Loquillo: “Transgresiones: Antología poética 1994-2024”


Por: Javier González. 

Hace ya treinta años que la poesía se convirtió en el refugio de Loquillo; la historia ha sido contada mil y una veces, pero aportemos unas breves pinceladas para contextualizar la recopilación que hoy nos ocupa. 

La década de los ochenta había traído el reconocimiento de su figura como uno de los grandes de la música de este país: discos míticos, éxito, sobreexposición mediática y giras interminables, donde, tanto él como sus huestes, fueron fieles a los cánones del exceso haciendo bueno el tópico de “sexo, drogas y rock and roll”. 

Rodeado de cadáveres andantes y managers de dudosa moralidad, el Loco comenzó a percibir la inestabilidad de todo aquello, pese a salvar los muebles más que dignamente en el advenimiento de la nueva década con la publicación de “Hombres” y “Mientras Respiremos”, tras el cual tomó la decisión de poner en barbecho a Trogloditas, cambiando de tercio en compañía de Gabriel Sopeña, autor más cercano a los ambientes universitarios, con el que había entrado en contacto años antes ya que le había proporcionado la letra de “Brillar y Brillar”, comenzando una búsqueda que ampliara las miras de un personaje al que el traje de cuero parecía quedarle cada vez más estrecho. 

Es ese momento donde se da pistoletazo de salida a estas “Transgresiones” (Antología poética 1994-2024), recopilación que ahora nos llegan en magnífica y cuidada edición gracias a Warner, contando con textos firmados por Susana Koska y el ya mencionado Sopeña, amplias fotografías y las letras impresas en blanco sobre fondo negro, para dotar de calidez a unos poemas que sirvieron como vía de escapa a Loquillo desde la publicación de aquel seminal “La Vida por Delante”, al que a lo largo de estos años han acompañando en la senda “Con Elegancia”, dotado de icónica portada y título extraído de un poema inédito de Jacques Brel, cuya viuda dio permiso para ser musicado, “Mujeres en Pie de Guerra”, dedicado a las que lucharon por la libertad y la democracia en tiempos de dictadura, “Su nombre era el de Todas las Mujeres”, versado en exclusiva alrededor de la obra del gran Luis Alberto de Cuenca, y los directos “En Madrid”, a cuya grabación pudimos asistir desde primera fila años atrás, y “La Vida es de los que Arriesgan”, el más reciente de todos ellos. 

Muchas son las figuras que pasean por estos textos, nombres todos ellos mayúsculos que van de Jorge Luis Borges a Mario Benedetti; de Octavio Paz a Pedro Salinas con parada en Cesare Pavese y Antonio Rabinad, entres otros; y no pocas son las sonoridades que salen a relucir, acariciando sentimientos a ritmo de rock and roll, chanson y country, sin olvidar a la canción de autor y el northen soul. 

Echar una mirada al cancionero es volver la vista atrás para recordarse ahogando soledades y fiascos mientras sonaban “La Vida que yo Veo”, maravilloso texto de Bernardo Atxaga, que invita a reivindicar nuestros propios valores, la certeza que desprende “La Vida por Delante” del siempre lúcido Jaime Gil de Biedma y las soberbias “Cuando Pienso en los viejos Amigos” y “Political Incorrectnes”, cínicas y reales fotografías esbozadas bajo la pluma y sonrisa satisfecha del maestro Luis Alberto de Cuenca; el directo al mentón que siempre supone “La Mala Reputación”, cortesía de George Brassens tamizada por el buen hacer de nuestro amado Paco Ibáñez, y la emoción al borde de la lágrima con que nos deja “De Tripas Corazón”, obra de otro enorme de nuestras letras como Luis Eduardo Aute, y el fenomenal cierre que suponen las tres gracias personificadas en “De Amicitia”, “Es Poder una Torre sobre Rocas” y “La Huella”, obra y gracia de Julio Martínez Mesanza, aire fresco entre los referentes del Loco que entran con fuerza en los últimos compases de esta colección escrita con letras doradas. 

Hace treinta años Loquillo decidió tomar distancia, buscar nuevos caminos expresivos a sabiendas que eran una forma de supervivencia, tanto profesional como personal; por aquel entonces, los adalides del buen gusto y lo correcto, aquellos que saben de todo, le utilizaron como un muñeco de pim-pam-pum, recayendo sobre él críticas demoledoras y burlas ofensivas. Hoy Loquillo sigue dedicado a la música, sus giras siguen funcionando de forma más que positiva y los proyectos que sueña, acaban cobrando forma más pronto que tarde. A sus detractores nadie les recuerda…inútil escrutar tan alto el cielo.

Gabriel Celaya escribió “La Poesía es un arma cargada de Futuro”, más tarde lo cantó Paco Ibáñez. Tenemos la ligera impresión que Loquillo leyó el título antes de pasar a escuchar el emocionante himno del mítico cantautor. Estimamos que de esto debe hacet, como poco, por lo menos, treinta años. Quizás más porque “En los Tiempos Están Cambiando”, Loquillo ya citaba a Dylan y Phil Ochs, dejando claras las referencias e intenciones que podría llegar a tener en un futuro al citar a dos poetas/cantantes. Un ejercicio de coherencia para el que quizás ni aquella España, ni esta, estén preparadas, pero con el que él empezó a cerrar su particular círculo. No está nada mal para un tipo del Clot que ni canta ni baila, pero que lleva toda su trayectoria demostrando ser el más grande. Y no, no nos referimos a que lo es solo por estatura.