Por: Àlex Guimerà.
La banda punk Civic irrumpió hacia 2017 en plena efervescencia de la escena rock de Melbourne. Junto a ellos otras jóvenes bandas afines al sonido rudo y guitarrero aparecieron también en otros puntos del planeta (Irlanda, California,...), como si de una resurrección del rock se tratara. Ha pasado el tiempo, los "ausies" han ido asentándose y justo acaban de publicar su tercer trabajo "Chrome Dipped" con el que parece que dan un salto artístico interesante. Además este próximo mes de junio los tenemos tocando en las salas de nuestro país: Donosti (24/6), Madrid (25/6), Valencia (26/6), Barcelona (27/6) y Vitoria-Gasteiz (28/6). Por todo ello, aprovechamos para conversar con su cantante Jim McCullough y así poder conocer aún más a Civic, confirmando que el presente y futuro del rock está en buenas manos.
El próximo día 10 de mayo publicáis "Chrome Dipped" vuestro tercer álbum. Hemos podido escucharlo en avance y nos parece un gran álbum ¿Qué nos podéis contar de este disco?
Jim McCullough: Básicamente queríamos hacer este tercer álbum porque sentíamos la necesidad de dar un paso adelante, de hacer un cambio. No es que en los últimos tres o cuatro discos hayamos hecho exactamente lo mismo, pero sí comenzábamos a notar que estábamos cayendo en un patrón repetitivo. Por eso, decidimos darle un giro a nuestra música. Esa era nuestra intención desde el principio, y siento que lo logramos. Creo que conseguimos lo que nos propusimos.
Personalmente, creo que es un álbum muy maduro, en comparación con vuestros dos álbumes anteriores. En mi opinión, "Future Forecast" (2021) y "Taken By Force" (2023) tenían un sonido que encajaba más en los 70 u 80, mientras que este nuevo, suena más como sonaba el punk y el indie en los 90. ¿Qué opinas al respecto?
Jim McCullough: Diría que quizá hay una influencia de los 90 en una de las canciones de "Chrome Dipped". pero, en cuanto al disco en general, no creo que suene a esa década en absoluto. Me parece, más bien, que suena contemporáneo. Vivimos en una época curiosa, ¿no? Hoy puedes elegir cualquier década y decir: "Esto suena a los 70", o "esto suena a los 80 o los 90". Pero, ¿en qué momento alguien dice: "Esto suena a ahora"? Creo que ese es el caso con este disco: suena actual, suena como el presente.
Lo decía porque, por ejemplo, "Kingdom Come", para mí, suena a shoegaze, y "Tricky Pony" me recuerda al noise rock.
Jim McCullough: Sí, es cierto que con "Kingdom Come" definitivamente hubo un esfuerzo consciente por lograr que sonara como una canción shoegaze. Queríamos que tuviera ese sonido lo más marcado posible, y creo que lo conseguimos. Es un tipo de sonido que sigue siendo importante para nosotros, sin duda. Pero eso no significa que vayamos a hacer un álbum entero bajo ese tono, ni que todas nuestras canciones deban sonar así. Simplemente, en ese momento, esa canción lo pedía.
Aunque mi canción favorita es "Fantastic Poison", con su deliciosa mezcla de punk e incluso speed metal.¿Cómo surgió dicho tema?
Jim McCullough: Básicamente queríamos hacer una canción hardcore con un breakdown. Buscábamos ese momento en el que la canción se detiene, genera tensión y luego explota con fuerza. En este álbum, evitamos incluir solos de guitarra, pero esta es la única canción del disco que lo tiene. Fue la oportunidad perfecta para que Lewis se luciera con ese dive bomb tan salvaje. Mencionaste el metal… y ese dive bomb suena como algo que haría Dimebag de Pantera, ¿sabes a lo que me refiero? Fue una decisión totalmente consciente.
Personalmente creo que “Fantastic Poison” va a ser un gran éxito.
Jim McCullough: Sí, yo también lo creo...
Civic es una banda conocida por sus potentes conciertos. ¿Qué significa el escenario para vosotros?
Jim McCullough: Mira, el escenario es algo muy importante para nosotros, especialmente para mí. Es muy poco el tiempo que tienes ahí arriba, pero lo das todo. Y, no sé… creo que también es una forma de arte que se está perdiendo.
El escenario es algo que muchos dan por sentado, pero nosotros realmente lo valoramos. Incluso cuando estás de gira —tocando 30 conciertos al mes por toda Europa, cada uno de apenas media hora—, si lo piensas bien, entre viajar, cargar equipo, conducir… el tiempo que realmente estás sobre las tablas es mínimo. Y eso es lo que me gusta: esa idea de energía concentrada. Pasas todo el día, o incluso todo el mes, acumulando experiencias, emociones, y luego lo comprimes todo en un set de 30 minutos donde lo das todo. Eso me parece hermoso. Aunque eso también es tan agotador, porque cada show es una entrega total.
Este próximo junio, tenéis cinco conciertos en ciudades españolas, en algunas de las ciudades es vuestra primera vez, como en Barcelona.¿Qué podemos esperar los fans o el público español de estos conciertos?
Jim McCullough: Podéis esperar mucha energía, sudor, ruido… y más energía. Aunque
siempre depende de la reacción del público. Ya hemos tocado en España un par de veces —creo que solo han sido dos conciertos—, pero nos sorprendió con lo intensos que sois. Os encanta volveros locos, y eso nos gusta. La verdad es que nos alimentamos de esa energía. Cuando el público lo da todo, nosotros también lo damos todo.
Háblame un poco más de esos conciertos en España del año 2023 en esas ciudades. ¿Qué recuerdos tenéis del público o de los fans españoles?
Jim McCullough: Recuerdo especialmente nuestro primer concierto en España. Creo que hay una foto o un vídeo muy gracioso de los primeros diez minutos del show: toda la gente en primera fila ya estaba cantando las letras, y yo les pasaba el micrófono. Fue una locura. No podía creer que conocieran nuestras canciones. Eso significa muchísimo para nosotros, de verdad. Porque, tradicionalmente, el público español siempre ha tenido una conexión fuerte con el punk australiano. Bandas como Radio Birdman, Massive,… ese tipo de grupos siempre han sido bien recibidos allí. Y nosotros también queremos formar parte de ello. Creemos que tenemos el potencial para estar ahí, y ver esa respuesta del público nos hizo sentir que vamos por buen camino.
Jim McCullough: Bueno, depende mucho del lugar. No puedes generalizar y decir: "Es mejor tocar aquí o allá", porque todo varía de ciudad en ciudad. Por ejemplo, en Estados Unidos puedes tocar en una ciudad y encontrarte con solo 20 personas, pero a 20 minutos de ahí, haces otro show con mil. Lo mismo pasa en España: puedes tocar en una región y luego ir al País Vasco y es una experiencia completamente distinta.
En Australia es otra historia. Allí puedes tocar en Melbourne y para llegar a la siguiente ciudad tienes que conducir diez horas. Y después de ese viaje, puede que te estén esperando solo diez personas.
En cambio, en Europa o América hay más densidad de ciudades y de público. Hay más pueblos, más gente, y eso hace que sea mucho más fácil girar. Las distancias son menores y la respuesta suele ser más grande. Por eso es una experiencia completamente diferente.
Queremos hablar un poco de vuestra historia. ¿Cómo surgió Civic? ¿Qué los unió como banda en vuestros inicios?
Jim McCullough: Básicamente queríamos formar una banda que sonara como el estilo de los años 70, al estilo de The Saints, Radio Birdman, The Scientists, etc. En ese momento, nadie estaba haciendo algo así, y sentimos la necesidad de retomarlo. Así que lo hicimos.
Ahora, siete años después, estamos completamente convencidos de alejarnos de ese sonido, pero en aquel entonces realmente nos identificábamos con esas bandas. Y creo que eso se nota en nuestros primeros discos; suenan muy en esa línea.
Cuando empezasteis, también surgieron otras bandas importantes en Melbourne, como Rolling Blackouts Coastal Fever o Amyl and the Sniffers, que, al igual que Civic, son proyectos muy potentes. ¿Cómo describirías la escena musical de Melbourne y qué influencia ha tenido en vuestro sonido?
Jim McCullough: Es curioso, porque hay una percepción equivocada que mucha gente tiene: creen que en Melbourne hay solo unas diez bandas y que todas se conocen entre sí, como si fuese una pequeña comunidad cerrada. Pero la realidad es muy distinta. Hay miles de bandas activas y literalmente puedes ir a un concierto a cualquier hora del día, todos los días.
Cada una de esas bandas toma influencias muy distintas, de géneros y escenas de todo el mundo. Por eso, decir que todas comparten un mismo sonido o una misma influencia sería simplificar demasiado.
Ahora, si me preguntas qué tiene de especial Melbourne, creo que se parece a lo que pasó en otras ciudades en momentos concretos de la historia. Como Noruega con el black metal, o Washington D.C. con el hardcore. A veces hay lugares que, en una década determinada, simplemente producen una cantidad impresionante de bandas buenas.
Creo que Melbourne ha sido una de esas ciudades en los últimos diez años: ha generado una oleada de bandas de punk y rock que han llamado la atención internacional. Y sí, nosotros hemos sido parte de eso. Pero también creo que hay muchas otras bandas increíbles que aún no han tenido la visibilidad que merecen, que no han llegado a sonar en la radio o a cruzar fronteras, como llegar a España, por ejemplo.
Así que, aunque no sé por qué está ocurriendo esto en Melbourne ahora, no creo que sea algo negativo. Más bien me gustaría que se reconociera a más bandas de las que están saliendo. Porque hay muchísimo talento que aún no ha tenido su momento.
Desde vuestro primer EP hasta ahora, ¿qué creéis que ha cambiado más en Civic como banda?
Jim McCullough: Creo que finalmente hemos llegado al punto en el que siempre deberíamos haber estado desde el principio. En cierto modo, hemos dejado atrás muchas de nuestras influencias iniciales y nos hemos enfrentado a lo que realmente somos como banda. Ahora sentimos que, por fin, esto suena auténticamente a nosotros.
Hay algo muy bonito en eso. Algunas bandas logran encontrar su sonido en el primer disco, otras en el segundo o en el tercero. A veces, simplemente lleva tiempo superar ciertas barreras y hacer un álbum que de verdad represente lo que eres.
Claro, eso no significa que todo el mundo esté de acuerdo. Algunos fans quizá piensen que nuestro primer disco ya sonaba “muy Civic”. Pero desde nuestra perspectiva, este último trabajo refleja verdaderamente quiénes somos hoy. Y eso nos llena de orgullo.
Vuestro sonido tiene una energía cruda y visceral. ¿Qué artistas o discos han sido vuestras mayores influencias, tanto al principio como ahora?
Jim McCullough: Bueno, cuando empezamos, una influencia enorme fue el disco "Raw Power" de Iggy Pop. De hecho, se nota mucho en nuestro primer EP, "New Vietnam". Esa fue una guía sonora muy clara al principio. Pero cuando trabajamos en "Future Forecast" y luego en "Taken by Force", no teníamos una sola referencia musical, nos abrimos a muchas ideas y sonidos diferentes. Por ejemplo, escuchábamos cosas tan distintas como Jesus and Mary Chain o Nine Inch Nails. No se trata de sonar exactamente como ellos, sino de inspirarnos en su enfoque y actitud.
Y creo que ahí está la clave: puedes tener influencias, claro, pero lo importante es que al final tu música suene como tú. Tal vez un 10% recuerde a esas bandas, pero el otro 90% tiene que ser algo propio, algo genuino.
¿Cómo ves el futuro del punk, la música de garage y, en general, del rock en un mundo tan digitalizado?
Jim McCullough: Creo que siempre habrá un lugar para este tipo de música. No creo que la digitalización del mundo sea una amenaza para la música analógica. La gente tiende a verlo como algo que puede hacerla desaparecer, pero eso simplemente no va a pasar. Es mucho más fácil para un joven conseguir un amplificador de guitarra o algo similar, y eso sigue siendo algo tangible y auténtico. No creo que haya que preocuparse por que se pierda, ¿sabes?
Lo que he observado es que mucha gente empieza en el ámbito de la música analógica y luego se adentra en lo electrónico, o viceversa. Es como si se movieran entre ambos mundos, y eso siempre va a estar ahí, en constante interacción. No hay razón para pensar que se va a perder.
¿Y cómo ves el futuro de tu banda?
Jim McCullough: Creo que seguimos evolucionando, haciendo música que sentimos es importante. Y eso cambia con el tiempo, con el mundo que nos rodea. Este disco, por ejemplo, se siente muy contemporáneo e importante para nosotros ahora mismo. Y cuando grabemos el próximo, adaptaremos esa misma energía, esas sensaciones. Pero lo que está claro es que nunca dejaremos de hacer música. Eso siempre estará ahí, en constante evolución.