
El zaragozano derrochó fuerza en escena, se mostró comunicativo y apoyado por una banda que sonó como un cañón, hizo las delicias de los 700 fieles que allí se congregaron gracias a canciones que se han convertido en himnos para sus seguidores, no faltaron a la cita “Infinito” “Apuesta por el rock and roll” y “Lady Blue”, así como la totalidad de nuevo álbum, y tras dos horas cortas pero intensas, cerró con una dedicatoria a “A mi hermano Nacho Vegas” para posteriormente interpretar “El tiempo de las cerezas”.
Sin embargo y pese a la calidad del concierto, desde EL GIRADISCOS pretendemos dejar

Este detalle debería empezar a cuidarse por parte de la administración madrileña. El rock es cultura y como tal, es una vergüenza la ausencia de salas de mediano aforo en nuestra ciudad.
La Joy Eslava se ve superada para según que acontecimientos, siendo a pesar de todo, el último bastión de aquellas bandas, que por capacidad mediática no sean capaces de llenar el Palacio de Deportes o Las Ventas.
Señores y Señoras, Madrid culturalmente hablando, se muere.
Por Javi "EG"