Para todos aquellos quienes apreciamos la obra y la personalidad del australiano Dan Brodie es una satisfacción comprobar con que fuerza ha superado un potente cáncer que no ha podido acabar con él. Ha sido casi un año de lucha física y psíquica en la que ahora comprobamos que sólo ha habido un vencedor. Ese ha sido Dan y aquí tienes la prueba sonora de ello. ¡Enhorabuena invencible! Además prometió que regresaría a tocar entre nosotros cuando superara la batalla y esperemos que con la ayuda de algún promotor pueda cumplirla. Puedes contactar con él y conseguir sus discos en danbrodie.bandcamp.com y en www.danbrodie.com.au.
El bueno de Dan comenzó en el 98 en Melbourne y ha tocado junto a cracks de su país como Spencer P. Jones (Beasts Of Bourbon), Ian Rilen, de Rose Tattoo o Tim Rogers de los algo más poperos You Am I. Le conocimos aquí girando con la presentación de su recio trabajo con The Grieving Widows, My Friend the Wanderer (Fat Swine Records). Con él ya se habló, con lógica, de Nick Cave, Kill Devil Hills, The Gun Club o James Chance. Lo más reciente que había hecho es Deep Deep Love casi totalmente en solitario y con esas canciones acumuladas con amor a lo largo del tiempo y que, por ser más íntimas, personales u otras razones, había acumulado de cara a un posible trabajo de estas características. El Neil Young de Harvest o su paisano Paul Kelly, en sus momentos más recogidos, eran referencias que surgían al oír esta relajada maravilla.
Ahora vuelve al seno de la banda y trae ganas de rockear, pero también se marca alguna joya íntima. Es decir, que se ha paseado por todos los recovecos de su trayectoria para decir que sigue vivo y con ganas de volver a comerse los escenarios. Comienzan con garra rockera y versionando un tema del Rose Tattoo, Ian Rilen. Booze to Blame tiene un gran riff de guitarra, su piano lleno de r’n’r y un saxo con ganas de batalla a lo James Chance. Su lado más íntimo lo saca en No Warning con cálida introspección y su sublime órgano y ciertos aromas épicos. Run Yourself Ragged es una brutalidad blues high-energy australiana con guitarras abrasivas al estilo de los Beasts Of Bourbon. Ese sentimiento, lógicamente, está incrementado al estar presente la inconfundible guitarra de Spencer P. Jones de las Bestias. Más de 7 minutos de cortar la respiración. Para el final se acuerda de los buenos viejos tiempos en la optimista y positiva Let’s Get Fucked Up (And Dance). Suena con velocidad y urgencia punk como el Jim Carroll de All the People Who Died.
Buena presentación en digipack y gran masterización de David Briggs. No queremos dejar pasar esta oportunidad sin recomendarte que te detengas con atención en unas letras que hablan sin tapujos de la experiencia tan dolorosa que ha tenido que atravesar. ¡Historias vivas que hablan de la vida y de la lucha de un gran músico y mejor tipo!
Txema Mañeru