Alis es el nombre bajo el que se esconde el gran músico, compositor y productor Pachi García a la voz, arropado por Juan Pablo Huertas a la guitarra y David “Prince” a la batería. “Alis” (El Diablo, Arts Factory, Universal, 2006), “Mínimo” (Warner, Arts Factory, Universal, 2008) y “Cuando el sol nos dé calambre” (Emi, Hook Management, 2009), son los tres discos que le presentan y consolidan como artista.
Su último trabajo, “Material de disección”, está compuesto por diez canciones y cuenta nuevamente con los diseños de Miguel Ángel Tornero y con las fotografías de Juan Pablo Mola. “Material de disección” define perfectamente un álbum que examina y estudia parte a parte a Alis, que desnuda su alma para sumergirnos en este viaje. Un viaje que supera la realidad en ocasiones, un viaje fantástico y sincero, y que extrae cada canción como si de un órgano se tratara.
Iniciamos nuestro recorrido con Viaje en zeppelin, en el que volamos en zeppelines de plumas y aeroplanos de espuma. “Los truenos y rayos se van sincronizando dejando un fabuloso espectáculo…”. Un tema que ya adelanta excelentes maneras vocales y que nos hace elevarnos por encima de las nubes y no querer bajarnos de este cielo.
En Telescopio podemos escuchar la colaboración de Leiva, de Pereza, que pone sus dedos en los acordes de guitarra y algunos de teclado. Destaca la melodiosa voz de Alis, que realiza falsetes, y coros femeninos para cantarle a ese telescopio, que dejó de funcionar para volverse muy especial. “No pararé hasta llegar a Marte. Resucitaré los astros apagados con luces de carnavales…”
En tercer lugar nos encontramos con el tema que da nombre al álbum, Material de disección, tratado con un humor que no deja de ser romántico y en el que ofrece cada parte de su cuerpo a su amada con tal de hacerla feliz. En él se unen las fuerzas de Alis y del también productor Suso Saiz (Iván Ferreiro, Los Planetas, Diego Vasallo), y quizá por ello recuerda un poco al antiguo cantante de Los Piratas. “Si no consigo hacerte sonreír, yo quiero regalarte el corazón para que lo guardes dentro del congelador.”
El inicio de Boomerang resulta ser muy beatleniano, y pasa a hablar de esos sentimientos que nos asustan y que vuelven a nosotros como un boomerang aunque intentemos deshacernos de ellos. “A veces siento que se me escapa el tiempo”. Pero, a pesar de todo, “tengo que admitir que ni contigo ni sin ti.”
Nos trasladamos al otro lado de un pupitre para conocer las asignaturas pendientes de El alumno oyente. Este corte de 4 minutos y medio comienza con un sonido más suave e íntimo para ir in crescendo y desplegarse a su máxima sonoridad absorbiendo toda la energía que se mueve en el aire.
Irritable es una melodía pop en la que hay que destacar los teclados, y que habla de los cambios de humor que sufrimos cuando pasamos por ese estado de irritabilidad en el que todo nos molesta y no somos capaces de resistir “una tormenta más”, ni de aguantar “un solo cambio más”. Y como muy bien dice el propio Alis, “Cambiaré cuando cambie el tiempo.”
Alis se desnuda un poco más al inicio de Canción popular, que suena tibia y calmada, y poco a poco más firme y segura. La voz tiembla al expresar los sentimientos que salen a la luz acompañados de cálidos acordes al teclado a cargo de Raúl Quílez. Como si costara hablar y respirar, con la voz tambaleándose, indecisa, para ir adquiriendo fuerza. Un tema que habla del amor más puro, enfrentado a la ausencia más nostálgica. “No quiero quedarme con nada que no tenga que ver con tu calendario, con tu delgadez, con tu forma de ver lo que nadie ve.”Una súplica, un ruego que parece convertirse en una protesta y en una queja inconformista.
El octavo puesto es para el tema titulado Mi cuarto y mitad, en el que podríamos decir que hace una presentación en toda regla llena de poesía. “Si me tocas ciertos puntos cardinales me convierto en gas altamente inflamable.” Pero esta carta de presentación no se corresponde con sí mismo. “Ése no soy yo, es mi cuarto y mitad.”
Y ahora es el momento de prepararnos para un Simulacro. ¿De qué? Una falsa simulación de un amor que no deja de ser un peligroso juego al que hay que apostar y tirar a dar para ganar. “No jugaré a ese juego, no llenaré tu enorme ego. No jugaré, apostaré por lo nuestro. Tal vez perderé… es lo de menos.”
El tema encargado de cerrar el álbum es Contraseñas y cuenta con la colaboración de Fon Román, ex Piratas, que mete guitarras y que ya le acompañó en su anterior y segundo disco, Mínimo: Segundo Acto. Una canción melancólica que nos deja un sabor dulce en el paladar y nos seduce embriagándonos hasta la última nota. “¿Quién nos va a devolver al punto de partida? ¿Quién nos va a resetear la inocencia perdida? No se ha inventado aún la unidad de medida que pueda calibrar esta vida sin vida.”
Un disco íntimo plagado de poesía y sonidos cálidos, pero que a la vez desborda seguridad y fuerza en cada canción. Una voz que se hace con el control y que desfila entre el grave y el agudo con gran facilidad creando falsetes. Unos sonidos instrumentales que no dejan indiferente a nadie, mientras los coros resbalan en cada nota haciéndonos despegar los pies del suelo.
Un alma desnuda, un corazón palpitando en carne viva. Un riñón y una espina dorsal como ropero. Todo ello y sólo por vernos sonreír, su “material de disección”.
Por Paula Rodríguez Martín
El FIZ como trinchera
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*Sala Multiusos del Auditorio de Zaragoza. Sábado 28 de septiembre de
2024. *
*Texto y fotografías: Javier Capapé *
Un año más y un *FIZ* que pasa, pero...