Lo diré sólo una vez, y ahora al principio, para tratar de no repetirlo a lo largo del texto. Justin Townes Earle es el hijo del mítico músico Steve Earle. Un hecho que comento, primero, por si algún despistado todavía no lo sabía y después, y lo más importante, porque es indudable la influencia, tanto a nivel familiar/vivencial como artístico, incluso induciendo de alguna forma a crearse una personalidad propia alejada de la de su progenitor, que ha tenido.
Una trayectoria en solitario que tiene ahora en Single Mothers su último capitulo, uno que por cierto alcanza un nivel altísimo y un peso bastante significativo a la hora de encuadrarlo entre sus grabaciones. A lo largo de los años, y de sus consiguientes trabajos, el joven norteamericano ha ido labrando su propio espacio; fluyendo desde el folk-country de sus primeras grabaciones hasta la irrupción clara del soul en su anterior Nothing's Gonna Change the Way You Feel About Me Now . La nueva publicación parece asimilar todo ese continuo para situarse en un terreno de en medio, ni mucho menos inconsistente, tratado con una delicadeza y elegancia sobresaliente y que a la postre da como resultado su disco más personal y brillante.
Acompañado de su productor de siempre, Adam Bednarik, y con Paul Niehaus (Lambchop, Calexico...), habitual en los últimos tiempos, en la sobresaliente labor de la guitarra, sobre todo en la "pedal steel", forman un tándem que colabora en dar forma a un disco homogéneo, concentrado, con una identidad claramente marcada, orientado hacia la elegancia y la sensibilidad, y en la que se mecen las habituales historias dolientes del autor, levemente atenuadas en esta ocasión, quizás consecuencia de su situación personal más estable.
Acompañado de su productor de siempre, Adam Bednarik, y con Paul Niehaus (Lambchop, Calexico...), habitual en los últimos tiempos, en la sobresaliente labor de la guitarra, sobre todo en la "pedal steel", forman un tándem que colabora en dar forma a un disco homogéneo, concentrado, con una identidad claramente marcada, orientado hacia la elegancia y la sensibilidad, y en la que se mecen las habituales historias dolientes del autor, levemente atenuadas en esta ocasión, quizás consecuencia de su situación personal más estable.
Precisamente en ese espacio construido entre el sonido country, perfectamente ambientado por una delicadísima "pedal steel", y el soul, un lugar en el que se reunirían Ron Sexsmith, Van Morrison y Townes Van Zandt por ejemplo, se ubican temas como Worried Bout the Weather, Wanna Be a Stranger e incluso la majestuosa Single Mothers, donde destaca su voz acercándose a los terrenos más negros, creando una emotividad desbordante sin necesidad de grandes efectismos, sobre todo por medio de un espléndido estribillo. En un terreno más desnudo e intimo transitan temas como Picture in a Drawer o It’s Cold in This House, que en cuanto a ambientación se asemejan a las propuestas de Mark Kozelek o Iron & Wine.
El papel de las guitarras, en cuanto a potencia, va a tomar más relevancia en canciones como My Baby Drives, donde fluye el rock and roll al estilo de una Creedence Clearwater Revival pero siempre tratada con una elegancia envidiable. Otras composiciones como Time Show Fools o Burning Pictures optan por el rock americano clásico, emparentándose con alguien como Jason Isbell.
El papel de las guitarras, en cuanto a potencia, va a tomar más relevancia en canciones como My Baby Drives, donde fluye el rock and roll al estilo de una Creedence Clearwater Revival pero siempre tratada con una elegancia envidiable. Otras composiciones como Time Show Fools o Burning Pictures optan por el rock americano clásico, emparentándose con alguien como Jason Isbell.
Single Mothers es un disco delicioso, donde todo encaja, y ya sea optando por el intimismo o cierta intensidad, el conjunto está dominado por la delicadeza y la belleza. No se puede decir que este trabajo aúpe a nuevos escalafones a Justin Townes Earle, porque ya ocupaba una situación privilegiada conseguida por medio de lo realizado hasta ahora, pero desde luego sí que parece en este momento su obra más conseguida y personal.
Kepa Arbizu