”Self Titled”, de Kae Tempest: Un manantial cantaba


Por: Guillermo García Domingo. 

¿Quién pudiera entender los manantiales, 
el secreto del agua 
recién nacida, ese cantar oculto 
a todas las miradas 
del espíritu, dulce melodía 
más allá de las almas...?
Luchando bajo el peso de la sombra, 
un manantial cantaba. 
Yo me acerqué para escuchar su canto, 
pero mi corazón no entiende nada.

Hace más de cien años, un veinteañero Federico (García Lorca) escribió “El manantial”. Ese manantial se ocultó (es verdad que Los Planetas lo musicalizaron hace unos años) y ha vuelto a brotar en un lugar imprevisto, en un suburbio de Londres, donde nació Kae Tempest hace 39 años. No ha dejado de fluir desde entonces, es precisamente “flow” lo que este poeta hace, uno de los grandes poetas vivos de UK. 

Su vida no ha hecho más que fluir especialmente desde 2020, cuando anunció que rompía el molde estrecho de la condición binaria, “I have tried to be what I thought others wanted me to be so as not to risk rejection. This hiding from myself has led to all kinds of difficulties in my life. And this is a first step towards knowing and respecting myself better” (“He intentado ser lo que los demás querían que fuese para evitar el rechazo. Este ocultamiento de mí misme me ha conducido a toda clase de dificultades a lo largo de mi vida. Este es el primer paso para conocerme y respetarme mejor”). 

“Self Titled” es el testimonio del final de su transición, completada recientemente. Los testigos del concierto en Glastonbury se dieron cuenta emocionados de que esto ya ha ocurrido. No puede ser más oportuno este disco, para el propio Kae y para la comunidad trans a la que él pertenece, y cuyas vidas en lugar de ser abrazadas y aceptadas con amor son cada vez más cuestionadas, no solamente desde el ámbito previsible de la reacción derechista, sino también de manera insospechada desde el mundo feminista. El Tribunal Supremo del Reino Unido ha limitado hace unos meses la definición legal de mujer al sexo biológico. Y la noticia añade: “La sentencia afecta al modo en que debe interpretarse la Ley de Igualdad de 2010, y supone una victoria para las organizaciones que rechazan la inclusión como mujer de las personas trans”. Elles no existen, pero Kae, pese a lo agotador que es, se empeña en existir y resistir en un país hostil, al que dedicó la extraordinaria Salt Coast en su anterior disco, “a veces es complicado llamar 'hogar”, tal y como decía en una reciente entrevista. 

En el presente disco asume la primera persona. Mientras que en “Let Them Eat Chaos” (2016) era capaz de desdoblarse en varios personajes perdidos en la ciudad y en la isla británica, para esta ocasión al igual que en el anterior disco, “The Line Is Curve” se ha propuesto lo más difícil, hablar de uno mismo. Para cualquiera de nosotros sería imposible, pero Tempest vive en el corazón del lenguaje. El lenguaje es uno de los grandes frentes en los que dan la batalla las personas trans, no binarias: ampliar las fronteras del lenguaje, lo que levanta incomprensiones en los partidarios del lenguaje normativo. Ha llegado a decir que, para él, en particular, “las palabras lo son todo. Tengo una obsesión con el lenguaje”. Tanto es así, que Kae compagina los conciertos (en octubre recala en España) con las performance de spoken word en las que se vale únicamente de las palabras, hasta ese punto confía en la potestad de sus monólogos. 

Todas las canciones del disco giran en torno a su ardua transformación personal, y también es una canción múltiple de amor dirigida, sin duda, a esos “ángeles” que lo han aceptado con los brazos abiertos: “queens, studs, butches, daddies, fags and all the other angels”, como proclama en el último poema de su colección “Divisible entre sí mismo y uno” (2024) (Arrebato Libros; traducción de Violeta Gil). Su retrato personal no puede estar aislado del fondo del cuadro, por eso algunas canciones dibujan el fondo social en el que Kae ha crecido. El futuro imposible que se avecina para los seres humanos no nacidos aún (“Bless the blond future”); las vidas marginales a las que el sistema público está dejando de atender; (“Hyperdistillation”); las vidas no binarias a las que la sociedad no entiende (“Statue in the square”), o la pesadilla del inconcebible abuso infantil, que solamente pueden ser relatadas a través de la belleza artística que transpira “Till Morning”, sostenida levemente sobre una sola cuerda. 

El anterior disco destacaba por una producción y un acompañamiento electrónico con tendencia al minimalismo. El cambio de productor, en este caso el encargado de producirlo es Fraser T. Smith, no ha modificado la hoja de ruta del anterior, salvo en algunos temas a los que ha dotado de arreglos orquestales y coros envolventes, como “Sunshine On Catford”, “Prayers To Whisper”, o “Hyperdistillation” que incluso se desmarcan del hip hop. La línea de frecuencias bajas que sostienen el peso de sus elocuentes discursos, se desdibuja tal vez pretendiendo llegar a más oyentes, sin por ello renegar del valor enunciativo de la voz del rapsoda británico. Otras siguen creyendo en la épica de “More Pressure” o “Salt Coast”, tal es el caso de las tres primeras, monumentales simbiosis de letra y beat: “Stand On The Line”, “Statue In The Square”. La última, “Know Yourself” es una ola para bailar en lugar de surfear, que estoy seguro de que va a inundar la Riviera en Madrid. La enloquecida “Diagnoses”, que da en la diana, la intransigencia social es la responsable del sobrediagnóstico psiquiátrico, va a enloquecer al oyente y al asistente por igual. En un mundo que no estuviera equivocado, Kae no habría sufrido una disforia de género tan acentuada. “Forever” levanta el ánimo con su épica poética, hay una brecha por la que se puede colar el futuro. La torrencial “Breathe” es otra confesión brutal que alude tanto a la respiración crucial para vivir como el aire que el rapero necesita para dar aliento a sus palabras. 

Si alguien sigue creyendo que Kae no es real y las personas trans tampoco lo son, que solamente hay que prestar atención al sexo biológico al nacer, que escuche este sensacional disco. Es un golpe de realidad y al mismo tiempo una mano tendida para que dejen de juzgar: “Nada de juicio, solo movimiento, sigue andando hacia ello. Lo estás haciendo bien”, dice el propio Kae. Déjate llevar por el ritmo, fluye, con las canciones de este disco de fondo, a fin de cuentas todos estamos en transición hacia no se sabe dónde.