Por: Alejandro Guimerà
No parece que pase el tiempo para Chris Isaak, son varios los motivos que lo atestiguan. En primer lugar su particular biología (o cirugía según se mire) se resiste a envejecer a pesar de que el año que viene va a alcanzar los sesenta. En segundo lugar porque se toma su tiempecito en escribir nuevo material, pues desde el lejano "Mr. Lucky" del 2009 no teníamos nuevas canciones del bardo de Stockton - salvo un tema de su disco de versiones de 2011 "Beyond The Sun" - . Y en tercer lugar porque su estilo y talento sigue ciertamente inmutable por el transcurso de los años.
Este "First Comes The Night" es muestra de ello, con su particular pop-rock de toda la vida, con cantos a los sentimientos, melodías impecables, instrumentación clásica y esa voz que no tiene precio. Si bien que nadie espere un nuevo " Forever Blue" ni tan siquiera la sorpresa del popero "Mr Lucky", aunque sí que encontrará grandes pinceladas al rock de la Sun Records.
Para empezar, la que encabeza el álbum, es un medio tiempo sentido con sus slide guitars y una vuelta heroica que nada encima de un pegadizo piano. Luego la perezosa "Perfect Lover" nos trae sonido californiano con trompetas tex-mex y algo de ampulosidad a la que siguen temas como "Please Don' t Call", "Dry Your Eyes" o "Insects", en laos que aparece la versión más rockera y salvaje del músico al margen de la candidez de los aullidos de la primera.
"Baby What You Want Me To Do" con sus aires Tom Waits encajaría perfectamente en un drama musical. Mientras que la rockabilly "Down In Flames" y la latina "Don' t Break My Heart" miran hacia el Elvis de los sesenta (el de las bandas sonoras). En cambio el piano de "Running Down The Road" nos trae a la mente al mismísimo Jerry Lee Lewis, su rock' n roll fresco se agradece ya que evita repetir fórmula en exceso.
El broche final "The Way Things Really Are" es una preciosa balada country llena de ricos pianos, slides y mucha languidez.
Ojo a la versión Deluxe de "First Comes The Night" con sorpresas como "Some Days Are Harder Than The Rest" en el que el espíritu de Roy Orbison florece entre percusiones Phil Spector y guitarras western, el rockanroleo de "Keep Hangin On" o "Love The Way You Kiss Me" con unos sucedáneos de los Jordonaires pululando por allí.
Un disco que no aparecerá entre lo mejor del año, ni entre lo mejor del artista en cuestión, pero no por ello es un trabajo para nada desechable, pues tiene muchas de las virtudes conocidas "marca Chris Isaak" lo que ya hace años viene a ser cierta garantía, a pesar de lo poco que se prodiga y a pesar de que sus mejores momentos muy posiblemente ya hayan quedado atrás en el tiempo.