The Murder Capital: “Queríamos hacer un disco libre que fuera puro rock and roll”


Por: Álex Guimerà y Javier González. 

Desde que en 2019 irrumpieron en la escena musical irlandesa, The Murder Capital han ido creciendo hasta consolidarse como una de las bandas más vibrantes y profundas del actual panorama musical. Su cruda intensidad ha ido de la mano de unas letras tan introspectivas como emocionales que han logrado conectar con las nuevas generaciones ávidas de rock. 

En el centro de la tormenta creativa de esta banda se encuentra James McGovern, su carismático y apasionado vocalista, quien nos atiende con motivo de la publicación de su tercer trabajo, “Blindness”; lo hace para descubrirse como un tipo sensible, inteligente y creativo que plasma su ideario en un puñado de canciones con las que apostamos la banda seguirá expandiendo un mensaje que hará que el nombre de The Murder Capital retumbe fuerte en las conciencias de media Europa. 

Habéis descrito el sonido de vuestro nuevo disco, “Blindness”, como un sonido más rockero. ¿Cómo llegasteis a esta evolución sonora desde el post-punk?

James: Siempre nos pusieron dentro de la etiqueta del post-punk, comparándonos Joy Division y bandas del estilo. Estábamos nosotros, pero también Fountaines D.C., Shame e Idles. Todas estas bandas surgimos más o menos al mismo tiempo y nos pusieron dentro de este género. Eso está bien, pero creo que este último disco para nosotros es un poco diferente. En nuestro segundo álbum, “Gigi's Recover”, ya teníamos un sonido mucho más expansivo que el primero. El primer álbum fue en gran medida un disco post-punk, el segundo queríamos que fuera más cinematográfico, exploramos más nuevas texturas en los instrumentos y nuevos lenguajes en el sonido. Con “Blindness” solo queríamos dejar caer la aguja de un tocadiscos, como dejar caer la aguja en el sentimiento de la canción y simplemente estar en ella. Ya sabes, sin grandes introducciones largas y esas cosas, aunque finalmente hicimos un par de introducciones grandes y largas, porque simplemente no podemos evitarlo.

Tenemos entendido que el disco se ha gestado en relativamente poco tiempo. 

James: Este ha sido un disco hecho con urgencia. Sentíamos esa necesidad mientras lo creábamos; queríamos entrar al estudio y hacerlo rápidamente. Lo compusimos en tres etapas: dos semanas en Dublín, dos en Berlín y dos en Londres. Luego viajamos a Los Ángeles para grabarlo, y allí todo sucedió muy rápido. No hicimos demos de ninguna canción. Simplemente colocábamos un teléfono en el suelo y tocábamos nuestros instrumentos. Luego, esas grabaciones improvisadas las escuchábamos de camino a casa, en el tren o donde fuera. Fue una experiencia abierta y muy liberadora. Esa es su esencia y, en cuanto al género, lo definiría como un disco de rock. Aunque, de algún modo, prefiero dejar esa clasificación en manos de los periodistas. 

Cuando hablamos de Palestina, lo primero que debería reconocerse es que se trata de una crisis humanitaria. Es, por definición, un genocidio, con crímenes de guerra evidentes

Los miembros de la banda vivís en diferentes países, Inglaterra (Londres), Alemania (Berlín) y en vuestra tierra, Irlanda. ¿Cómo influyó la distancia en la forma de escribir el nuevo álbum y entenderse como banda? 

James: En todos los sentidos, fue de gran ayuda. Creo que el hecho de que cada uno viva donde quiere, desde una perspectiva individual, es algo positivo. No todo el mundo ama Londres ni todo el mundo ama Berlín. Todos apreciamos estas ciudades, pero quizá no necesariamente para vivir en ellas. Lo más importante es que todos éramos felices y disfrutábamos de nuestras vidas, inmersos en la cultura en la que queríamos estar. Al principio pensamos que la distancia dificultaría el proceso de escritura, pero ocurrió lo contrario: lo mejoró. Cada uno trabajaba en casa, en su propio espacio, lo que nos permitió enfocarnos más. Irv (Demien Tuit), Pump (Cathal Roper) y yo vivimos en Londres, así que tres de nosotros estábamos en la misma ciudad y pudimos reunirnos para trabajar en los apartamentos de cada uno. Cuando los cinco nos juntamos, todo fluyó. Terminamos la gira “The Clown’s Reflection” y enseguida nos pusimos a escribir en Dublín durante dos semanas. En ese momento, sabíamos que el disco era una realidad, todo estaba listo. Luego entramos al estudio con solo dos semanas para grabarlo, y fue un “pim pam pum” porque teníamos claro qué queríamos hacer y en qué íbamos a trabajar. Siempre hay una incógnita al hacer música, pero nosotros sabíamos lo que hacíamos. Desde el principio, teníamos claro nuestro plan: tres semanas después iríamos a Berlín, luego, un par de semanas más tarde, a Londres, y finalmente a Los Ángeles para grabar. Estar en distintas ciudades hizo que todo se sintiera más relajado, a diferencia de nuestro segundo álbum, cuando pasamos nueve meses juntos en el campo en Irlanda, trabajando sin parar, día y noche, sin un final a la vista. Eso, inevitablemente, te vuelve un poco loco. Esta nueva forma de trabajo, en realidad, nos unió más. Fue increíble ir a Berlín, donde vive Diarmuid (Brennan), y sentir cómo nos recibía en su ciudad, mostrándonos lugares y su día a día. Todo eso hizo que el proceso fuera aún más emocionante. 

Para este álbum habéis trabajado con John Congleton, sin demos anteriores, algo que has comentado anteriormente. ¿Cómo afectó al resultado final esa decisión, me refiero a esa decisión de no hacer demos? 

James:
Cambió todo. Cuando llegamos al estudio, no sufrimos de demo-itis. No sé si has escuchado ese término antes. Demo-itis ocurre cuando haces una demo con tanta precisión —o al menos la percibes como perfecta— que, al llegar al estudio, se vuelve casi imposible lograr una grabación con la que estés satisfecho. Esto sucede porque la demo se grabó en un entorno completamente diferente: con otros micrófonos, en otro lugar, en otro día y con otros instrumentos. Con este disco, no tuvimos ese problema, porque solo contábamos con grabaciones hechas en el teléfono. Entonces, cuando fuimos al estudio en Los Ángeles, las canciones podían convertirse en cualquier cosa porque eran libres, Hubo uno o dos temas en los que finalmente sí hicimos demos y fue difícil grabarlos. Así que todo eso simplemente demuestra que probablemente hay un gran arte en ello. Creo que no hay nada de malo en hacer una demo, es un proceso bastante utilizado y, dependiendo del estilo de composición, puedes resaltar distintos aspectos. Sin embargo, queríamos que este disco tuviera espacio para respirar, se sintiera libre y, simplemente, fuera puro rock and roll. 

“Cuando se trata de música, hay que cuidar el ego y el respeto entre los compañeros” 

Tenemos entendido que el proceso de grabación en Los Ángeles fue intenso y estuvo marcado por conflictos dentro de la banda, aunque, afortunadamente, no llevaron a una separación. ¿Cómo afectó eso al resultado del álbum? 

James: Sí, hubo un par de días bastante explosivos durante los ensayos de escritura y preproducción en los que estuvimos trabajando por un tiempo. Llegamos a Los Ángeles unos 10 días antes de empezar a grabar. Y, ya sabes, cuando trabajas en una banda hay muchas cosas en juego. En una sala hay cinco personas con cinco vidas individuales y cada una está lidiando con sus propias situaciones personales. Algunos pueden estar pasando por una ruptura, otros enamorándose, alguien puede haber perdido a un ser querido… La vida sigue su curso, y eso influye en cualquier colaboración. Cuando se trata de música, hay que cuidar el ego y el respeto entre los compañeros. Creo que algunas de esas dinámicas se distorsionaron un poco, lo que generó una tensión creciente hasta que, al llegar a Los Ángeles, todo explotó. Durante 24 horas hubo conflictos, amenazas vagas sobre tomar vuelos de regreso y dejar el álbum sin grabar. Eso nos obligó a hacer una pausa y reflexionar sobre lo que estábamos haciendo y el significado de todo lo que habíamos construido juntos desde la nada. Por supuesto, hemos recibido mucha ayuda en el camino, pero esta banda no existía antes y ahora sí. Así que tuvimos que reevaluar el respeto que eso merece. Esa tensión también se trasladó al estudio lo que, en cierto modo, resultó interesante. No buscas esos momentos de conflicto, pero inevitablemente generan una reacción. Y, de alguna manera, aportan algo al proceso. 

“Los momentos de conflicto generan una reacción” 

“Blindness” explora temas como la apatía, el amor y la salud mental. ¿Cuál de estos temas fue el más difícil de escribir para vosotros en términos emocionales? 

James: Siempre es más difícil abordar lo que es autobiográfico e introspectivo. Canciones como “The Fall” o “Words Lost Meaning” siempre son las más difíciles para mí, quizá también por el hecho de dejarlas ir y aceptar lo que significan. Cuanto más vulnerable es el tema, más complicado se vuelve sentarse a escribir. Es mucho más fácil distraerse: salir, ir al pub, tomar un café… hacer cualquier otra cosa antes que enfrentarte a esa parte de ti mismo. 

“La izquierda tiene muchas ideas acertadas, pero hay una tendencia a protegerlas de manera rígida y a desacreditar a cualquiera que no encaje en ellas” 

En “Love of Country” habláis sobre cómo el patriotismo puede conducir a la xenofobia. Está claro que es algo que os preocupa. ¿Cómo ves hoy a Irlanda y Europa? 

James: Bueno, está claro que hay un auge de las ideologías nacionalistas en todo el mundo, es algo complejo de observar. Creo que, en parte, la izquierda tiene cierta responsabilidad en esto, porque a veces puede ser implacable y moralista. Aunque muchas de sus ideas sean acertadas, hay una tendencia a protegerlas de manera rígida y a desacreditar a cualquiera que no encaje en ellas. Esto se ve de manera más evidente en lugares como Estados Unidos, con su política bipartidista tan marcada. Intento mantener una perspectiva humanista en lugar de verlo todo a través de una lente hiperpolitizada, como parece ocurrir cada vez más en la actualidad. Todo se ha vuelto político. Por ejemplo, cuando hablamos de Palestina, lo primero que debería reconocerse es que se trata de una crisis humanitaria. Es, por definición, un genocidio, con crímenes de guerra evidentes. Pero la conversación muchas veces se queda atrapada en la política y perdemos de vista lo fundamental: estamos viendo una masacre humana. Lo mismo ocurre con otros conflictos; no se trata de comparar, pero también sentí horror por lo ocurrido el 7 de octubre en la frontera de Israel. Es terrible. A veces parece que la humanidad se está agotando a nuestro alrededor. Es preocupante ver cómo resurgen estas ideologías nacionalistas y cómo el patriotismo se entrelaza con el odio hacia los demás. Es doloroso ver que la bandera de un país se use como un símbolo de propiedad sobre la tierra, cuando en realidad nadie elige dónde nacer. Somos producto de una lotería cósmica. El tema de la inmigración en Europa también es complejo. Muchos gobiernos están canalizando a los inmigrantes hacia ciertas comunidades sin la planificación ni el cuidado adecuados, lo que solo refuerza el resentimiento y la división. En lugar de abordar la situación con responsabilidad, los políticos muchas veces solo buscan avanzar en su propia agenda dentro del corto período que ocupan en el poder. A largo plazo, pocos parecen realmente comprometidos con soluciones sostenibles. Incluso con iniciativas como el Acuerdo Climático de París, uno se pregunta si realmente están interesados en salvar a las futuras generaciones o si solo firman acuerdos porque están obligados a hacerlo. Nos enfrentan entre nosotros mientras nos hacen enfocar en “los inmigrantes que llegan”, cuando, en realidad, estas personas son solo seres humanos. Nadie quiere huir de la guerra, nadie quiere abandonar su hogar. Y sí, me preocupa, me asusta. Creo que todos sentimos esa inquietud, incluso si intentamos ignorarla. A veces, me siento tan abrumado que, por mi propia salud mental, necesito desconectarme de las noticias. La realidad es simplemente devastadora.

“The Pogues forman parte del tejido cultural de Irlanda” 

En este trabajo incluís una canción llamada “Death os a Giant” dedicada a Shane MacGowan, vocalista de The Pogues, tristemente fallecido hace algo más de un año. ¿Qué representa para una banda irlandesa su figura? 

James:
The Pogues y Shane, con su arte, música y poesía, forman parte del tejido cultural de Irlanda. Han estado presentes a lo largo de toda nuestra vida. Sin embargo, no fue hasta mis 20 años, básicamente cuando comenzamos con la banda, que empecé a conectar profundamente con su obra. Fue a través de amigos, especialmente mis compañeros en Fontaines D.C., que desarrollé una relación más estrecha con su música. Ya fuera cantando sus canciones en noches de pub o escuchando “Rum, Sodomy & The Lash” de principio a fin por primera vez y sintiéndome impactado por su singularidad, por lo romántico que era como letrista. Lo especial de Shane es su vulnerabilidad, su arte y escritura. Se mostraba completamente abierto, genuino y romántico. Pero más allá de eso, a través de su lucha pública contra el alcoholismo y sus propios demonios, tenía una capacidad única para captar el pulso de la humanidad con una precisión que pocos artistas pueden alcanzar. Estuvimos en la procesión el día de su despedida, y fue algo sobrecogedor. “Death of a Giant” es, en gran parte, una especie de testimonio lírico de aquel momento: Pierce Street, el carruaje, los caballos negros con plumas, la banda de música, el boticario… Todo tenía un peso simbólico tremendo. Fue una despedida digna, de la iglesia al cementerio. Así que sí, esta es nuestra manera de rendirle homenaje. 

En nuestra opinión, la canción “Words Lost Meaning” es una de las mejores canciones del álbum ¿Cómo surgió esa canción? 

James: Sé que Gabriel (Paschal Blake) escribió esa línea de bajo que formó la sustancia de la canción para nosotros. Creo que estaba teniendo una pelea con su novia y necesitaba algo de espacio, así que fue al estudio para escribir un poco y encontró esta línea de bajo y nos la trajo a Dublín. De inmediato pensamos en buscar una dirección, luego, en unas dos horas, todo salió a la luz, toda la melodía. Y al igual que el contenido de la letra, sin que yo supiera por qué estaba pasando al escribirlo, estaba escribiendo sobre esta fricción en la comunicación en mi relación y cómo trabajar, cómo mantener el significado de nuestras palabras cuando pasamos tanto tiempo comunicándonos por teléfono. Sí, simplemente estar hablando por teléfono es mortal. Hay algo en cómo Gabriel escribió la línea de bajo, creo que fue la melodía la que realmente definió el momento en el que sentimos que teníamos un álbum. 

Hasta ahora, vuestra música ha sido comparada con la de varias bandas, mencionaste antes nombres como Joy Division e Idles. ¿Te identificas con esas comparaciones o buscas distanciarte, especialmente ahora con un disco que suena muy diferente? 

James: Sí, no voy a decir que no me gusta que nos mencionen junto a bandas como Joy Division, porque, obviamente, son legendarias, increíbles. Bandas enormes. Así que sí, es genial, hombre. Pero más allá de eso, creo que solo hay que escuchar nuestra música para notar que estamos haciendo nuestro propio estilo… o al menos eso espero. 

¿Qué bandas o artistas han sido una gran influencia en tu carrera, pero quizás el público no lo esperaría? 

James: De hecho, esta pregunta la tengo fresca porque he estado haciendo muchas entrevistas últimamente: Flaming Lips, Mercury Rev, Bob Dylan… Bueno, voy a repasar algunos de los más obvios. Estos son artistas que escuché de niño, gracias a mi padre: Bob Dylan, David Bowie, Sigur Rós, Moom (una banda islandesa), Lou Reed, The Velvet Underground, Damien Rice, Warpaint… 

¿Hay algún poeta o escritor que te haya inspirado especialmente? 

James: W.B. Yeats, John Keats, Dylan Thomas y Paul Éluard fueron una gran inspiración para escribir el segundo disco. Debería mirar mi estantería para contestar esta pregunta… Sí, hasta cierto punto también Samuel Beckett. Esos son los que realmente me han marcado. Ahora mismo estoy leyendo la biografía de Marlon Brando. Es increíble. Realmente increíble. Estoy un poco obsesionado con su cine. Diría que, en muchos sentidos, el cine ha tenido más influencia en mi trabajo que cualquier otra cosa. 

“El rock está recuperando cierto protagonismo” 

¿Y cómo ves la evolución del rock hoy en día? 

James: No lo sé… He oído que está volviendo, pero no sé exactamente qué significa eso. Muchas bandas buenas están surgiendo ahora y creo que el rock está recuperando cierto protagonismo. Puede ser, aunque para mí, siempre ha estado ahí. Quizás es porque todos mis amigos lo escuchan, así que no tengo una perspectiva más amplia. Pero es cierto que hay muchas bandas geniales en este momento. De vez en cuando busco música nueva, sobre todo para encontrar buenos grupos que puedan acompañarnos en las giras. Y me doy cuenta que hay cosas increíbles ahí fuera. Es realmente emocionante. 

The Murder Capital siempre ha sido una banda intensa en sus conciertos. ¿Cómo lográis trasladar esa energía al estudio sin el público? 

James: Es complicado. Es una parte frustrante del proceso: primero escribes el álbum, luego lo grabas y, después, lo llevas de gira durante un año o dos. Y a lo largo de ese tiempo, voy descubriendo pequeños matices en la forma de cantar, detalles en la entrega vocal que terminan siendo perfectos. Entonces, cuando escucho el disco, a veces me frustra no haber encontrado esas sutilezas antes, en la grabación. Para este álbum en particular, intenté realmente actuar en el estudio, entrar en la mentalidad de estar en el escenario y encontrar esos momentos, esas inflexiones, esas entregas diferentes. Se trata de meterse en ese estado mental, convertirte en esa versión de ti mismo que aparece en los conciertos y llevarla al estudio. Es un proceso interesante… y un poco loco. 

“Cuando te dicen que eres el número uno te sientes reivindicado” 

Con el álbum anterior, “Gigi's Recovery”, alcanzasteis el número uno en la lista de álbumes irlandeses, algo que debe ser un sueño para cualquier músico del país. ¿Qué sentiste al ver que estabais en lo más alto? 

James: Creo que eso despertó en mí al niño competitivo que todos llevamos dentro. En cierto modo, la música no es realmente una competición, aunque sí existe un nivel de rivalidad entre bandas. Al final, siempre estás compitiendo contigo mismo, intentando superarte. Pero cuando alguien te dice que eres el número uno, esa parte de mí que nunca llegó a entrar en el equipo de fútbol o lo que sea, se sintió reivindicada. Fue una sensación increíble. 

“Ver a Nick Cave & The Bad Seeds en directo fue especialmente conmovedor” 

Habéis abierto conciertos para bandas como Pearl Jam y Nick Cave. ¿Qué habéis aprendido de ellos como artistas y en términos de actuación? 

James: Girar con Pearl Jam fue alucinante. La magnitud de los conciertos, la energía en el escenario, la conexión con el público. Realmente lo que más me impactó fue la longevidad de estos artistas. Eso es lo que tienen en común Pearl Jam y Nick Cave: han conseguido mantenerse en la cima durante décadas, evolucionando sin perder su esencia. Ver a Nick Cave & The Bad Seeds en directo fue especialmente conmovedor. Tiene una generosidad enorme con el público, un equilibrio perfecto entre ligereza, humor e intensidad. Es capaz de dominar la escena sin importar el tamaño del recinto. Ya sea frente a 3.000 o 15.000 personas, su control del espectáculo es absoluto: impredecible y libre, pero también enfocado y profesional. Fue realmente inspirador. Esas giras nos cambiaron la vida. 

Para este 2025 habéis anunciado conciertos en España: el 2 de mayo en Madrid y el 3 de mayo en Barcelona. ¿Qué podemos esperar de estos espectáculos? ¿Habrá algo diferente respecto a vuestras giras anteriores?

James: Sí, creo que será aún mejor. Hicimos este disco con la experiencia en vivo en mente, pensando en cómo se sentiría sobre el escenario. Queríamos que el show tuviera más energía, más libertad, más intensidad… Y lo conseguimos con este álbum. Ahora, con tres discos a nuestras espaldas, sentimos que hemos construido el espectáculo perfecto para The Murder Capital. Será una experiencia completamente nueva y, con suerte, dará al público lo mejor que tiene la música en directo: una hora y media de escape y libertad total. 

“Sentimos un vínculo muy especial con España” 

¿Cuál es el próximo gran objetivo de The Murder Capital después del lanzamiento de Blindness? 

James: No lo sé, tío. Ganar algo de dinero no estaría mal, la verdad. Pero, más allá de eso, ya estamos trabajando en el cuarto álbum. Empezamos antes de Navidad y seguimos en ello. Y también nos enfocamos en nuestra primera gira mundial real. Vamos a ir a Japón, Nueva Zelanda, Australia… y volveremos a algunos de nuestros lugares favoritos, como Barcelona y Madrid. Va a ser un año emocionante. Amamos España, de verdad. Tenemos un vínculo muy especial con el país. 

Nos alegramos mucho de ello. Y, por último, una curiosidad: ¿quién ha diseñado la portada? Me parece muy llamativa, una invitación directa a los fans para descubrir el álbum. 

James: Sí, el artista se llama Viktor H., con “K”. Es un diseñador sueco que también creó las portadas de los tres singles: “Can't Pretend to Know”, “Where Was Her Last Encounter” y “In the Fall”. Trabajar con él fue un proceso increíble. Es un artista muy detallista, con una gran sensibilidad para el equilibrio y el color. Se inspiró mucho en las imágenes líricas del disco, lo que ayudó a construir su universo visual y hacerlo sentir más completo. Un tipo muy interesante y un gran amigo.