"Pere y María", Fernando Alfaro




Por: J. J Caballero

El nombre de Fernando Alfaro, para quienes lo conozcan solo de oídas, ha estado y sigue asociado al de uno de los grandes escritores de canciones surgidos del suelo patrio. Desde que en los noventa plantara la semilla de la posterior y fértil cosecha del llamado indie nacional partiendo de las creaciones infecciosas de los seminales Sufin' Bichos, hasta que en pleno siglo XXI continúe ejerciendo de gurú de generaciones pasadas y futuras a través de discos en solitario igual de imprescindibles (el último, “Sangre en los surcos”, es una reinterpretación semiacústica de muchas de sus canciones más significativas) que los de su otra banda Chucho, a la que reagrupó hace cuatro años para dar forma a “Los años luz”, un disco a la altura de su pequeña leyenda secundado ahora por el más robusto “Corazón roto y brillante”. A propósito de este último el propio Alfaro ha escrito un libro, tan breve como los vaivenes sentimentales de sus protagonistas, para ilustrar cada una de las canciones incluidas en el mismo. O al revés, porque la lectura de “Pere y María”, que así se llama esta joya editorial, se complementa en diagonal con las letras y la historia narrada en cada una de las piezas grabadas. ¿Disco conceptual? En cierto modo. ¿Libro con entidad propia? Sin duda alguna. 

En las páginas de “Pere y María”, nombres asignados al azar que solo obedecerán a los recuerdos y asociaciones en la mente de su autor, se retrata el proceso de ida y vuelta a los sentimientos, muchas veces encontrados, del supuesto protagonista de las canciones del disco. El auge y caída de la complicidad de una pareja, las continuas vueltas de tuerca de una relación abierta por fuera y nociva por dentro, y el inevitable proceso de autodestrucción emocional de alguien que un día creyó estar preparado para algo que en realidad solo existía en su imaginación. La manera en que Fernando Alfaro estructura cada episodio, ilustrado por la gran Erika Seven –colaboradora habitual de Muzikalia, la web hermana que se encarga de la publicación del libro- desemboca en una montaña rusa de sensaciones que el lector afronta como en un viaje al interior de sí mismo, incluso viéndose reflejado en la figura de Pere sin necesidad de haber vivido experiencias tan al límite. Tampoco queda claro si el recuerdo de María, descrito bajo el prisma del despecho y el deseo, la deja como la buena o la mala de la película en una historia zigzagueante que podría leerse capítulo a capítulo como la mirada oblicua de un hombre aún por encontrarse. Hay poesía, trazas de erudición y dedicación, mucha dedicación a unas líneas sorprendentes por inesperadas, pero nada que pueda sorprender a nadie que haya seguido la trayectoria musical, que a fin de cuentas es la misma que la literaria, de un artista indispensable y por momentos genial. 

Un libro que se lee de un tirón si se afronta en el momento adecuado y uno no se deja arrastrar por la desazón que atraviesa más de un corazón en un tiempo y circunstancias concretos. A todos nos ha pasado alguna vez, salvando las distancias de la ficción, que habiendo sido devastados por la ruptura de una relación imposible, nos empeñamos en reivindicarla como la única válida y verdadera justo un minuto antes de deshacernos de su recuerdo. Intento vano, como pretender que lo que se cuenta en este libro se olvide de inmediato. Necesitamos que haya más autores así, para que de vez en cuando alguien nos recuerde lo pequeños que somos.