Por: Ricardo Virtanen.
Asevera el primer poeta español elegíaco aquel inmortal verso: “cualquier tiempo pasado fue mejor”. Aplicado a este icono de la música popular actual, uno de sus figuras más sublimes y determinantes, diríamos que le venía al pelo según ha ido transcurriendo este última década, que, digámoslo pronto, hay una gran cantidad de vinilos intrascendentes e, incluso, prescindibles. En concreto, desde aquel regular "Duets: Re-working the Catalogue 2015", el León de Belfast ha dado a la imprenta discográfica catorce discos (doble disco en muchos casos). En esta década insulsa a rasgos generales, bajo un impulso omnívoro —siendo septuagenario—, muchos de los álbumes yo los puntuaría entre el 5/6. ¿Afán de engrosar una discografía impresionante desde hace décadas? Neil Young o Bob Dylan no se quedan atrás en este afán discográfico. Por solo citar seis, recordamos "Latest Record Project, Volume 1" (2021),"What’s It Gonna Take?" (2022), "Moving On Skiffle" (2023), "Accentuate The Positive" (2023), "New Arrangements And Duets" (2024) o el curioso e intrascendente "Beyond Words: instrumental" (2023). En este 2025 se anunció nuevo trabajo discográfico, el primero en tres años con temas propios. Los incondicionales vanmorrisonianos —entre los que me encuentro— celebran cada trabajo del autor de "Moondance", y no hay disco que no nos sublime. Pero "Remembering Now" (su disco 47º de estudio, o 48º si se cuenta el mencionado "Beyond Words: instrumental") rompe los esquemas de los que ya no esperaban nada destacado del cantante (la prensa especializada, por ejemplo, que le ha atacado duramente la última década). Van cumple el próximo 22 de agosto 80 años. Y, cierto, no deja de sorprendernos nunca.
"Remenbering Now" es un disco intimista, delicado, introspectivo, vigoroso y muy inspirado en los 14 temas que lo constituyen. La crítica (The Times, Record Collector, MOJO, Daily Mail) lo ha aproximado a sus mejores discos de los ochenta y noventa. Yo, particularmente, lo veo a la altura de trabajos como "Poetic Champions Compose" (1987), "Into the Music" (1979), "Hymns to the Silence" (1991) o "The Healing Game" (1997), sin seguramente ningún tema a la atura de sus mejores composiciones, pero con al menos cinco piezas redondas, y ni una sola caída. El aspecto poético siempre es clave en Morrison. Prosigue y ahonda en las huellas de poetas clásicos como el irlandés W. B. Yeats, W. Blake, J. Donne, Rimbaud, Eliot o el gran Dylan Thomas (los cuales se esparcen por muchas de sus letras en estas décadas), si bien, para el título de este disco, el León de Belfast, uno de los grandes poeta del rock (aunque no del todo reconocido), acaso supervisara poetas como la inglesa Christina Rossetti (1830-1894), quien escribió el poema “Remember me”, o el poeta escocés contemporáneo Stuart A. Paterson (1966), que dio a la luz el poema “Remembering Then, Remembering Now” en 2017. La banda base con la que se ha rodeado Morrison para este disco es la siguiente: Richard Dunn (órgano Hammond), Stuart Mcilroy (piano), Dave Keary (guitarra), Pete Hurley (bajo), Colin Griffin (batería y percusión) y Alan “Sticky” Wicket (percusión), algunos de los cuales acompañan al de Belfast en su gira de 2025.
Disco doble —lo que le resta un ápice, quizá, de ser una absoluta obra maestra—, cuyas dos de sus canciones, que inician las dos primeras caras, ya se adelantaron como singles. “Down to Joy” abre el disco, y en la metáfora del título: “Descendiendo hacia la alegría”, se halla el contenido temático de este disco, pues se trata de revisitar su pasado, los lugares en que fue feliz en su Belfast natal, los amores, las anécdotas, su inicio en la música. Canción festiva y optimista, pues, que se incluyó en Belfast, film de Kenneth Branagh, que en 2021 optó al Oscar de la Academia a «Mejor Canción». La otra, “Cutting Corners”, presentada el 1 de mayo de este año, se escuchó en el concierto de El Botánico de Madrid los pasados 4 y 5 de junio. Otra canción notable suya, que se haré inmortal con el paso de los años, se explaya en torno a ir sorteando problemas en la vida, por ello dice: “estoy sorteando atajos, y me quedo quieto”, con uso de violín, y saxo y guitarra del propio Van, más las sublimes voces de Dana Masters, la joven perla irlandesa Jolene O’Hara o el recientemente fallecido Crawford Bell, cantante nordirlandés a quien Van Morrison dedica el disco.
Sin duda, muy significativo es el segundo corte: “If It wasn’t for Ray”, tema festivo y alegre dedicado a la influencia de Ray Charles, clave en su formación musical y en el desarrollo de algunos de sus estilos (Blues/R&B), con un toque de ska y blues. A Ray ya lo había homenajeado en su tema “I believed to my Soul”, mientras la canción de Charles “What Would I Do Without You” (A Sense Of Wonder, 1985) está muy presente en su repertorio actual. En la letra leemos: “If it wasn’t for Ray / Wouldn’t be where I am today”. Por cierto, en el título del tercer corte: “Haven´t Lost My Sense of Wonder”, cita el mencionado disco, otra canción de tempo medio que asombra por su rica melodía y sus arreglos vocales (con la participación de Bell, Masters y O’Hara).
El disco está plagado de canciones memorables. “The Only Love I Ever Need Is Your” es toda una declaración de amor, excelsa balada donde quizá el uso de la cuerda es más profundo y delicado, firmado por Fiachra Trench, quien ya había colaborado con Morrison en trabajos como Avalon Sunset (1989), y con las voces, esta vez, de Bell, O’ Hara y Pete Wallace. Pero quizá la joya de la corona sea “Stomping Groung”, que abre el segundo disco, una balada a la altura de sus temas eternos, con recuerdos a su pasado. “Take me back to the Mystic Avenue, / take me back to the Church of Ireland”, que dibuja una geografía precisa donde el bueno de Van fue feliz en su juventud, experiencias vitales y musicales, con la presencia de su saxo alto para coronar este pequeño Everest. En el ámbito de amor, no podemos dejar de reflejar dos canciones más. “Love, Lover and Beloved” y “Back to Writing Love Songs”. La primera, “Amor, amante y amada” es representativa de su estado actual, que denota serenidad: “We walk in harmony and peace”. Al tiempo, “Back to Writing Love Songs”, redunda en su afán de alejarse de paranoias de tipo social, y centrarse en el puro sentimiento del amor y de su vida pasados, cuando sin duda fue feliz.
Qué duda cabe que bajo este tobogán de recuerdos, mezcolanzas y vivencias, una canción debía resumir todo. Y esta es “Memories and Visions”, otras de los hitos estelares del disco, cuya letra puede leerse como poema. Ofrece, cierto, un crisol de recuerdos archivados en su memoria. Aquí, al elenco de voces reinantes en el disco (Bell, Wallece, y O’Hara) se le suma una voz clásica en sus grabaciones y directos: la extraordinaria Elle Cato, y un inspirado Dave Keary a la guitarra acústica. La cara C, tras “Stomping Ground” y “Memories…”, se cierra inmaculada con “When the Rains Came”, otro lento lamento que socava nuestras entrañas, con una variante en los coros: Teena Lyle y Chantelle Duncan, con, de nuevo, un Keary estelar. La paz a la que quiere llegar el poeta se resuelve con estos versos: “Take my hand, walk with me, walk with me, when the rains came”.
El disco se finaliza con dos pequeñas obras maestras. El tema homónimo del disco, “Remembering Now”, acontece ofreciendo un claro góspel con un vibrante toque de soul, repetitivo, memorístico, que rememora sus “golden days of youth”, recorriendo calles y lugares, con un hipnótico estribillo: “This is who I am, This is who I am…, Remembering, Remembering now”, donde sobresale además la trompeta de Mike Barkley y el saxo de Paul O’Reilly. “Stretching Out” suena como un largo lamento rítmico y sentimental, con apoyo de cuerda, que culmina un disco antológico. Cuasi minimalista en lo percusivo. Morrison avanza, según transcurre la canción, hacia una improvisación melódica, ya habitual en todos sus discos, que sorprende por su capacidad vocal a sus ochenta años, impecable en sus casi nueve minutos de duración. En sus minutos finales, Van canta, recordando en un bucle memorioso: “Do you remember, you remember / You remember way back Shady Lane?”.
Afirma Morrison en el titular de una de sus canciones del disco que “No he perdido la capacidad de asombrarme”, en que abrir un paréntesis donde revivir sentimientos y vivencias, como escuchamos en “Once in a Lifetime Feelings”. Hace bien el bueno de George Ivan Morrison de alejarse de conspiraciones paranoicas, de críticas sociales embadurnadas de malaleche, de discursos contestatarios anti pandemia, antigubernamentales, anti industria musical o anti redes sociales (Facebook). Reivindicar el pasado, recordar todo aquello que fuimos con melancolía poética, también es una opción de crear, de nuevo, una obra maestra. Bienvenido "Remembering Now". El mejor Van Morrison está de vuelta.