Entrevista: Niños Mutantes

“Hemos modificado nuestro ambiente creativo, dando paso a una aventura que ha sido muy chula”

Por: Javier González

Mantener el espíritu sin dar sensación de inmovilidad. Sonar reconocibles lanzándose al vacío. Proponer una mirada desde diversas “Ventanas”, para invitar al oyente a disfrutar de parajes sonoros inusitados. Dejar a un lado el protagonismo de las guitarras para mimar las percusiones. Ser honestos después de veinte años y tener la necesidad de abandonar una zona de confort con la que miles de fans parecen haber conectado. Así son los Niños Mutantes de 2020, los que traen nuevo material bajo el brazo.

Y es que “Ventanas” nace de la necesidad de los granadinos de romper sus estructuras habituales de composición, para iniciar una aventura en la que aseguran haber disfrutado y aprendido. Dos matices que se desprenden desde la primera escucha del álbum, y que son patentes en la conversación telefónica que mantenemos con Juan Alberto, el representante mutante que tan de buena gana como es costumbre en él se enfrenta a nuestro cuestionario vía telefónica. Porque en tiempos de coronavirus, las entrevistas no descansan. Y ahora, ante tanta noticia trágica y tanto bombardeo mediático, lo de mirar por otras “Ventanas” se ha puesto de moda. 

En primer lugar. ¿Qué tal lleváis el confinamiento Niños Mutantes? 

Juan Alberto: Aquí hay de todo, cada uno lo lleva como puede. Además, todo el mundo tiene sus “bajibajos”, porque la parte del “altibajos” “alti”, nadie la tiene (Risas). En mi caso soy afortunado porque tengo cosas con las que puedo estar entretenido. También me llevo bien con mi hijo y mi mujer. Tengo terraza, así que no me puedo quejar. Quejarme sería un puto vicio (Más Risas). 

Volvéis a la carga después de tres años, tiempo transcurrido desde la edición de “Diez”. ¿Cómo habéis vivido este tiempo en el seno de la banda? 

Juan Alberto: Bien, porque no hemos parado. Después de “Diez”, sacamos “Diez y Medio”, un Ep que vio la luz a principios de 2018. Durante ese año estuvimos tocando mucho, fue un año intenso en cuánto a viajes, estuvimos en México, Venezuela y Panamá. Fue una andadura que dejó mucho poso vital y experiencias. En Septiembre de 2018 decidimos iniciar un parón y tomar un descanso para aclarar ideas, pero vamos que en poco tiempo tomo forma el proyecto de “Ventanas”. Digo proyecto porque ha sido un proceso de modificar nuestro ambiente creativo, dando paso a una aventura que ha sido muy chula. Lo hemos pasado bien y hemos aprendido una barbaridad, estamos muy satisfechos del viaje que hemos vivido. El disco ha nacido en circunstancias muy extrañas, al menos para lo que era nuestra forma de componer y grabar, pero creo que también ha sido algo positivo. 

Confío en que haya sido un período de paz, tras lo convulso que supuso conocer todo lo ocurrido antes de la publicación de “Diez”. ¿Ha sido así? 

Juan Alberto: Entre nosotros ya contamos que habíamos tenido nuestros más y menos antes de “Diez”, que fue un disco de terapia de grupo. Ahora mismo estamos bien, sabemos que tenemos cosas que dentro de nosotros tenemos cosas que nos gustan y otras que no. Hemos aprendido a tolerarnos. Porque la realidad es que nos queremos mucho, lo ocurrido hace unos años no es más que lo que ocurre con las relaciones que son más de familiares que de profesionales o amigos. Lo nuestro es familiar, son muchos años compartiendo todo. 2019 ha sido un año muy bueno, hemos compartido un proyecto súper chulo, grabando en cinco sitios distintos y con cinco equipos de productores, lo que nos ha permitido interactuar con otra gente. Creo que ha mejora las dinámicas del grupo, ya que todo el mundo da su mejor cara. En ese sentido, no ha habido ningún problema.

No tengo muy claro cómo ha sido todo el proceso de gestación de esta nueva obra, ya que hay hasta cinco equipos en producción y se habla de que ha habido mucha labor de improvisación. ¿Es realidad todo lo que se comenta? ¿Y a qué se debe esta forma de lanzarse al vacío? 

Juan Alberto: Normalmente en todos los discos anteriores, los bocetos de las canciones nacían de una guitarra en mi casa, dejándolos grabados de una forma muy simple, casi siempre con grabadora de voz. Para este disco descubrí nuevas herramientas, la verdad es que nunca hemos estado muy metidos en tecnología. Me consta que hay otros grupos que tienen estudios en su casa desde hace mil años. Nosotros no, somos bastantes “old school” en ese aspecto. Descubrí el “Garageband”, que puedes descargarlo a cualquier teléfono móvil, como una forma de maquetar con muchas pistas. Comencé a desarrollar bocetos de canciones muy diferentes a lo que habíamos hecho hasta ahora, algo que nos ha permitido contar las cosas de forma diferentes a como lo habíamos hecho hasta ahora. He podido contar con sintetizadores y secuenciadores para armar los temas, había canciones que se iban a la electrónica y otras se movían por aires latinoamericanos. Me dio pena pensar que el aire diferente se podía diluir si trabajamos como siempre, llevando las canciones al local de ensayo y al terreno de Niños Mutantes. Estaba seguro que de hacerlo así todo pasaría por el rodillo Mutante y los paisajes quedarían homogeneizados en nuestro estilo habitual. Para salir de eso pensamos en forzar las diferencias con otro sistema, decidimos agruparlas, y pensar en productores que las pudieran desarrollar hacia ese camino. Lo siguiente fue la búsqueda de productores en concreto, que en unos fue más premeditado y en otros más casuales. No hicimos más que una toma de contacto en el local de ensayo de dos días, previa a meternos en el estudio, para hacer una aproximación. Fuimos con pocas ideas preconcebidas y la idea de colaborar al máximo con los productores. Haciendo labor de equipo para llevarlas a otros terrenos. Hemos sido tan radicales que no nos hemos llevado ni nuestros instrumentos a los estudios, aprovechando los que nos dejaban allí, para forzar las diferencias. Queríamos salir de todo aquello que nos llevara a los mismos resultados que tenemos a partir de un estilo ya definido. Lo siguiente fue la busca de productores en concreto, que en unos fue más premeditado y en otros más casuales. Estamos súper contentos de los equipazos que hemos formado.

Da la sensación de que tenéis una intención clara de abrir una nueva etapa en el seno de la banda. ¿Tenéis esa misma percepción?

Juan Alberto: En cada disco tienes la sensación de comenzar una nueva etapa, que muchas veces es más una sensación tuya que una realidad. Yo diría que es la revolución más grande que hemos hecho a nivel artístico en Niños Mutantes. Hemos puesto la casa patas arriba. En el estudio hemos tenido momentos de decir cómo toco yo esto, hacer una batería o un bajo funk cuando nunca hemos tocado eso en la vida era un reto. Creo que en el disco hay cuatro canciones que no tienen una guitarra eléctrica, y si la tienen están utilizadas de una forma muy diferente. Para nosotros ha supuesto una aventura y lo que nos gusta es aprender. Ciertos grupos creen que por tener una trayectoria larga, tienen las ideas muy claras y nadie puede enseñarles nada. Hacen defensa de su ego contra los productores. Nosotros siempre hemos sido muy humildes y nos encanta aprender, que llegue gente y nos enseñe cosas nuevas. En ese sentido ha sido un proyecto de lo más interesante. 

En el libreto queda claro que quieren decir los siguientes títulos: “La Vega”-“El Puerto”- “Las Estrellas”- “El Bosque”-“La Ciudad”. ¿Serías tan amable de explicárselo a la gente que no ha comprado aún el disco en formato físico? 

Juan Alberto: “La Vega” fue el primer bloque que grabamos con Ángel Luján, en un cortijo que se llama Santa María de la Vega, en plena Vega de Granada, es el estudio de Carlos Hernández, que es el técnico de los Planetas; para nosotros es un paisaje muy inspirador, además fue el comienzo del ciclo. Luego, casi simultáneamente fuimos a “El Puerto”, que hace referencia a La Mina el estudio de Raúl Pérez, le llamamos así por lo de Puerto de Indias, allí tratamos de hacer algo como “Cantes de Ida y Vuelta”, porque las composiciones tenían un punto sudamericano y tropical. “Las Estrellas” es la tanda que hicimos con Noni y Javier Doria de Lori Meyers, son canciones nocturnas en las que primaba la electrónica, tienen una onda más crepuscular y de evocaciones, hablan de esas cosas que tienen lugar por la noche. Con Christina Rosenvinge se hizo “El Bosque”, que son canciones con un punto de paranoia, al estilo de “El Ausente”, que tiene un aire bélico, con un toque a “The Partisan” de Leonard Cohen, habla de una situación de guerra, parecida a la actual, es un bosque en el que andan los supervivientes. Es una paranoia personal. “El Bosque” es un paisaje sugerente en sí. El último bloque está hecho con Novedades Carminha, le pusimos “La Ciudad” porque nos parecía el más bailongo y urbano.

Cinco discos en uno… 

Juan Alberto: Pensamos en hacer cinco lanzamientos distintos para sacar los bloques por separado, pero creíamos que era demasiado. Además, no tenemos la capacidad de atención mediática de una Rosalía, aunque nos parecía una idea bonita. Por eso finalmente decidimos darle cinco bloques y tirar por el tema de “Ventanas”, que suena a paisajes distintos.

Sin embargo, el disco en su totalidad da una sensación de unidad, pese a sonar relativamente experimental… 

Juan Alberto: La unidad la ponen ciertos detalles entre ellos que a pesar de todo, somos reconocibles. Aunque la mona se vista de seda, mona se queda (Risas). Aunque nos disfracemos, se nota quiénes somos. Hay ciertas cosas que nos delatan en la forma de cantar, la forma de afrontar la melodía, los acordes, la temática y también en los fraseos. Se vistan como se vistan las canciones, se reconocen. Había quien nos decía que el disco era muy arriesgado y que debía llamarse “Frankenstein”, ya que no tenían nada que ver. En ningún momento temimos la falta de cohesión, sabíamos que las canciones sonarían bien juntas. Estaban compuestas en una misma época vital y sabíamos que tenemos una personalidad definida. No teníamos miedo a que no sonara a nosotros. Si no lo hace, tampoco pasaría nada, pero teníamos claro que había cosas que saldrían por el peso de nuestro ADN.

Hay muchas acústicas, pianos amables y ambientaciones, dejando atrás el peso de las guitarras eléctricas. ¿A qué se debe este hecho? 

Juan Alberto: El disco anterior fue lo contrario. En “Diez” recuperamos las guitarras y la electricidad. Pienso que son movimientos pendulares que haces por entretenerte, vas cambiando por no saturarte. Esta vez nos interesaba trabajar con las texturas de otros instrumentos que están menos trabajados. Quizás las acústicas y el ukelele estén más presentes en la parte de “La Vega”. Creo que hay más trabajo en la parte de los ritmos de batería, bajos y percusiones, le hemos prestado más atención. Nuestra música ha ido más del diafragma hacia arriba, por corazón y cerebro, ahora baja más a la zona pélvica y cadera, hay más swing y más groove. Estamos en un punto que buscamos más el baile y el ritmo, sin hacer música de baile. El indie es una música poco sexy y que invita poco al baile. Se centra más en melodías y voces, además de las guitarras, dejando olvidada la sección rítmica, ahora nosotros nos hemos centrado un poco más en ella y en los sintetizadores. 

Por cierto, hay canciones que parecen escritas directamente para alguien, algo que ya ocurría anteriormente con algunas de vuestras letras, hablo de “El Examen” o “Un Tiro en El Píe”. 

Juan Alberto: Siempre hay canciones que son como cartas, bofetones, caricias y telegramas, dirigidas a alguien en concreto. He optado por la política de no decir a quién van dirigidas porque ya me he llevado alguna hostia por decirlo. (Risas) 

Cantáis, “No nos escribas jamás te vamos a bloquear”. ¿Llegó la sangre al río? 

Juan Alberto: Mmmmm… sí, claro. De no haberlo hecho no estaría ahí la letra de esa canción. 

Vosotros que sois tíos muy majetes, ¿Qué os parece que ciertos grupos y solistas tengan un contacto tan directo con sus seguidores? ¿No creéis que eso le quita romanticismo al tema de la música? 

Juan Alberto: Cada uno debe sentirse libre para hacer lo que quiera. Hay quien busca una cercanía excesiva y quien busca mantener la distancia de manera concreta para mostrar que tiene algo especial. Te lo digo después de veinte años de carrera, habiendo conocido muchos artistas. En realidad, todos somos gente normal. La distancia genera más glamour, la verdad, pero también me gusta que haya artistas que sean agradecidos y generosos con su público y estén dispuestos al contacto directo. Me gusta que haya libertad y que cada uno haga lo que quiera. Es cierto que las redes sociales han cambiado la forma de relacionarse con el público, también la forma en que los artistas piensen en su carrera. Antes se pensaba en términos musicales, con su puesta en escena en el disco y en la imagen en un álbum o vídeo. Ahora todo lo demás lleva más tiempo a los artistas que la propia música. El estar pendiente de redes sociales y próximas ideas virales ocupan más la mente de músicos que la propia música. Llámame antiguo, pero a mí me gusta más que los músicos hagan música, aunque somos esclavos de nuestro tiempo. El que no se proyecte en redes está muerto. Lo hace desde McCartney hasta el joven que empieza.

“Una Noche” me ha parecido una letra muy bonita, intensa e hiriente…

Juan Alberto: Sí, es una canción muy romántica. Habla del momento de esa noche perfecta, con la persona con la persona que deseas en que sientes que el universo está parado. El instante que todo lo que hemos vivido y recordamos para siempre. 

“No una Más” es una joyita, chiquitita, con esos matices tan sugerentes. ¿Es una canción dedicada a algún hijo/a?

Juan Alberto: No. Realmente no habla de hijos, habla más de gente que fascina y en nuestro caso de mujeres, pero también podría ser de hombres, claro. De gente que crea magia alrededor suyo, que iluminan el lugar donde están hagan lo que hagan. 

“Todo Tiene un Precio” y “Camino Perdido” parecen tener una conexión temática. 

Juan Alberto: Es verdad que las dos conectan en hablar de cosas más importantes que el dinero y las posesiones, algo que con la hostia que nos estamos llevando debe quedar claro. Las dos tienen una declaración de amor, “Todo tiene un Precio”, desde una perspectiva más romántica, y en “Camino Perdido”, que es una canción que habla de naturaleza y de cómo destruimos todo por la fiebre del consumo. Es verdad que hay una conexión en el mensaje un poco hippie, que creo que está más vigente que nunca. De qué sirve tener tantas cosas, lo importante es la gente que quieres, la salud, y respetar donde vivimos para que sea un sitio habitable que podamos seguir utilizando. 

“La Ausente” cantada junto con Christina Rosenvinge, es la más cercana a las canciones de cantautores, con una temática muy contraria a los políticos y que habla de una revolución, quizás de la llegada de una Mesías.

Juan Alberto: Hablar de un personaje, de un Mesías, que estuvo entre nosotros y al que no le hicimos caso, pero que tenía un mensaje claro. Tenía algo importante que transmitir. Habla en cierto modo de paz y fraternidad. Está inspirada en la música de cantautor, la has clavado. (Risas) 

En “Oxígeno” me he montado la paranoia de que estáis a mitad de camino de “Close to Me” de The Cure y de las bso de “Golpe en la Pequeña China”, donde abogáis por romper con ciertas cadenas autoimpuestas. 

Juan Alberto: En John Carpenter me pillas, no forma parte de mi bagaje, o de nuestro bagaje. Le daré una escucha. Habla de una serie de cadenas que portamos, por una serie de cosas que hemos hecho y no querríamos haber hecho. Es un intento de amnesia consciente para intentar poder seguir avanzando cada día. A veces la mochila de errores y culpas te impiden avanzar. Habla de que hace falta aire y olvidar todas esas cosas que te atan y no te dejan ser libre.

¿Qué planes de futuro manejáis una vez que termine la crisis del coronavirus?

Juan Alberto: Esperamos que sea un paréntesis más corto posible, como el noventa por ciento de la población. Ojalá todos podamos volver a nuestras vidas al punto en que las dejamos semanas atrás. Nos pilló trabajando para preparar el directo, ya que este disco nos exigía un desafío importante. No eran canciones que nos supiéramos antes de entrar a grabar. Andábamos aprendiendo, ensayando mucho. Teníamos un quinto mutante, Toni Jiménez, un tío que nació en el año 2000, hijo de un compañero de promoción nuestra. También habíamos renovado el equipo de gente para la carretera. Estábamos enfilando la recta final de todo el proceso para comenzar la gira. De hecho, se hizo un solo concierto, el de Movistar Plus. De momento los conciertos que teníamos se aplazan para el otoño y nuestros ensayos, evidentemente, están interrumpidos. Nos tomaremos con calma todo para más adelante. No te voy a negar que voy a buscar la parte positiva de esto, aunque sea difícil porque hay muchos dramas con los que empatizo. Como Niños Mutantes nos puede sentar bien este descanso, llevábamos tres meses agotadores. Cuando toque retomar, lo haremos con ganas y seremos conscientes de cuidar que todo esté en condiciones. Somos afortunados viendo como la gente disfruta de nuestras canciones. 

Tendréis mucho tiempo para afrontar el problema de elección de repertorio. 

Juan Alberto: Problema va a haber siempre. Hay que tener claro que en ese sentido siempre vas a decepcionar a alguien. Es complicado, por no decir imposible, tocar las canciones que le gusten a todo el mundo. Tratamos de hacer un repertorio compensado, centrado en lo nuevo, pero sin dejar de lado las canciones que la gente espera.

Juan Alberto, como siempre mil gracias. Salud y un fuerte abrazo a todos los mutantes. 

Juan Alberto: Un abrazo fuerte y gracias a ti.