A las 20:30 de la tarde, puntual como pocas veces se le recuerda, aparecía en el escenario de la madrileña Joy Eslava, Enrique Bunbury, el maño ataviado con un glamouroso traje negro, atacó los versos de su polémico primer single “El hombre delgado que no flaqueará jamás”, dando así, comienzo a una velada en la que el rock fue la nota predominante.
El zaragozano derrochó fuerza en escena, se mostró comunicativo y apoyado por una banda que sonó como un cañón, hizo las delicias de los 700 fieles que allí se congregaron gracias a canciones que se han convertido en himnos para sus seguidores, no faltaron a la cita “Infinito” “Apuesta por el rock and roll” y “Lady Blue”, así como la totalidad de nuevo álbum, y tras dos horas cortas pero intensas, cerró con una dedicatoria a “A mi hermano Nacho Vegas” para posteriormente interpretar “El tiempo de las cerezas”.
Sin embargo y pese a la calidad del concierto, desde EL GIRADISCOS pretendemos dejar constancia de que la cita no fue lo que todos esperábamos, la gente hizo largas colas durante horas en pleno mes de diciembre, para conseguir una entrada. Ya desde las tres de la tarde, se podían ver a los primeros fans que llegaban para hacerse con un buen sitio, puesto que la Joy Eslava no se caracteriza por la buena visión de sus conciertos.
Este detalle debería empezar a cuidarse por parte de la administración madrileña. El rock es cultura y como tal, es una vergüenza la ausencia de salas de mediano aforo en nuestra ciudad.
La Joy Eslava se ve superada para según que acontecimientos, siendo a pesar de todo, el último bastión de aquellas bandas, que por capacidad mediática no sean capaces de llenar el Palacio de Deportes o Las Ventas.
Señores y Señoras, Madrid culturalmente hablando, se muere.
Por Javi "EG"
El FIZ como trinchera
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*Sala Multiusos del Auditorio de Zaragoza. Sábado 28 de septiembre de
2024. *
*Texto y fotografías: Javier Capapé *
Un año más y un *FIZ* que pasa, pero...