loquillo estamos seguros de que se ha guardado algún as en la manga que hará aún más atractiva su nueva propuesta, si es que eso es posible.
Texto: Javier González y Estefanía Romero Quiñones.
Foto: Iván González.
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