Por: Txema Mañeru
El Loco más que un ligero "Viento del Este" siempre ha sido un auténtico huracán. Nunca se ha cortado a la hora de opinar sobre los temas más candentes ni al cantar lo que le ha dado la gana, cuando le ha dado la gana y como le ha dado la gana. Así el año pasado asombró a propios y a extraños al regresar a sus raíces más rockabilly. Lo hizo con un fantástico "Código de Honor" (DRO / Warner) firmado como Loquillo & Nu Niles, uniéndose así a una de las bandas más potentes de dicha escena en toda nuestra historia musical. Consiguió con él llegar al Nº 1 en las listas de ventas, y de manera muy merecida ya que las críticas fueron unánimemente positivas. A las habituales guitarras de Igor Paskual y Josu García, se sumó la de uno de los mejores con dicho instrumento en este país, Mario Cobo, en sustitución del más veterano Jaime Stinus. Pues bien, Cobo sigue ahí y brilla especialmente con su flamante pedal steel guitar y con la poderosa guitarra barítono. Además se encarga de la producción junto a Josu, los que también colaboran, cómo no, en las composiciones. Allí se unen a clásicos en estas lides como Sabino Méndez, Gabriel Sopeña o el líder de Los Rebeldes, Carlos Segarra. Igualmente participan los habituales Igor Paskual, el escritor Carlos Zanón y hasta su amigo Leiva.
Así que en su sello hablan de este "Viento Del Este" (DRO / Warner) como de su gran obra maestra en esta década, comparándolo con hitos de décadas pretéritas como "El Ritmo del Garage", "La Vida por Delante" o el genial "Balmoral", con el que nos asombró en el pasado decenio. El disco ha sido pensado para el formato vinilo, con su estructuración en dos caras y una docena de estupendas canciones. Canciones sobre las que han trabajado en los últimos tres años con la idea de hacer algo muy grande. Partieron de un total de 22 temas y las fueron sometiendo a una gran presión, también con la intención de abarcar a todos los Loquillos posibles. Es un disco maduro, valiente y ecléctico que merece la pena escuchar con mucho detenimiento.
El origen del trabajo surgió un poco por casualidad y nació de una fotografía que Thomas Canet hizo a El Loco en su barrio natal de El Clot hace unos cuantos años. La presentación, una vez más, es excelente, tanto en el flamante vinilo como en el compacto de triple digipack en amplio formato y con magnífico libreto de 20 páginas, con todas las letras y montones de fotografías. Además de una cita marca de la casa muy a tener en cuenta: “No habrá paz ni justicia si no hay placer”.
Peculiaridades hay muchas, por ejemplo la importante presencia en varios temas del piano de Jorge Rebenaque. También César Pop acaricia las teclas blancas y negras en el épico "En el final de los días" con su formidable estribillo y magníficas guitarras. El tema está compuesto junto a Leiva que aporta su voz y su guitarra. No menos sorprendente, pero ampliamente estimulante, es el homenaje a Los Negativos. Estos íconos del rock psicodélico todavía vivitos y coleando han permitido que participara también el propio Roberto Grima en su iniciático "Viaje al norte", con el que abren la cara B con amebas y paramecios y dedicada a Alfredo Calonge.
Otra buena idea ha sido grabar, con el estilo de Loquillo, un clásico del rock europeo compuesto por Pierre Billon y Jacques Revaux que se titula aquí "Me olvidé de vivir", algo que precisamente El Loco nunca ha hecho. En ella además, y tras su tono Nilsson, es acompañado cálidamente por la Orquesta Sinfónica de Bratislava. Entre los acompañantes a los coros está su propio hijo, Cayo, en el tema "Viento del este". Un tema con aires fronterizos, magnífico acordeón y espléndida pedal steel de Mario Cobo. El primer single también tiene eso eco fronterizo al estilo de Willy DeVille y Los Lobos y se titula "Salud y Rock and roll". Es tremendamente pegadizo y brillan la trompeta y el acordeón. El rockabilly y los coros doo woop destacan en "A tono bravo", en la que contribuye Segarra en la composición. Y se nota. "Rusty" es potente rock’n’roll con gran letra de Zanón e impetuosos vientos. Borda un nuevo himno épico, con estribillo contundente y letra muy Loquillo, en "El mundo que conocimos", con el que cierra la cara A. Las guitarras y el violín destacan en otro himno para corear como "Los dioses engañan", con la firma de Sopeña. Un Gabriel Sopeña que firma también la espléndida despedida con esa gran balada y magnífica historia que es "Acto de fe". El final es esperanzador y redentor y reza así: “Solo el amor nos salva y lo hace una y otra vez. Yo te pido que me creas haz un acto de fe”. ¡Magnífico colofón a uno de sus más completos discos de siempre, sí!
También quiere seguir haciendo historia y soplando sus canciones en una nueva y espectacular gira de presentación que contará con un hito muy especial ya que el 24 de septiembre llenará la Plaza de Toros de Las Ventas de Madrid, haciendo así un guiño a sus coetáneos y representantes del rock castizo, Gabinete Caligari. Tienes que pasarte por www.loquillo.com porque habrá peleas para conseguir estas y las demás entradas de su inminente gira.