John Fogerty incendia el Azkena Rock


Recinto de Mendizabala, Vitoria-Gasteiz, viernes, 20 de junio 2025.

Texto y fotos: Ricardo Virtanen.  

John Fogerty (Berkeley, California, 1945), el mítico cantante de la Creedence Clearwater Revival, por fin tocó en España, después de una larga ausencia. En el año 2022 debía haber visitado este mismo festival, además de recaer en el Wizink Center de Madrid, pero el Covid arruinó sus conciertos. Antes, lo habíamos visto en Madrid en 2009 (Veranos de la Villa, Puerta del Ángel), que además había supuesto su primera visita a la capital. Hay por supuesto, otros pocos conciertos distribuidos por la Península (recuerdo especialmente el de Hoyos del Espino, Ávila, en 2014), pero la tónica ha sido que hemos visto poco por estos lares a uno de los compositores, guitarristas y cantantes más relevantes de la historia del rock. Su grupo, la enorme Creedence Clearwater Revival, habría sido más complejo tenerles aquí, ya que espaciaron su reinado tan solo entre los años 1967 y 1972.

El 28 de mayo Fogerty había cumplido 80 años, pese a ser un octogenario, su voz sigue inmaculada, y su forma física, admirable, por las carreras que dio por el escenario todo el concierto. También hacía bien poco (enero de 2023), el legendario músico había recuperado los derechos de sus canciones, de la época de Fantasy, el sello que avaló a la Creedence en su corta existencia. Sus problemas con Fantasy Records, y en especial con su director ejecutivo: Saul Zaentz, hizo que Fogerty se peleara con su hermano Tom, guitarrista de la banda, quien abandono la Creedence en 1969, muriendo de SIDA en 1990. Todo adquirió, pues, tintes dramáticos en el entorno de John en las décadas de los ochenta, noventa y dos mil. Después de 50 años, John Fogerty ha adquirido los derechos a Concord Records, quien los había comprado a su vez a Fantasy en 2004. Esto ha propiciado su gira actual —The Celebration Tour— y la de su disco recopilatorio, que presentaba en el Azkena: "Legacy: The Creedence Clearwater Revival Years", aunque saldrá el 22 de agosto.

Para la ocasión, el de Berkeley se ha rodeado de su familia (dos de sus hijos: Shane y Tyler, de 31 y 32 años) y de un elenco de jovencísimos músicos (batería, bajo, teclado y saxo). Lejos del contundente e irrepetible “sonido Creedence”, los jóvenes músicos dan empaque al proyecto último del cantante y guitarrista, y consiguen insuflar vida a las canciones legendarias de la mítica banda californiana. 

El concierto se inició con una larga lista de himnos de su antiguo grupo: desde el icónico “Bad Moon Rising”, siguiendo por “Up Around The Bend”, “Green River” o “ Born on The Bayou”, con un sonido y arreglos cercanos a los originales. Para entonces, el cantante ya había utilizado un gran repertorio de guitarras eléctricas: Gibson Les Paul Custom Black, Fender Telecaster o la Gibson Les Paul Goldtop, más la mítica acústica Gibson J-200, que usaría después. Incluso presentó su fabulosa “Who’ll Stop The Rain”, y con ello su famosa Rickenbacker 325 de 1964, aunque recuperada, según contó a la multitud, para la grabación del álbum "Cosmo’s Factory" (1970) en 1969. 

Tras un set dedicado a su pasado Creedence, llegaron algunos temas de su etapa en solitario, que se iniciaba con el disco "The Blue Ridge Rangers" (1973), y seguía con el álbum "John Fogerty" (1975), tras los cuales se producía un parón por los problemas con Zaentz. En 1985 recuperaba el impulso discográfico con la publicación de uno de sus mejores discos: "Centerfield". Y sonó entonces el divertido “Rock And Roll Girls”, donde se escuchó las mayores modulaciones vocales de Fogerty, muy en forma pese a sus ochenta años, y la participación del saxofonista. Tras otro paréntesis alusivo a su antigua banda, con un sugerente y contundente “Effigy”, no muy corriente en sus directos, el cantante presentaba “Joy of my Life”, dedicada a su mujer actual, Julie Lebiedzinsski, con quien se casó en 1991, que debía hallarse entre bambalinas. El tema, perteneciente a su disco "Blue Moon Swamp" (1997) que obtuvo un Grammy al mejor álbum, representa toda una declaración de amor, acaso su mejor canción de amor, con una participación destacada de nuevo del saxofonista. El momento fue propicio para presentar y agradecer a sus dos hijos sus presencias en el escenario en esta gira. Uno de ellos, Tyler, que se había mostrado en un plano muy discreto durante el concierto, situándose detrás con guitarra y percusiones, se colocó en primera línea para interpretar, codo con codo con su padre, la marchosa “Fight Fire”, perteneciente a su primera banda: The Golliwogs, hacia 1965. Tyler, como poseído por un demonio, interpretó el tema con maracas y cantó algunas de sus estrofas.

Otros dos éxitos de la Creedence servían de preludio de lo que se nos avecinaba: “It Came Out Of The Sky“ y “Keep On Chooglin’”. En la segunda, Fogerty ejerció de virtuoso en una introducción suprema, mientras tomaba el micrófono su otro hijo, Shane, siempre en primera fila junto a su padre, a lo que sumamos el brillante solo de batería, y el de armónica del propio Fogerty. Y sí, llegaba el punto álgido de la noche. En su enésimo parlamento, el cantante y guitarrista introdujo “Have You Ever Seen the Rain” como una canción que implicaba para él el arco iris de su vida, ese rayo de esperanza que nos queda a todos cuando las cosas no marchan bien, después de una lluvia persistente. Tras otro de los grandísimos éxitos de la Creedence, “Down On the Corner”, publicado en el álbum Willy and the Poor Boys (1969), y coreada por la multitud desde sus inicios, llegaba la controvertida “The Old Man Down the Road”, un tema de swamp rock hallado también en su magnífico Centerfield. Fue denunciado por Zaentz por ¡¡¡copiar uno de los coros de su propia canción “Run Through the Jungle”!!!, en uno de los más ridículos y bochornosos episodios de la historia del rock. Y sí, “The Old Man…” tiene una simetría aproximada a los coros de “Run Through…”: faltaría más que un compositor no desarrolle ideas similares en sus propios temas. Una canción donde pudimos escuchar a un desatado Fogerty guitarrista, quien ejecutó en la parte final de la canción un punteo interminable, por lo que no es raro que Rolling Stone lo situara en el puesto 40 (de 100) de los mejores guitarristas de la historia del rock. “Fortunate Song”, aquella canción que clamaba contra los hijos de los senadores que no iban a la Guerra de Vietnam, fue la que cerró el concierto, con su mítico estribillo coreado por las cinco mil almas que llenaban el Azkena: “It ain’t me, it ain’t me, it ain’t me, / I ain’t no senator’s son, son, I ain’t no fortunate one”, con una vigorosa participación del saxofonista. 

Conociendo el setlist que el cantante estaba ofreciendo en su gira de 2025, se esperaba que regresara la banda para ofrecer varios temas. Pero esta noche, en vez del reclamado “Travellin’ Band”, Fogerty interpretó su conocidísimo “Rockin’ All Over the World”, de su segundo álbum, todo un himno como aquel “Rockin’ in the Free World”, de Neil Young, que unas horas antes había tocado en este mismo escenario una magnífica Lucinda Williams. El tema evidenciaba un fin de fiesta ejemplar, mientras el recinto lo coreara a pleno pulmón. Y para cerrar, como no podía ser de otra forma, se escuchó “Proud Mary”, uno de los grandes hitos de Fogerty. Podríamos referirnos a una maravillosa anécdota, conocida como “La noche en que George Harrison y Bob Dylan salvaron la carrera de John Fogerty”. En esa época extensa de vacas flacas, en la que el cantante se negó a interpretar sus éxitos de la Creedence, coincidió en 1987 en un concierto con Dylan, Harrison y Taj Mahal. El público forzó a Fogerty a que cantara “Proud Mary”, pero él se negó en rotundo. Entonces Dylan se acercó para decirle que si en ese momento no cantaba la canción todo el mundo seguiría pensando que es de Tina Turner. Por lo que accedió a su interpretación. Esto resultó un cambio en sus directos, pues desde entonces comenzó a tocar viejos temas de la Creedence en su repertorio. Y sí, acabar con “Proud Mary” significó prender la llama final que encendió el Azkena. A sus ochenta años, John Fogerty, una leyenda del rock, sigue en plena forma. Esperamos no tener que esperar demasiado tiempo para tenerle con nosotros de nuevo, y que las viejas canciones de la Creedence sigan sonaron inmortales.