Lo deja claro el comunicado que ha emitido la banda madrileña Le Punk: hay segundas partes que son, como mínimo, igual de buenas que la primera, tal y como demuestra la saga fílmica de El Padrino. Y es que el grupo reconoce claramente que "después de unos añitos dedicados a nuestros asuntos personales hemos decidido reunirnos para hacer otro tramo del camino juntos". Ese reencuentro tendrá como plasmación un concierto el viernes 27 de enero del 2017 en la sala Copérnico (Madrid) que "será la nueva cornisa desde la que nos asomaremos para llamar a las armas a nuestros antiguos camaradas de farra, a nuestras viejas compañeras de mesa y barra, y, en general, a todas las nuevas gargantas que tengan a bien sumarse a los himnos aguardentosos y las canciones nocturnas".
Pero no hay que quedarse únicamente con la intención del grupo por recobrar su faceta en directo, ya que puede tener otras manifestaciones: "Entrado el año, y con toda la calma del mundo, nos planteamos hacer un nuevo disco, pero, como decimos, trabajaremos sin fechas, al margen de la mercadotecnia, y con la única presión que supone la responsabilidad de hacer un disco lo más bonito posible".
Le Punk, como expresa en su comunicado, tiene claras las intenciones y el mensaje que transmitir con su vuelta: "Por nuestra parte solo añadir que nos dejaremos el pellejo en la empresa de hermanar todas las músicas posibles, en hacer bailar a la gringa y al gabacho; en cantar para los maketos, los charnegos, los canarios y los colorines, para el punk y la portera, y en general para todos los que dejan su patria y su condición a la puerta de los garitos, donde la gente decente entra para bailar, cantar y emborracharse, (no necesariamente por ese orden)".