
Alejandro Carantoña (bajo)- Nistal dejará de remitir a un artista en solitario para dar paso a una banda, en el más amplio sentido de la palabra.
Ricardo, no contento con haberse rodeado de un grupo de gente con la que trabajar en pos de una dirección musical común, ha decidido también pegarse el gustazo en esta nueva entrega de contar, para la grabación de “Al norte de aquí”, con parte de lo más granado del panorama rockero de nuestro país.
Entre los invitados a este festín sonoro encontramos a Leo Mateos –Nudozurdo-, Templeton, Xabel Vegas, Félix Arias o el gran Igor Paskual, entre otros. Todos ellos aportan su maestría y buen hacer en varios de los cortes que componen el álbum, pero… ¿Y a qué suena esta nueva entrega? ¿De qué hablan las nuevas composiciones de la banda asturiana?
En lo musical, dentro de está tercera entrega del grupo del ex componente de Stormy Mondays o Babylon Chat, encontramos un disco de canciones eminentemente pop-rock de esas que van ganando peso a medida que caen las escuchas. No engañaré a nadie diciendo que no es un álbum sencillo. Es más puede que de primeras, salvo un par de fogonazos, deje bastante indiferente al personal, a mí me ocurrió, lo confieso, suerte que a medida que las canciones van quedando en tu oído acaban por mostrarse en toda su grandeza y esplendor hasta dotar al disco de una grandeza y unidad insospechada en un principio.
En las tomas de contacto iniciales destacan los temas más directos, un ejemplo de ello son lo sorprendente que resultan, “Chica del supernova”, una pequeña y acertada venganza contra una redactora de la conocida y ya extinta web musical, la guitarrera “Me vendí” ó ese trallazo con sabor a Nueva York que es “Dulces 80”, donde es patente la sombra de bandas como Television o The Strokes.
Por encima de ellas se destapa, tanto por letra como por sonido, “Han dicho de mí”, canción en que colabora el donostiarra de nacimiento Igor Paskual, sin duda una reivindicación personal de carácter arrogante. Un corte muy rockero desbordante de chulería y fe en uno mismo.

El álbum, visto con la perspectiva de cuatro o cinco escuchas, encierra además un mensaje claro y conciso de reivindicación personal y de hacer en cada momento lo que a uno le apetezca, sin importar los posibles errores o lo que opinen los demás de nosotros.
Un disco de apariencia sencilla y que, por momentos, puede parecer vacío de contenido, pero que, con un mínimo de esfuerzo por parte del oyente, podría convertirse en una bomba de relojería para personalidades necesitadas de un empujón vital.
Nistal consigue con este trabajo reivindicarse como una banda a tener en cuenta. Superando, sin duda, la nota de “tres” que “La Chica del Supernova” otorgaba a su anterior entrega. Viendo como se gasta las venganzas el bueno de Ricardo, cualquiera se atreve a criticarle negativamente…
Texto: Javier González.