Entrevista: Mi Capitán

“Nuestro estado de ánimo cuando nos juntamos es lo que genera la propia existencia de la banda” 

Por: Sergio Iglesias

Mi Capitán surgió en 2015 de una manera sorprendente y pronto se convirtió en una de las grandes sensaciones de la escena indie catalana, ya que el grupo estaba formado por gente de bandas como Egon Soda, Love of Lesbian, Mucho o Standstill y liderada por Gonçal Planas, miembro de Sanpedro y tour manager de Love of Lesbian. Dos años después de aquel debut triunfal con “Drenad el Sena”, regresan para presentar “Un tiro por la salud del imperio”, un disco más rockero, más sucio y con más mala hostia que aquel y en el que el propio Gonçal Planas ha compartido las labores de producción con el omnipresente Ricky Falkner (también batería de la banda) y con Santos Berrocal

¿Cuánto tiempo llevabas preparando este disco? 

Gonçal Planas: A finales de 2015, cuando estábamos con la gira de “Drenad el Sena”, ya empecé a componer algunas de las canciones de este disco. Entre finales del 2015 y el 2016 se compusieron unas veinte canciones para hacer una selección de doce de las que se grabaron once y, finalmente, se editaron estas diez. De hecho, lo primero que me vino fue el titulo, que me llegó como un puñetazo y pensé “ya tengo título y ahora tengo que hacerle justicia”. 

Pues mira, no pensaba hacer la típica pregunta pero, ya que lo mencionas… cuéntanos por qué ese título tan curioso, “Un tiro por la salud del imperio” 

Gonçal Planas:  Pues es el resultado de varias cosas. En primer lugar, hay un par de bandas hermanas como Mucho o Egon Soda en las que, en las letras de sus últimos discos, ya mostraban un cierto enfado o malestar por la manera en que nos gestionan desde nuestros respectivos gobiernos, ya sea autonómico, estatal… o mundial, porque en el título no hay política interna a pesar del momento que estamos viviendo ahora y parece que haya sido algo profético (risas). Sí que es cierto que venía de un malestar, yo me sentía maltratado, si bien no tengo problema para llegar a fin de mes porque tengo trabajo, familia y bla bla bla… pero tenía la sensación de ir a mucho peor que generaciones que habían luchado y conseguido la libertad trabajando para que durara y veía que se nos escapaba de las manos y que no sucedía nada y todo iba en aras de mentir y de echarnos mierda por encima. Entonces, el título viene un poco a recoger ese sentimiento: “Un tiro por la salud del imperio”… un tiro puede ser lo que algunos hacen por la nariz o lo que otros hacen con una pistola, pero al final me sirven para lo mismo: es un poco un canto de cisne. 

Precisamente una de las mayores diferencias que encontramos en este disco respecto al anterior es esa carga social en temas como “Sal corriendo” o “Un deseo más”… 

Gonçal Planas:  Sí señor. Inevitablemente todo se filtra y uno, cuando sale a la carretera y se pone a cantar y a hablar con la gente que va a los conciertos, también es más permeable a esa realidad. En mi caso, que era la primera vez que me tocaba ser el frontman y estar en la primera línea, cuando hablo con esa gente me doy cuenta de que la realidad es muy dura y muy injusta y que constantemente nos venden la moto. Yo no me posiciono con banderas o con partidos, sino con lo que es justo o injusto y lo que el 99% de los que vivimos en este país podemos entender e identificar y, en ese sentido, lo que está sucediendo, sucede y sucederá no tiene nada que ver con el bien y el mal, sino que es una cuestión de injusticia pura y dura. 

Una injusticia y un maltrato social que parece cebarse especialmente con vosotros, los representantes de la cultura ¿no? 

Gonçal Planas:  Exacto, la sensación es que nos tratan como a maleantes y no como a gente que trabaja por generar un espacio común de entendimiento y conocimiento que es lo que debería ser la cultura de los países: el cine, la música, el teatro, la literatura… las artes deberían ser el refugio y el lugar a partir del cual se genere el pensamiento crítico de una sociedad, y eso en la nuestra está perseguido. Nosotros los músicos, por lo menos, tenemos cierta visibilidad y repercusión pero díselo a un bailarín o a un escritor hasta que consigue que alguien le haga caso… Es muy injusto, en España se generó una idea del artista, como te decía antes, como del maleante del tablao, el pícaro…y nada más lejos de la realidad, pero se fomenta esa idea para que todo siga igual. 

¿Crees que existe una solución para revertir esta situación? 

Gonçal Planas:  Tiendo a pensar que, de alguna manera, hay ciertas inercias establecidas que cuestan dinero cambiarlas y esta es una de ellas pero claro… el dinero se utiliza para otras cosas y no para cambiar estas inercias. También tiene que ver con la cultura adquirida y si los mediocres llegan al poder, no van a hacer nada por cambiarlo; después tienes la suerte de conocer a tal técnico de cultura o a personas que intervienen en las gestiones y te das cuenta que están super preparados, pero se van a pasar toda su vida en cargos intermedios, porque el piso de arriba siempre está ocupado por los mismos apellidos, las mismas familias que se casan entre ellos, se mezclan y es una inercia imposible de cambiar a no ser que haya un terremoto social o político… 

…Que no tiene pinta ¿no? 

Gonçal Planas:  Pues no, porque cuando lo hay, lo convierten en violencia. En Catalunya, por ejemplo, puede haber un terremoto social y se ha convertido en actos violentos cuando tan solo es gente pacífica manifestándose por su derecho a voto… legal o ilegal que ahí no entro. Pero ¿que conviertan a dos millones de personas pacíficas prácticamente en terroristas?... el aparato del gobierno tiene muy claro como tiene que hacerlo. 

Supongo que todo esto escocerá más en un momento en que, por lo menos en música pero también en otras artes, estamos viviendo un momento impresionante… 

Gonçal Planas:  Sí, eso lo pensaba yo el otro día, si yo tuviera una de esas emisoras de radio nacionales que tienen la capacidad de emitir en todo el país… es que no entiendo cómo pueden dejar escapar este momento en que fidelizarían a millones de personas y tendrían oyentes para los próximos diez o quince años porque la cantera que viene también tiene mucho talento. Es lo que te decía antes de las inercias, si me va bien vendiendo chumba chumba chum, ¿para qué voy a poner a León Benavente? 

Volviendo a cosas más agradables, en este caso al disco: ¿fue difícil juntar a la banda o había ganas de volver a reunirse? 

Gonçal Planas:  Había muchísimas ganas; el estado de ánimo que los siete adquirimos cuando nos juntamos es lo que genera la propia existencia de la banda, porque la suma de todos es superior a los siete individualmente. Nosotros hemos estado juntos unos con otros en diferentes proyectos, pero cuando nos juntamos es maravilloso, somos muy amigos y son muchas horas de conversaciones en autobús, en furgonetas, en vuelos trasatlánticos… muchos de nosotros hemos crecido juntos, por ejemplo Ricky y yo nos conocemos desde que teníamos 20 años, Ferrán y Ricky desde los 14… piensa que es un crecimiento personal desde el principio del sueño, cuando empezábamos en el local de ensayo y pensábamos “¡como molaría que nos pasara esto y esto…!” hasta ver cumplidos esos sueños e incluso superarlos. Al final, poder ganarnos la vida juntos, viviendo de la música y sin tener que haber cedido a ciertas cosas y siendo siempre nuestros propios jefes es la hostia pero nosotros tenemos muy claro el código y sabemos lo que nos ha costado llegar hasta aquí y eso te hermana mucho. 

A priori podría llamar la atención que, viniendo de bandas consagradas, tengan un compromiso tan fuerte con Mi Capitán ¿no? 

Gonçal Planas:  Sí, eso es flipante y, de hecho, eso lo agradezco mucho porque yo soy la fuerza motriz y el que se pasa horas haciendo las demos y preparando todo y pienso “a ver cómo están los chicos, me podrán dedicar tiempo? ”, pero en cuanto les llega la demo inmediatamente la escuchan y te empiezan a mandar mensajes de “a ver si nos juntamos, vaya mono de empezar…”. Es muy de agradecer y yo tengo una suerte de la hostia porque, además, soy muy fan de ellos. 

¿Y aceptan fácilmente que metas en los discos un poso más rockero del que ellos puedan tener? 

Gonçal Planas:  Sí, pero ellos también lo tienen; lo que pasa es que, por lo que sea, en sus respectivas bandas no lo han desarrollado de una manera tan plena o característica como en esta. Pero ninguno de ellos hace nada que no quiera y, de hecho, la libertad creativa en este grupo es absoluta y, aunque yo haga las canciones, los arreglos les pertenecen a ellos y aquí no hay ataduras de ningún tipo. 

Esta vez, al contrario que en “Drenad el Sena”, has decidido participar en el proceso de producción. ¿Por qué ahora sí y entonces no? 

Gonçal Planas:  En el primer disco yo me dejé llevar absolutamente por una inercia muy divertida de unos amigos que me convencieron para que montara una banda, con los que hice un videoclip como “Es suave la voz”, que resulta que se convirtió en un mini éxito que fue lo que provocó que hiciéramos un concierto y que acabáramos grabando un disco. De alguna manera, yo iba en un tren en el que no tenía ni ganas de conducir ni de saber dónde iba y me dejé llevar como nunca lo había hecho porque, normalmente, me toca a mí hacer la producción ejecutiva de giras de discos y demás. Por primera vez en la vida me llevaban en volandas y yo me dediqué a disfrutar, a tocar mi parte de guitarra y a que la canción saliera más o menos como en la demo. En cambio, en este disco sí que hay un acto deliberado de obra, de continuidad, de que la banda tenga un sentido por sí misma, algo que se consigue después de una gira de casi 40 bolos en el que se genera un sonido y un estado de ánimo. Yo quería captar eso y la selección que finalmente hice buscaba perpetuar ese estado de ánimo de una manera más afilada, más oscura, más hija de puta… De la misma manera acabé teniendo un papel más obvio en la producción porque estaba todo el rato en el estudio con Santos y Ricky decidiendo qué era lo que funcionaba y qué era lo que no valía… De hecho, cuando acabamos, ellos mismos me dijeron que en los créditos tenía que aparecer como coproductor porque consideraban que había hecho un trabajo tan importante como el de ellos dos. 

Y por supuesto que la grabación no podía hacerse en otro sitio que no fuera la Casamurada… 

Gonçal Planas:  (Risas). Así es. Es el estudio fetiche y se ha convertido en un lugar mágico para todos los que grabamos ahí.