Matt Berninger: “Get Sunk”

Por: Javier Capapé. 

Puede que un disco en solitario de Matt Berninger fuera lo último que esperábamos los seguidores de The National después de los lanzamientos de dos discos más que inspirados hace apenas dos años y un digno registro en directo de la gira de presentación de los mismos. Pero parece que el vocalista de la formación de Ohio no obedece a estrategias. Tras la crisis compositiva que inspiró la última dupla de discos citada, Matt volvió a concentrarse junto a uno de los colaboradores habituales de su banda, Sean O'Brien, y dio forma a este “Get Sunk”, que le ha quedado mucho más redondo que su debut en solitario presentado tras la pandemia, “Serpentine Prison”. Precisamente ahora parece haber encontrado un equilibrio entre lo que aporta a sus hermanos de The National y esos toques que le diferencian y le arrastran hacia el pop más frágil con estas diez inspiradas canciones. Hay aciertos y errores, evidentemente, pero se impone la solvencia de un músico único y personal que aquí se nos muestra desde una perspectiva más cercana al crooner que al agitador de conciencias con el que le identificamos en su banda madre.

La fantástica portada nos muestra una rama azul que podría recordar en su concepción a la rosa roja de “Violator”, pero en “Get Sunk” hay otra esencia que en el disco más representativo de Depeche Mode. Aquí hay un aroma a pasión contenida que se esboza desde el personal empaque vocal de nuestro protagonista. Matt Berninger se desvincula puntualmente de sus hermanos para intentar ofrecernos algo diferente, sin que por ello deje de recordarnos a The National, evidentemente. Lo que en este “Get Sunk” se impone son los coros femeninos, que complementan con suavidad la voz de barítono de Matt. Algo parecido a lo que intentaron hacer con el sublime “I am easy to Find”, donde Matt compartía protagonismo con diferentes artistas femeninas que daban un nuevo color a las canciones de su grupo.

Entre estas otras hay algunas que casi podrían convertirse en nuevos clásicos por su producción preciosista y cargada de matices. Sean O'Brien se ha encargado de potenciar los sentimientos, muchas veces desde la contención, pero reforzando la épica, como ocurre con la clásica “No Love”, que se carga de esa pomposidad en el puente, pero diferenciándose de su banda madre, pues aquí la percusión es mucho más contenida a lo que nos tiene acostumbrados el fantástico Bryan Devendorf. El que fuera su último single de presentación, “Inland Ocean”, abre la colección con un ritmo sincopado a cargo de una base sintética que te va metiendo en ambiente, aunque sin terminar de explotar y quedando algo plana, pero con “Bonnet Of Pins”, su primer sencillo, The National sale por todos los poros y nos sentimos como en casa. Desde el riff de eléctrica a los arreglos de metales y la forma de recitar de Matt en las estrofas. Todo nos lleva a los grandes temas del quinteto, aunque su intención sea aquí más pop, con esa guitarra acústica que la conduce, pero consiguiendo brillar en toda su extensión. 

La suavidad de los coros femeninos, que definen el disco, como ya hemos comentado, apoyan a la reflexiva “Frozen Oranges”, con un Matt contenido mientras el piano nos lleva de la mano hasta “Breaking into Acting”, otro de los singles previos del disco, que se sostiene una vez más con una guitarra acústica y nos pone frente a una canción más desnuda. La delicadeza en las voces que aporta Meg Duffy, de Hand Habits, permite que nos sintamos atraídos por ese magnetismo vocal que domina el tema mientras la guitarra y el piano lo mantienen a flote. Un pasaje emocional que nos atrapa por su delicadeza prístina. Algo que contrasta totalmente con el tema que le sucede, “Nowhere Special”, en el que Matt recita casi remitiendo al spoken word con una base bien marcada. Un tema que nos deja algo fríos por quedar fuera de contexto dentro de la delicadeza que domina en el resto del álbum.

Con O'Brien, Matt ha grabado en un estudio-sótano que ambos tienen en Silverlake, California, y han contado con numerosos colaboradores de dentro y fuera del entorno de los de Cincinnati. Sin embargo, canciones como “Little by Little” o “Junk” parecen hechas expresamente para Matt como solista. En ellas deja de lado sus mimbres habituales y se inclina por cierto toque acústico sin perder su personalidad. La primera es más contenida, arropada por un hammond en el estribillo, y la segunda se mantiene con apenas un discreto arpegio de guitarra y ligeros toques de piano, destacando la voz muy por encima del resto de la instrumentación.

El piano se impone desde el principio de “Silver Jeep” junto a los aportes de metales. La voz de Ronboy, Julia Laws, le da ligereza y matices más luminosos, aunque sin grandes florituras, a una canción que en sus estrofas es más plana. Pero todo se arregla con “Times of Difficulty”. Una canción de factura clásica en la que escuchamos el verso que da nombre al disco. Su atinado barroquismo funciona como bálsamo o antídoto frente a dificultades, las que en ella misma se narran. Un cierre denso e inspirado que confirma a Matt Berninger como un intérprete personalísimo y tan necesario como su tremenda banda.

Definitivamente este “Get Sunk” quizá no aporte demasiada novedad a un cancionero excelso como el de los norteamericanos, pero lleva a su líder a alcanzar cotas igualmente altas, que confirman su fuerza y personalidad como frontman y, en este caso, como alternativa solista, aunque cuando el disco más nos seduce es cuando se acerca a las costuras de The National, pero eso es algo inevitable. Inconscientemente buscamos esas referencias, pero desde luego que aquí lucen con cierto aire distintivo que convence. Puede que no fuera esperado ni necesario, pero desde luego que alcanza su propósito. Ya nos lo dice Berninger bien claro: “en tiempos de angustia emborráchate, en tiempos de lágrimas húndete, en tiempos de vergüenza olvídate, en tiempos de intemperie mójate”. Este disco está hecho para eso, para hundirse y mojarse cuando “nos vengan dadas”, pero ante todo para salir reforzados y mantenernos a flote.