Kingfishr: "Halcyon"


Por: Javier Capapé. 

El martín pescador es un pájaro tan paciente como bello, como este trío irlandés que desde 2022 nos viene dando grandes alegrías en forma de bellos singles que tras este tiempo de crecimiento paciente se han transformado en un nada desdeñable LP. “Halcyon” es fruto del trabajo de todo este tiempo en el que Eddie Keogh, Eoghan McGrath y Epin Fitzgibbon han rozado el cielo con los dedos, y todo antes de haber publicado su debut. Lograron un cuádruple platino con su single “Killeagh”, una tonada con formas de canción tradicional irlandesa que está presente también en este “Halcyon” (¡cómo no!), y las cifras de sus reproducciones en plataformas dan vértigo para un grupo de tan escaso recorrido. Pero es verdad que Kingfishr lo tienen merecido. Su folk escorado hacia el pop épico atrapa desde el primer momento, ya sea por la personal voz de barítono de su líder y principal compositor Eddie Keogh o por sus acertadas líneas de banjo que le dan ese tono evocador a los paisajes verdes de su Irlanda natal tan simbólico.

Éste es un disco intenso, de los que dejan exhausto. Prácticamente nada en él chirría, aunque quizá su largo minutaje pueda dejarnos una cierta sensación de repetición en su infalible fórmula y podamos llegar a “Schooldays” con cierta sensación de deja vú. A pesar de eso, en el resultado global destacan los aciertos, confirmando que estos tres jóvenes, apasionados de las pintas de Guinness y la música hecha desde el corazón, van a dar mucho que hablar entre los corrillos del indie-folk contemporáneo. Con el grueso de la producción a cargo de Stephen Harris, apoyado en momentos por David Anthony Curley, este trabajo podría encasillarse entre el vendaval emocional de Mumford and Sons y el intimismo sentimental de Glen Hansard. Todo ello con un color vocal que nos puede llevar a los tonos de aquellos lejanos Hootie & the Blowfish en algunos momentos y una intención pop emparentada con sus hermanos The Cranberries, originarios también de Limerick.

Más de la mitad de las canciones del disco ya las conocíamos previamente como singles a poco que hubiéramos indagado en su discografía llamados por la curiosidad provocada por su éxito popular, aunque muchos de estos eran de su etapa inicial y ahora han vuelto a ser grabados. Como singles propiamente de este “Halcyon” tuvimos la canción que abre el lote, “Man on the moon”, con una contundencia que aparece desde el principio y ya no se pierde en todo el minutaje, o “Gloria”, que desprende la épica característica del trío en la que podría considerarse una de sus canciones más representativas. “Diamonds & roses”, también lanzada previamente, nos lleva hasta los Pogues, fundiendo de manera magistral tradición y rock, y otras canciones como “Next to me” saben bajar la intensidad para mecernos con los suaves mimbres del banjo que recorren casi todos los surcos de este disco. Un disco que no se aleja del pop en ningún momento (sirva como ejemplo “21”) al igual que tampoco se aleja del folk. En unas ocasiones nos hace vibrar con mayor aplomo, como en “I cried, I wept”, con una sección rítmica más que potente, y en otras nos lleva hasta las más radiables “Shadow” o “Blue Skies”, ambas con poderosos estribillos, otro de los santo y seña del trío. Porque efectivamente saben encontrar ese punto de brillantez que eleva sus estribillos. Lo consiguieron con "Eyes don't lie”, uno de sus infalibles temas, que les definió y, por lo tanto, no podía faltar en su debut, como también lo hicieron con “Shot in the Dark”, más sencillo, con la acústica en primer plano, pero igualmente con una personalidad arrolladora, algo que se aprecia también en la más sentida “Caroline”.

Resulta difícil destacar alguna de estas composiciones tan bien planteadas. En casi todas ellas consiguen brillar. Da igual si nos aceleran el pulso con “Flowers-fire” o nos acunan con “Ways to change”. Quizá sea la ya mencionada “Killeagh” la que más ha trascendido, porque sin apenas darse cuenta se ha convertido en un single de todos y para todos. Una canción popular por derecho propio. Y no tanto por sus miles de reproducciones, sino porque contiene la esencia de un grupo que sabe entregarse para hacer nuestro lo mejor de sus vivencias, por hacer universal lo más pequeño, por mostrarse sinceros, fruto de su propio impulso y no de ninguna estrategia.

Kingfishr han crecido hasta niveles que quizá nunca creyeron cuando esos tres amigos de la facultad de ingeniería comenzaron a componer canciones durante la pandemia, como así nos lo contaban en la reciente entrevista publicada en este mismo medio -https://www.elgiradiscos.com/2025/09/kingfishr-nuestro-primer-disco-cierra.html?m=1-. El inicio de su historia se materializó con “Forest-fire”, a principios del año 2022, y sus sucesivos singles les hicieron subir en popularidad progresivamente hasta llegar a grabar un disco en directo el pasado año, antes incluso de tener ningún larga duración publicado. Hazaña conseguida tan solo por algunos elegidos y signo inequívoco de la comunión con su público. Ese fervor popular no había llegado a nuestras orillas hasta que se vislumbró la llegada de este “Halcyon”, y así, cuando desembarcaron en el Mad Cool el pasado verano, se habían convertido en un secreto a voces. El público español les acogió con los brazos bien abiertos por su capacidad compositiva y su entrega interpretativa, y así hemos podido sentir este debut como un viejo conocido. Tan necesario (por no dejar de poner los pies en la tierra) como adictivo (por su encanto innato y su capacidad de conmovernos desde la sencillez).

Los tres músicos nos aseguran que tienen más canciones en las que trabajan actualmente, lo cual significa que no son flor de un día y que, como ellos mismos dicen, con “Halcyon” cierran un capítulo para abrir otro de inmediato. Realmente es para sentirnos afortunados por lo que pueda venir. Si todavía no los conocen, les aseguro que están a punto de descubrir todo un mundo. No les den la espalda y vuelen con ellos.