Gracias a The Waterboys vemos la luna entera en la orilla de la Riviera


Sala La Riviera, Madrid. Lunes, 1 de diciembre del 2025. 

Por: Guillermo García Domingo.

No hay que subestimar los lunes, la música tiene la capacidad de trastocar el calendario. Los lunes también ocurren acontecimientos relevantes. Teníamos una cita a la orilla del Manzanares, e hicimos bien en acudir a ella. Desde la primera nota The Waterboys se levantaron de las aguas, como el famoso monstruo marino de las tierras escocesas de las que es originario el líder absoluto de la banda, Mike Scott, inundaron de limo y aguas pantanosas hasta el último rincón de La Riviera. La versión de Willie Nelson y “Glastonbury Song” viciaron de densidad musical el ambiente de la sala repleta de seguidores. La organización del concierto y el orden de las canciones del recital no pudo ser más acertado. Empezaron muy fuertes, dándose dos descanso, relativamente, porque se trataba de “How Long Will I Love You?” y “Knockin' on Heaven's Door” del laureado Dylan, antes de abordar las proverbiales “Medicine Bow” y “Be My Enemy” de su época dorada de los ochenta, con una intensidad inusitada en músicos tan veteranos. La guitarra acústica que el técnico le acercó a Scott, anunciaba el himno que se avecinaba “Fisherman's Blues” y la siguiente obra maestra, “This Is the Sea”. Considero honestamente que ninguno de nosotros estábamos preparados para semejante belleza. Confieso que en un momento, perdí de vista el escenario, cerré los ojos, y, sin embargo, ví a mi alrededor el misterio de la música; convertido en roca, estaba rodeado de agua por todas partes. Esta canción y la última del concierto definen mejor que cualquier otra tema de su trayectoria la vocación poética de Scott, la sensibilidad de su vocabulario, la fuerza de sus contraposiciones. El músico de las Islas, debajo de sus gafas oscuras posee los ojos azules de los mejores poetas irlandeses y de las Tierras Altas

Todos los músicos imprimieron su carácter a esta canción que por desgracia concluyó después de muchos minutos. En realidad, la personalidad de todos los músicos presentes en el escenario se plasmó en cada una de las canciones. “Bro” Paul Brown y James Hallawell, forman un trío solista con Scott y su virtuosa guitarra eléctrica. El primer teclista es de Memphis, no lo puede negar, representa la tradición americana sureña, la decisión con la toca el hammond deja huella. Es, tal vez, algo exhibicionista, pero es disculpable porque no se le escapa una nota. El de Cornualles es un pianista más clásico, no obstante, se sumaba a la fiesta con idéntico entusiasmo. Las manos de ambos recorrieron kilómetros de teclas. Estaban situados uno enfrente del otro, cada uno en una orilla opuesta del Océano Atlántico, y en medio el gigante Scott, haciendo las veces de patriarca bíblico. Detrás de ellos estuvieron soberbios el bajista Aongus Ralston y sobre todo el batería Eamon Ferris.

Disfrutamos cada minuto del recital, aunque no todos los asistentes lo hicieron, a tenor de lo que vino después de “This Is The Sea” y un pequeño descanso. Hay espectadores que acuden a ver artistas embalsamados, y se sienten desconcertados cuando estos se levantan del ataúd y demuestran que están más vivos que ellos. The Waterboys se empeñan en reinventarse, qué le vamos a hacer, y como Mike Scott no ha perdido un ápice de su inquietud musical, The Waterboys ha publicado un disco formidable, “Life, Death And Dennis Hopper”, un repaso musical a la apasionante trayectoria vital del actor de Kansas que falleció en 2010, no sin antes contribuir con sus actuaciones a algunas de las películas más deslumbrantes y perturbadoras de la historia de este arte. El disco contiene 25 episodios de la intensa vida del actor, de las que interpretaron 9 canciones, “Blues for Terry Southern”, “Hopper's On Top (Genius)”, “Ten Years Gone”, “I Don’t Know How I Made It”, “Golf, They Say” y alguna más. Todas ellas introducidas por el propio Mike Scott mientras una de las cantantes traducía, y acompañadas por vídeos psicodélicos, porque Hopper tiró abajo las “puertas de la percepción” durante un período de su vida, o por escenas de películas. Canciones tan breves como hermosas, que demostraron ser mucho más que piezas de estudio.

El talento del cantante y el de sus colegas nos hicieron levantarnos varios palmos del suelo de la pista de La Riviera. Todavía faltaban treinta minutos durante los cuales dejó de regir la ley de la gravedad, como había venido ocurriendo desde el comienzo de la velada. En la canción extra caímos en la cuenta de lo que pasaba. Mike Scott y su banda se empeñaron en que el satélite cupiera en el interior de la sala madrileña. Antes de enseñarnos “The Whole of the Moon”, con Scott al piano, que, a veces, se transformaba en “Everyday People”, el clásico de 1969 de Sly & the Family Stone, sostenida por un formidable coro femenino, recrearon como si no hubieran pasado 120 minutos, “Don't Bang the Drum”, ”A Girl Called Johnny”, “Spirit”, que despojada de arreglos y adornos sonó a gloria, y “The Pan Within”.

El lunes se guardó lo mejor para el final del día de la mano de The Waterboys, que una vez más demostraron que, mientras el resto solamente vemos la luna creciente, ellos contemplan la luna entera, incluido su lado oculto.

Tiemersma & Los Imbéciles: "El Teatro Chino de Tiemersma & Los Imbéciles"


Por: Txema Mañeru. 

Me encanta la historia que presenta este disco, referida a El Teatro Chino de Manolita Chén, que pasaba por provincias menores en el siglo pasado y que suponía algo de misterio y hacía aflorar la imaginación a los niños que vivían en esos sitios recónditos a los que no llegaban otros espectáculos de mayor caché y renombre. Una vez más vuelve a contar con las coloristas presentaciones de Caballero Reynaldo Producciones Psicotrópicas en cuidado Digibook. El libreto de 24 páginas resulta una gozada y la limitada tirada de este cuidado directo (añade DVD de regalo) es de tan sólo de 100 ejemplares que volarán en sucesivos directos. 

Este directo ha surgido, sin duda, de los conciertos efectuados por Tiemersma, Reynaldo & Granota para presentar “Le Grande Pastèque” (Caballero Reynaldo Producciones Psicotrópicas). Un disco de folk-punk con bastantes destellos post-punk siniestro y algunos devaneos progresivos que ganan mayor espacio en vivo. En dicho trabajo se concretaban las “4 Comuniones” previas de Tiemersma y Reynaldo en forma de interesantes y muy variados EPs. En dicho disco nos acordábamos de Vainica Doble, Las Chinas, Ana Curra o Talking Heads. Ahora van más allá con esta rica formación en formato quinteto con muchas voces y ricas percusiones. 

Cuando domina el piano y la voz de Irene (Tiemersma) es fácil pensar hasta en Kate Bush o Björk.Mientras cuando es Luis (Caballero Reynaldo) quien está al frente es inevitable no mencionar, por momentos, a su adorado Frank Zappa, entre otras referencias. El sonido melódico de "Soy Imbécil", por ejemplo, les podría gustar hasta a los seguidores del gran Franco Battiato. Aquí se juntan, por tanto los dos últimos proyectos de Luis, con Los Imbéciles, por un lado y los citados Tiemersma, Reynaldo & Granota, por otro. En el compacto tenemos al proyecto de Tiemersma & Los Imbéciles y en el DVD, tenemos al otro mencionado, aunque hacia el final se mezcla todo y se pasean por estilos musicales como indie rock, jazz fusión, bossa nova, rancheras, pop, new wave, cabaret, africanismos y experimentalismos varios. A la grabación en directo del Café Berlín se suman grabaciones posteriores de estudio a cargo de Manu Vicente (en las canciones de TRG) y Luis (en todos los experimentos). Todo, con claros aromas y coherencia lo-fi.

El compacto se abre con "Un Hombre Perfecto". Post-punk intenso con gacho y cuidadas voces, además de trabajados coros. "De Grumete a Capitán" insiste en los juegos vocales y toques progresivos en la rica instrumentación con buena pelea entre el poderoso bajo de Luis y la guitarra eléctrica de Manu Vicente, con algunos punteos cercanos al mejor Zappa. "Magia Blanca en Mi Jardín" es buen pop-punk pegadizo mientras que en "Vuelta y Vuelta’ tenemos dos temas en uno. Por un lado uno lento y otro más vivo y rítmico y, en ambos, con otra de las habituales buenas letras. Aspecto destacado también en una "Climaterio" que habla de temas tabú para las mujeres que recuerda al post-punk más siniestro de Ana Curra (Parálisis Permanente) y con una buena melodía en la que habla de ese llamado "Climaterio" y de mujeres a catalogar como "Vieja". 

Los finos punteos de Manu destacan en el estupendo y reposado lento, con un punto a Corcobado, "Sal De Mi Vida". El piano y voz de Irene comandan una "Bonita" en la que que no tiene miedo a cantar “Cerda”. "Cuando Vuelva La Ilusión" contiene una preciosa y amplia parte instrumental que deja paso a un tono melódico excelentemente cantado. "Tell Me" vuelve a estar protagonizada por el piano y la voz de una Irene cercana a Kate Bush y Björk, pero también a la PJ Harvey más desnuda. los riffs afilados de en "Vamos A Morir Juntos" y la siempre trepidante "Pepo El Semiparalítico" contrastan con el precioso folk, a lo Vainica Doble, de "Se Me Hace Bola". "Something Stupid", versión de Sinatra, y la divertida historia de"‘El Indie Subvencionao", en forma de indie-vals, dan paso, tras meterse en "La Cueva", al colofó" con los 7 minutos de "Cuchara", repleto de africanismos al estilo de los King Crimson de los ochenta, con Tony Levin y Adrian Belew, junto a Fripp. Mucha improvisación y buena despedida.

En el DVD tenemos prácticamente el mismo repertorio pero con diferentes arreglos y colaboraciones y con un extra como "A Romantic Love Affair". Casi 80 minutos repletos de libertad excelentemente presentados visualmente con vídeos y fotos de Alejandro Amat, además de vídeos adicionales de Rosa Scarpa, Luis G. y Santi Serrano. ¡Vaya circo!

Adiós a Steve Cropper, el guitarrista de la Stax y el latido del soul


Por: Àlex Guimerà. 

Ayer nos enteramos de la pérdida de uno de los tótems de la música como Steven Lee Cropper. Nacido en Misouri, en plena Segunda Guerra Mundial, de niño se mudó a Memphis ,tierra que le vio crecer y adquirir sus habilidades con la guitarra hasta que un pequeño sello discográfico local llamado Stax lo reclutó como músico de sesión. El resto es historia, como la que le sitúa como fundador de Booker T. & The MG's, banda con la que triunfó con "Green Onions" y que acompañó a los artistas de la factoría como Sam & Dave, Wilson Pickett, Rufus Thomas o el gran Otis Redding. Con el soulman grabaría y compondría auténticas joyas como "Sittin' on the Dock of the Bay" o "Respect", que han quedado para la posteridad. También es suya la legendaria "Midnight Hour" popularizada por Wilson Pickett. Junto a esos músicos "all star" de la Booker T. & The MG' s, entre los que aparecen el propio Booker T., Al Jackson Jr. o Donald "Duck" Dunn, construyeron y definieron el sonido del Soul y del Rythm & Blues en los años sesenta, además de demostrar como el arte está por encima de razas y colores y ser un ejemplo de integración. El personal estilo de tocar la guitarra rítmica de Steve, sobrio, ajeno a los virtuosismos pero con ese "groove" que marcaba tan bien el ritmo de las canciones, nos trajo tantos y tantos riffs pegadizos han marcado para siempre lo que conocemos como música negra. 

Con el declive de Stax Records supo reinventarse como productor y músico de estudio y acompañamiento para gente como Jeff Beck, Neil Young, Bob Dylan, Big Star, Rod Stewart o Ringo Starr. Precisamente unos años antes sus compañeros en los Beatles habían pensado en él para grabar en Memphis, aunque finalmente Brian Epstein se lo quitó de la cabeza, un proyecto sobre el que siempre nos quedaremos soñando con el posible resultado.

A partir de 1976 se enroló y formó parte de los Blues Brothers, el proyecto musical y cómico de John Belushi y Dan Aykroyd, participando en sus películas, discos y giras. Miembro del Salón de la Fama del Rock, en los últimos años se ha dedicado a las colaboraciones, producciones y a publicar discos en solitario como su último "Dedicated- A salute To The "5" Royales", de 2011, un disco homenaje con el que se rodeó de monstruos como BB King, Steve Winwood, Dan Penn, Sharon Jones, Lucinda Williams o Brian May.

Cropper vivió para y por la música hasta que esta semana su corazón ha dejado de latir en su actual hogar Nashville. Un corazón cuyo latido ha sido el latido de los mejores momentos del Soul.

Mavis Staples: “Sad And Beautiful World”


Por: Àlex Guimerà.

Si nos ponemos a hacer una lista de leyendas del Soul de los años sesenta que estén vivas, ésta quizás se limitaría a una docena de nombres (Stevie Wonder, Al Green, Martha Reeves, Diana Ross…). Pero si de esta nómina queremos ver cuántos de ellos siguen publicando nuevos álbumes de estudio, la lista es posible que quede reducida a dos nombres: Smokey Robinson (quien ha publicado este 2025 “What the World Needs Now”) y Mavis Staples.

Nacida artísticamente en el seno de los maravillosos Staples Singers, junto a su padre y hermanas desplegó su Góspel por los turbulentos años sesenta a la vez que se erigía como activista y luchadora por los derechos civiles al lado del mismísimo Martin Luther King. Más tarde arrancaría una carrera en solitario que ha sobrevivido a los cambios sociales, artísticos y tecnológicos. Aún así, ella ha permanecido indemne al paso del tiempo y ha conservado esa alma pura y una voz celestial. Si en los años ochenta tuvo a Prince de productor, en el nuevo milenio ha optado por músicos como Ry Cooder, M. Ward o Jeff Tweddy para refrescar sus lanzamientos discográficos. Su última referencia data del 2022, cuando rescató su colaboración con el añorado Levon Helm bajo el nombre de “Carry On”, grabada originalmente en 2011, por lo que en realidad sus últimas grabaciones son las de “If All I Was Was Black”, que hizo junto a Jeff Tweddy en 2017 en busca de cierta modernidad y riesgo que aportar a su sonido clásico, un intento que terminó de forma irregular.

Para este año Mavis ha optado por una producción mas discreta a cargo de Brad Cook (Bon Iver, Ani Di Franco, His Golden Messenger), quien ha puesto el foco en la propia solista y ha buscado un sonido Soul clásico. Sin embargo, las canciones de “Sad And Beautiful World” son casi todas versiones, aunque no por ello suenan impersonales ya que Mavis las lleva a su terreno y las emplea para expresar su visión del mundo actual. Además de ser todas ellas compuestas por músicos de otras generaciones distintas a la suya.
Es lo que vemos de inicio con “Chicago”, de Nick Cave, que suena bluesera y aguerrida. Más relajada se pone en esa “Beautiful Strangers” de Kevin Morby que lleva hacia su universo sonoro. El mensaje sigue con piezas como “We Got To Have Peace”, de barrocas guitarras, “Human Mind”, con esos vientos tan sutiles como maravillosos, “Hard Times” y su mensaje esperanzador de lucha y resilencia, y la que titula el disco, que aterriza ceremoniosa y misteriosa a la vez.

Mavis nos trae también un clásico como “Anthem”, de Leonard Cohen, (perteneciente al disco “The Future”, de 1992) que nos susurra cálidamente mientras la poesía se desliza entre la tenue instrumentación. ¿Qué decir de “Satisfied Mind”? Simplemente que es puro Soul, de esas canciones que van directas al corazón. El viaje concluye con una “Everybody Needs Love” de Eddie Hinton, en la que la pequeña de las hermanas Staples nos manda uno de esos mensajes tan directos del género musical al que pertenece junto a nombres como Otis Redding o Aretha Franklyn; y lo hace apoyándose por un órgano hammond, unas guitarras Country y los coros de Bonnie Raitt

Precisamente ese es uno de los valores añadidos de “Sad And Beautiful World”: contar con colaboraciones de súper lujo (¿quién se puede resistir a tal leyenda?), de entre las que destaca la de otro superviviente, en este caso del Blues, Buddy Guy, también lúcido este 2025 con la publicación del fabuloso “”Ain’ t Done With The Blues”. Pero igualmente participan otros como la mencionada Bonnie Raitt, su ya habitual Jeff Tweedy, MJ Lenderman y Justin Vernon (Bon Iver). 

Parece mentira que a sus 86 años, habiendo vivido la vida que ha vivido, habiendo tenido la carrera que ha tenido, Mavis Staples mantenga ese nivel vocal y nos llegue a emocionar más que nunca con este nuevo trabajo que transpira sinceridad, pasión y altas dosis de reflexión ante este mundo en el que nos ha tocado vivir, que a menudo nos pone tristes pero que también puede resultar muy hermoso.

Antonio Corduba (Desencuentro Enemigo): "Es verdad que cada vez somos menos, pero los que estamos somos muy guerrilleros"


Por: J.J. Caballero 

Los eventos dotados de tanta autenticidad como este del que hablamos a continuación deberían ser prescritos periódicamente, aunque sólo fuera como antídoto contra el aburrimiento y la uniformidad imperantes en una ciudad que se mira al espejo y sólo se reconoce en el cambio no aceptado por unos cuantos espíritus que aún creen que la música, la de verdad, sigue teniendo el poder transformador de antaño. Al menos esa capacidad beligerante, tan cercana a la concordia como al afán unificador, nunca la perdieron quienes tuvieron la brillante idea de parir hace ya la friolera de veintitrés años una idea que lleva dando sus frutos desde entonces, y con visos de continuidad eterna. 

El Desencuentro Enemigo, que vuelve a celebrarse en Córdoba después de 16 años de idas y venidas a lo largo y ancho del territorio nacional, es más bien un encuentro, un anti festival que es a la vez todo lo que ello conlleva y una oportunidad única de sumergirse en los sonidos alternativos que habitualmente refulgen en un underground que por fin empieza a dejar de ser maltratado. De todo lo que concierne a la organización y gestión de esta bendita locura se encarga Antonio Corduba, un alma cándida de sonrisa cálida y oídos acogedores que dejó de frecuentar la arena del ruedo del rock and roll con la frecuencia que debiera y a quien sus múltiples menesteres familiares y laborales no le impiden seguir siendo el timón de una barcaza a menudo plagada de náufragos. Con él es un placer departir, alternar e incluso compartir alguna que otra libación como previa y cierre a una noche como las que se avecinan. Y no es poco lo que nos aguarda.

Edición vigésimo tercera del Desencuentro Enemigo, un evento largamente esperado por los fieles pero aún sorprendentemente ignorado por mucha gente que a estas alturas se sigue preguntando qué es esto, quién lo organiza y cuáles son las actividades y conciertos. Parece increíble, ¿no? 

Antonio Corduba: Bueno, el tema del Desencuentro hay gente a la que no le sonaba y otra a la que le pasa lo contrario. En “Maneras de Vivir”, por ejemplo, suele salir mucho y hay mucha gente ahí metida, y mucha gente por ejemplo en los foros del Azkena y otros sitios. Luego hemos sonado tanto porque hemos traído a gente buena: A Freedonia, a Julián Maeso… Hace un año llevamos hasta a Los Enemigos sin poner su nombre, entonces es verdad que también es un poco raro y entiendo que haya gente que no sepa de qué va el tema. 

Al final sigue siendo un proyecto que mueve a muchísima gente y en esta ocasión no solamente de Córdoba, sino de fuera también. Incluso creo que podría tener más aceptación, o al menos haber más información, fuera de la ciudad que aquí, que es justamente donde se va a celebrar esta edición. 

Antonio Corduba: Tú sabes que de Despeñaperros para arriba el tema musical es muy diferente, sobre todo en la zona del País Vasco o Galicia y claro, la parte de Madrid, que hay mucha gente que viene de esa zona. A lo mejor el tema pasa un poco desapercibido por aquí, pero cada vez se va juntando más gente y es lo más chulo. No sé si es también porque subimos el nivel, o porque hay un rollo muy guapo… Por ejemplo, aquí creo que estamos entre 83 y 85 personas apuntadas, y ha evolucionado mucho. Gente que viene con niños, o con los abuelos para que les cuiden a los niños, o gente que viene muy tarde y no puede a ir a algún concierto, como algunos que vienen de Lugo, trabajan y se vienen ese mismo día y pillan la entrada. Es un rollo que muchas veces parece un poco hasta secta. 

Es lo que tiene el underground, que todavía hay quien lo tilda de eso, de especie de secta. 

Antonio Corduba: También, pero la verdad es que traer a 80 personas a un sitio como Córdoba, pues la gente está muy encantada y mientras que no diluvie no hay problema. Estamos en el puente de diciembre y tampoco podemos pedir que haga una temperatura perfecta. 

También tiene ese componente de hacer turismo. Turismo musical, claro, porque es una buena ocasión de escuchar rock and roll en directo y de visitar salas que de otra manera muchos tampoco visitarían. 

Antonio Corduba: Sí que es verdad que el cartel, si te das cuenta, incluye a locales que han destinado su tiempo a esto (y es una de las cosas que yo tengo claras). No todos los locales pueden disponer de eso, tenlo por seguro, pero yo no quería que un local se quede la pasta de un grupo que viniera aquí con 80 personas más la gente que pueda venir, cuando no invierte durante todo el año en temas de rock, con sinceridad, o de música alternativa o como lo queramos llamar. Yo quería que la gente que esté aquí disfrute de los sitios, porque están chulísimos (Amapola, Cuatro Gatos, Jazz Café). En Automático no hemos hecho nada al final, no ha podido ser, pero la gente del Limbo o el Ambigú, por poner más ejemplos, son quienes dedican su tiempo a ello y eso lo llevamos como premisa clara, y sé que van a disfrutar. 

¿Podemos decir que esto no es exactamente un festival, sino más bien un ciclo que transcurre en un fin de semana? 

Antonio Corduba: Bueno, puedes elegir la terminología que quieras. Yo lo llamo evento, pero es verdad que lo del festival es hasta cierto punto, tiene trazas de lo que es un festival. Más recortado, porque tiene otra finalidad y también es un evento privado a fin de cuentas que luego se abre para la gente, no es un evento abierto al que te apunta y tal, hay cosas que sí y otras que no. Lo bueno es que reúne tanto visitas turísticas, el tema de jam sessions y conciertos, que además es otra de las premisas, favorecer la música local del sitio al que vas. En este caso puede ser Paul Barham pero podría haber sido cualquier otro grupo de los muchos que trae El Colectivo (Hot Jivers, Little Joe…), junto con otros grupos más fuertes, en este caso Guadalupe Plata, que es como si fuesen cordobeses, o los MFC Chicken, que la gente está deseando verlos. Es una unión de cosas y es un poco raro. 

Paralelamente a los eventos, es una excusa perfecta para reunirse en los bares de referencia, como previa y como epílogo también a los conciertos. A fin de cuentas, la música es un bien compartido, y así hay que vivirla. 

Antonio Corduba: La verdad es que si te pones a ver el contenido del Desencuentro si vienes de fuera, no conoces a la gente y eso igual es algo que te echa un poquito para atrás de primeras, pero luego ya te digo yo que la gente es super abierta y no hay ningún problema, además hasta se sorprende en ese sentido para bien. También por la media de edad sabes que buscamos un tipo de ocio cada vez más parecido a esto y la gente lo aprovecha. Es como le he dicho yo a muchos, tú te vas fuera de vacaciones y te vas a ver conciertos en salas chulas, y ¿cómo vas? Pues vas flipando, vas con un hype total y estás subidito. Además, si te vienes al sur mucho más, porque a mucha gente lo del sur les hace vivirlo mejor. Esto es lo mismo pero con 80 personas, la gente va super contenta y solamente transmiten buen rollo. Parece una secta, pero en un sentido positivo. 

En 23 años se han vivido muchísimas cosas, han tocado muchos grupos y seguro que hay muchas anécdotas, muchos momentos cumbre que tú recuerdes, ¿o algo realmente especial que quieras contar? 

Antonio Corduba: Hay uno sumamente especial, y eso no se va a repetir de hecho porque uno de los componentes de Los Enemigos ya no está con ellos, que es Manolo Benítez. En el año 2015 en Guadalajara tuvo los santos cojones el que lo organizaba, que viene aquí a pinchar en el Jazz Café el último día, DJ pDTK , gran amigo de allí que tiene muchísimos contactos, de traerse a Los Enemigos para un concierto privado solamente para nosotros. Lógicamente al final no éramos solamente nosotros. Salieron a las tres de la tarde mientras estábamos comiendo arroz y ahí se formó el expolio, al final ellos se agacharon, hicieron una reverencia, y yo creo que ese es un poco el momento culmen de todos los Desencuentros, por resumirte una de las muchas anécdotas que puede haber. 

Y parece que ahora en Córdoba se está, no sé si resurgiendo, pero al menos creando un buen caldo de cultivo para que ese espíritu underground renazca en un circuito de salas cada vez más implicadas en la causa, ¿no crees? 

Antonio Corduba: Te puedo asegurar que una de las competencias que tenemos los que nos llamamos “alcaldes” en plan cachondeo, los que lo organizamos cada año, es decidir cuál va a ser la sede el año siguiente. No obligar, porque no se puede obligar, pero ir tirando la caña a ver qué sale, y te puedo asegurar que no en todos los sitios hay el momento que hay ahora aquí. De hecho, por ejemplo, en Segovia tienen el WIC Festival, donde estuvieron MFC Chicken hace unos días, pero ni hay capacidad de salas o te cuestan una pasta, el tema de alojamiento es muy complicado… Se ha hecho otros años y no había problema, pero ahora mismo como tú bien sabes y escribes muchas veces en tus crónicas, estamos en un momento dulce aquí. Lo que está haciendo El Colectivo me parece una pasada y es para ponerles un monumento, y a Rafa ‘El Chino’ por otro lado, e incluso a ti como cronista no oficial de la movida cordobesa por el gran apoyo y el gran trabajo que haces. Ahora no nos podemos quejar porque es verdad que la edad también influye y cada vez somos menos, pero los que estamos somos muy guerrilleros y si no tuviéramos este circuito no sé lo que haríamos. 

Se trata de poner cada uno nuestro granito de arena y hacernos más fuertes cada día para preservar todo esto, que no es tarea fácil. Además, comentándolo con algunos de los citados, solemos coincidir en el hecho de que no parece haber quien recoja el testigo. Falta una herencia, una generación de sucesores para que cuando los que estamos aquí ahora ya no podamos estar o estemos a otros menesteres. ¿Es posible que quizás ahora, como dices, se vea un poco de luz en ese sentido? 

Antonio Corduba: Hombre, mientras siga yendo gente a los sitios… El tema es que luego el ambiente que se cree sea tan sano como el que hay ahora. Si va alguien a quien le da igual que le pongas ese tipo de música o cualquier otra que no tiene nada que ver y que está hecha para sacar pasta, pues ya es otra cosa, pero ahora mismo es para poneros una plaza a todos. Si no existiera todo esto nos pegaríamos golpes contra la pared. 

Hablando ya de lo que importa, que es la edición de este año, ¿cómo ha ido el proceso de gestión para completar el cartel y agendar todas las actividades paralelas? 

Antonio Corduba: Guadalupe Plata en concreto ya vinieron a un Desencuentro, porque esto lo estamos haciendo la gente del grupo que somos asociación desde el año 2012 o 2013, y ya estamos repitiendo sitios porque es normal y porque no todo el mundo quiere hacerlo. Esto es un embolao potente y no todo el mundo tiene la capacidad ni las ganas. Lo hemos hecho en Córdoba, el momento era bueno y había varios apoyos. El tema es que Guadalupe Plata vinieron en 2009, y la casualidad es que en el famoso Freaktown, y yo no lo sabía pero me lo dijeron, fue su primer concierto. Yo pensaba que habían tocado en Úbeda o algo así pero el primero fue allí, yo estuve y creo que tú también, éramos cinco o diez personas y ya cogimos amistad. En ese momento Carlos y Perico eran super cortados, no tenían nada que ver con ahora, y lo tuve muy fácil con ellos. Cuando tocaron en enero yo tenía claro que mis dos grupos de cabecera iban a ser esos dos si económicamente se podía. Contacté con Toni Anguiano, el manager, y salió muy fácil, y en marzo a través de uno de los que vienen que es Artemio Pérez, el primer batería de Los Enemigos, contacté con Gerardo Urchaga de FOLC Records y también uno de los guitarristas de Los Chicos. Fue de puta madre, un tío genial y lo cerramos rapidísimo. Yo quería el viernes a Guadalupe Plata y a los MFC Chicken el sábado porque normalmente el grupo más fiestero es un poco el colofón. 

MFC Chicken también son como de la familia, han tocado ya varias veces por aquí. 

Antonio Corduba: Sí, y además me dijo Gerardo que estaban encantados con el salmorejo, y esta es otra anécdota. Hay dos de ellos que son vegetarianos y no me lo decía de broma, lo hablamos por whatsapp. Tenemos aquí unos peroletes y tal en Amapola el sábado e igual puede que hasta vengan a comer, así que genial. MFC Chicken creo que no vienen desde 2022 y este disco no sé si lo has escuchado pero me parece espectacular, mejor que el otro que sacaron con FOLC Records. Hay una cosa muy chula que siempre me ha gustado del Ambigú, que es que como tiene un escenario con una tarima un poco más elevada, están pegados al público. En el WIC Festival, pero sobre todo hace unos días en Santiago, había un escenario más como de teatro grande aunque la gente estaba de pie, pero este grupo es para disfrutarlo en una sala como el Ambigú. Si vienen 80 personas más los que puedan venir, la fiesta que se puede montar allí no te quiero ni contar. Es el penúltimo concierto de la gira, después van a Planta Baja en Granada, que los lleva Serpiente Negra, y ya acaban la gira. 

Además tienen una presencia brutal, en directo creo que son de las pocas bandas en la que la estética importa tanto o más que la propia música. 

Antonio Corduba: Sí, y además Spencer, el saxo y vocalista, me lo había dicho gente pero me lo confirmó Gerardo, es un tío de puta madre y ellos se prestan a todo. De hecho hicieron un vídeo invitando al Desencuentro expresamente el día 6 de diciembre, con Spencer haciendo sus coñas y sus tonterías. En eso consiste el rock también, en ese punto de cachondeo. 

Esto es ya un ejercicio de resistencia en toda regla, porque mantener un evento de estas características contra viento y marea y durante más de dos décadas suena casi a hazaña. 

Antonio Corduba: Pasa una cosa. El 80 por ciento de los que vienen no tienen hijos, y yo los tengo, así que soy de ese 20 por ciento que es más complicado, pero bueno, teniendo claras las cosas y planteándolo con tiempo yo te puedo asegurar que hay gente que tiene todo tipo de trabajos y con nivel económico de todo tipo y llega enero o febrero, tienen que hacer el listado de vacaciones, y el puente de diciembre se lo cierra. Así te lo digo, un mínimo de 50 o 60 personas, y hombre, el tema del alojamiento es cada vez más caro, la gente lo quiere con más tiempo, y a un Desencuentro a una pareja le puede costar un buen dinerito para venir directamente a un sitio que en este caso es muy bonito, pero luego a lo mejor hay otros sitios que no tienen ese poso cultural para aprovechar fuera de lo que son los conciertos y tal. La gente es lo que hace en Córdoba desde hace mucho tiempo, y ya comentaba que el sur es un poco el paradigma para gente de la cornisa de Despeñaperros para arriba. Venir aquí les va a gustar mucho. Yo muchas veces en los conciertos hago fotos y las mando para que la gente luego vea a los grupos en directo, y en las salas va a haber una sinergia que no se cree hasta que se ve. 

Sin duda, va a ser una forma maravillosa de acabar el año, y así debemos formalizar la invitación a todo aquel que se quiera acercar a compartir y a vivir desde dentro este nuevo Desencuentro Enemigo en Córdoba. 

Antonio Corduba: Por supuesto. Es verdad que es un evento privado en algunos aspectos pero en otros es público. Las “bienviandas”, por ejemplo, es una cosa que hace unos años empezamos a hacer y consiste en que la gente cuando viene de su localidad de origen se trae comida típica de allí. Se traen por ejemplo un lacón de Galicia hecho la noche de antes, pero no es solamente para nosotros, sino para los camareros y todo el mundo, y si te integras con la gente luego traes a amigos y conocidos, que no es que no puedan participar quienes no son del grupo sino todo lo contrario. Dulces, mandarinas de Villarreal… Todo al final lo compartimos y la gente se queda sorprendida del buen rollo.

Fito & Fitipaldis: “El Monte de los Aullidos”


Por: Fran Llorente. 

El octavo disco de estudio de Fito Cabrales y compañía vuelve a dar en el clavo, con las melodías de siempre y unas canciones que enseguida enganchan al oyente. Fito (voz, guitarra y composición), junto a los superlativos Carlos Raya (guitarra solista) y Javier Alzola al saxo, más Alejandro Climent al bajo y Coqui Jiménez a la batería, en formato quinteto clásico, vuelven por sus fueros una vez más, elaborando un dulce licor para paladares de toda clase y condición.

Como viene siendo costumbre, el álbum arranca de forma espectacular con “Los cuervos se lo pasan bien”, uno de los dos singles que eligieron para presentar en sociedad antes que el plástico saliera a la venta. A destacar las tramas guitarreras entrelazadas, el sentido del ritmo y la excelente producción de Carlos Raya en los controles. Tanto Fito como el ex guitarrista de Sangre Azul y M-Clan (y también contramaestre de grandes figuras como o Antonio Vega o Quique González), entre los muchos artistas a los que ha acompañado y producido en su prolija y exitosa carrera, son dos viejos lobos de mar, así que la descomunal calidad que ambos atesoran se les presupone de sobra, del mismo modo que la valentía y gallardía se les infiere a los soldaditos de turno, ahora que el Ejército es “voluntario” (dicho entre comillas siempre, ya que no lo es para los más pobres que se ven abocados a trabajar en la milicia o en los oficios más duros…) y que es Profesional en la mayoría de los países de Europa, afortunadamente para todos nosotros. Aunque al igual que pasa con nuestra tan querida “democracia”, no lo demos todo por sentado y definitivo, que los tiempos están cambiando muy rápido y a peor. Pero donde hay patrón, no manda marinero, y todas estas reflexiones que escribe un servidor, las hace suyas Fito Cabrales y si el oyente es espabilado, las podrá encontrar leyendo entre líneas en varios pasajes del álbum, aunque muchas veces referidas a capítulos estrictamente personales. Esto mismo ya lo apuntó en himnos anteriores como “Medalla de Cartón”, contenida en el genial trabajo “Por la boca vive el pez”(2006). A continuación, y con tintes de blues atmosférico asoma “El Monte de los Aullidos”, la canción homónima que da título al disco. 

El propio Fito Cabrales ha comentado que este es un trabajo construido desde un profundo pesimismo y eso se nota en canciones como “Volverá el espanto”. No hace falta mirar mucho a nuestro alrededor viendo los tiempos que nos asolan en esta nueva era medieval, gris y criminal. Solo hace falta ver el telediario y contemplar el Genocidio en Gaza, o la infame guerra de Ucrania, o la tremebunda degradación política e institucional en nuestro sufrido país, en directo y en primicia todos los días. “Todo empezó a oscurecerse y llegaron los malos vientos”. Nunca mejor dicho.

Otro de los bombazos del álbum se llama “A contraluz” (que también salió como segundo single) y que por sus armonías nos recuerda composiciones anteriores del artista, como “Cielo hermético”, “A quemarropa” incluidas en su anterior trabajo “Cada vez cadáver”(2021) o incluso ya apuntaba esas formas musicales en “Garabatos” o “Pájaros disecados” de “Huyendo conmigo de mi”(2015). Es decir, medio-tiempos muy rítmicos y afinados donde el autor perfila sus propios apuntes vitales, pinceladas muy singulares siempre. En ese sentido, Fito subraya “aprendí a poner las comas, eso es lo que tuve que hacer”. Otra de las canciones para quitarse el sombrero, entre las más poéticas de su nuevo trabajo, se llama “Marea imparable”, y es una semi-balada donde el compositor afirma que fue “afortunado vorazmente por el éxito”, devorado en una vorágine súper exitosa de discos y giras (añadimos nosotros), desde aquel ya lejano “Lo más lejos, a tu lado”(2003) que lo convirtió en artista súper-ventas. “Todo fue sucediendo y oscilando, entre lo permitido y lo obligado…”. Apuntes al natural de lo que ocurre ‘al otro lado de mi ventana’. “Mentira y verdad” y una realidad escurridiza que se escapa entre los dedos como arena de playa. “Sé que el amor es complicado y primitivo como una hoguera”, y todo se puede torcer en un instante, un fresco vital que describe a la perfección estos tiempos precarios y confusos, donde parece que el mundo está al revés y que no hay salida ni remedio para nuestras penas. Canciones sin duda perfiladas “A contraluz” y con muy buen pincel. “Para sentirme mal nunca me ha faltado crédito…” Fito Cabrales es capaz de enjuagar esa amargura y convertirla en suave elixir para el deleite de propios y extraños. “Me acostumbre a vivir al otro lado de la tristeza, a mí me daba igual, yo a ella le daba pena…” canta en “La Noche más perfecta”, otra balada existencialista que incide en la temática de aquel viejo himno “Abrazado a la tristeza” incluido en el disco de “Extrechinato y tu”. 

Como podrá constatar el lector, la temática no es nueva para el bardo bilbaíno, que atesora dosis de duelo y desánimo en frasco pequeño (o grande, según se mire) y sobre todo, dos tremendas carreras artísticas, la primera con Platero y Tú y la segunda en solitario, rodeado de sus inseparables Fitipaldis, que van cambiando de sitio y de lugar, si bien permanecen juntos desde hace ya bastantes años (la banda base, me refiero), del mismo modo que cambia la biología animal para adaptarse al entorno. Aunque no todo es melancolía y también hay rock’n’roll más clásico y desenfadado en tonadas ‘alegres’ del cariz de “Como un ataúd” o “Una maldita suerte” (de enunciado paradójico y con un certero toque de claro oscuro) o la instrumental “Ardi”, que remata la faena, dejando un excelente sabor de boca sobre un álbum redondo de principio a fin, y que desde esta web recomendamos con sincero entusiasmo. Lo han vuelto a realizar y ya es la enésima vez. Bravo por nuestros protagonistas una vez más. 

Lord Malvo: “Ponemos sonido y gritamos nuestros problemas para que la gente se sienta arropada y sepan que no están solos”


Por: Javier González. 
Fotografías: Carmen Texeira.

“Cuánto Cuesta” es el nombre de la segunda referencia del combo malagueño Lord Malvo, una interesante mezcla de pop, elegantes sonoridades funk y un innegable influjo de lo mejor del rock argentino a la que añaden con mucha clase una dosis de crudeza para cantar a los males comunes de una generación cuya lucha por la supervivencia comienza a tomar cariz épico.

Tras escuchar y diseccionar este brillante cancionero que mucho nos tememos supondrá un antes y un después en su carrera, nos hemos puesto en contacto con Adrián Gámiz, guitarra y vocalista del grupo, quien desde la siempre privilegiada costa de Málaga se somete con la mejor disposición posible a nuestro tercer grado musical, desgranando algunas claves sobre el sonido y la temática que tienen estos nuevos temas de dulce apariencia que encierran muchas balas.

En primer lugar, me gustaría preguntaros por las sensaciones que os embargan tras la edición de vuestra segunda referencia, “Cuánto Cuesta”. ¿Cómo os sentís tras ver que por fin tanto trabajo duro ha fructificado en otro disco? 

Adrián: Estupendamente, tras el lanzamiento todo ha salido incluso mejor de lo que pensábamos. A la gente le ha encantado el disco, hemos crecido mucho a nivel de difusión y números y el calor humano que estamos recibiendo es increíble. Durante todo el proceso, que ha sido un camino difícil y pesado, nos hemos planteado muchas veces “¿realmente esto merece la pena?”, pero una vez ha salido el disco nos hemos respondido a nosotros mismos con un rotundo sí. 

Dos años atrás publicasteis vuestro debut, “Carrera de Obstáculos”, un trabajo donde personalmente creo que ya se apuntan muchas de las formas y maneras de hacer canciones que ahora redondeáis con esta nueva obra. ¿Qué valoración hacéis con la perspectiva que da el tiempo de aquel álbum? ¿Tenéis la sensación de haber evolucionado en lo musical y lírico? 

Adrián: “Carrera” fue un álbum fruto también de la inexperiencia e inocencia de un grupo que hacía las cosas por intuición más que con un plan premeditado, y en cierta forma creo que eso es muy positivo porque nos salió un álbum, aunque más dispar, con mucho alma y frescura. Obviamente este segundo álbum es mucho más redondo y maduro, pero también es bueno, no se le puede dar al público todo el rato lo mismo. La evolución es clara, esta vez la música no ha sido lo que nos ha salido, sino lo que hemos elegido que salga, y las letras están mucho mejor hechas y transmiten el mensaje mejor. La repetición hace la mejora. 

“Trasladamos nuestra jerga de grupo a las canciones” 

El disco tiene muchas cosas que desentrañar. A nivel de letras encontramos un trabajo muy crítico, urbano y actual, reflejando la problemática de sacar adelante el día a día en esta carrera de ratas en que hemos convertido la vida actual. ¿Cómo de complicado es buscar una lírica propia, punzante y sincera, sin caer en el exabrupto ni el tópico? 

Adrián:
Es complicado, la verdad. En un mundo en el que todo está inventado aportar algo nuevo es el verdadero reto. Sin embargo, creo que lo conseguimos. Dentro de que la denuncia que hacemos es bastante generacional, porque son problemas que adolecen todos los jóvenes de nuestra edad (un trabajo que te agota, el no poder acceder a una vivienda digna y el desgaste de las relaciones con tus amigos por las obligaciones), le imprimimos una prosa bastante personal que forma parte de nuestro universo de grupo. Cualquier grupo de amigos tiene su propia jerga y sus bromas únicas, y a nosotros nos pasa lo mismo y encima lo trasladamos a las canciones. 

“Este álbum es más redondo y maduro” 

Abordáis historias comunes que hablan de relaciones quebradas, amistades en la distancia y la problemática del trabajo y la vivienda. ¿Sentís que en vuestras historias hay un cierto “neocostumbrismo vital del siglo XXI”? 

Adrián: Es única y exclusivamente eso (risas). Al final no nos sentimos especiales en ese sentido, al contrario. Somos unas ovejas más del rebaño que adolecen los mismos problemas que todos, solo que nosotros le ponemos sonido y lo gritamos para que la gente se sienta arropada y sepan que no están solos. 

“Nuestra parte musical es romántica y luminosa, las letras son más biliosas” 

Todo ello sin perder la esperanza en el amor, cosa que demostráis en “Perro Fiel” o “Begudas Fredas”. ¿En el fondo os gusta dejar una luz para la esperanza en este mundo tan gris? 

Adrián: Lo decimos mucho, a pesar de estar puteados, somos gente feliz. Disfrutamos la vida, nos queremos mucho entre nosotros y nos divertimos con lo que hacemos, y eso se nota sobre todo en la parte musical, que es romántica y luminosa. Las letras sí son más biliosas, pero en ese sentido somos muy poco emos. Hemos sido siempre más de Arctic Monkeys que de My Chemical Romance. 

En lo musical hay una curiosa ambigüedad, integrada con mucho estilo y normalidad. Se podría decir que el disco transita por los ejes musicales que marcan los grandes tótems del rock argentino y unas descaradas veleidades funk, que dotan de elegancia y luces de neón al minutaje. ¿De dónde viene esa curiosa mezcla? 

Adrián: Una de las vertientes viene más “forzada”, entendiendo que la deriva del nuevo disco ha sido pretendida hacia ese derrotero, que es la del funk, y la del rock argentino ha sido natural. El funk llegó con el primer disco de Chic que nos voló la cabeza al redescubrirlo y quisimos implementar esas guitarras rasgueadas y bajos muy presentes en el nuevo sonido a toda costa. El universo argentino siempre nos ha encantado. Antes era El Mato y 107 faunos y ahora nos fuimos un poco más atrás y era Charly García, Calamaro y Spinetta. Fernet con cocacola seguimos tomando, lo tenemos super interiorizado. (Risas)

“A nivel lírico, Charly García y Andrés Calamaro han sido grandes guías” 

Hablar de rock argentino es hacerlo de nombres mayúsculos como los de Charly García, Luis Alberto Spinetta, así como un largo etcétera, pero por encima de todos ellos hay dos referencias que creo son claras en vuestras canciones. En “Porcelana” os acercáis al “Loco” de Andrés Calamaro y en “Te Vas de Viaje” citáis su “Mil Horas”, y en esa curiosa mezcla de pop-rock y funk, planea la sombra de Soda Stereo y Gustavo Cerati, llevados a vuestro terreno. ¿Podemos citar a estos dos últimos como grandes referencias de Lord Malvo? 

Adrián:
Los hemos escuchado, pero a nivel lírico Charly y Andrés han sido las grandes guías. Con sus luces y sus sombras son personajes embaucadores que tienen un universo riquísimo que te atrapa. Calamaro, por ejemplo, ha sido un hitmaker allá donde ha ido y Charly ha hecho discos como “Piano Bar” o “Clics Modernos” que han sido una auténtica revolución. Es curioso que siendo del otro lado de charco nos hayan influido tanto, pero es así. 

¿De dónde surge ese flechazo por la música argentina que parece haberos hechizado? 

Adrián: No tenemos ni idea, la verdad. Siempre nos ha encantado su universo. Desde su música, hasta su bebida, su comida y sus memes jaja. Somos grandes seguidores del universo argentina, nos encantaría ir, sería el sueño con el que podríamos morir en paz. ¿Qué le debe lord malvo a argentina? 

Por cierto, entre nosotros. ¿Cuánto habéis disfrutado grabando los bajos y la baterías de este disco? 

Adrián: Muchísimo. Eran los dos elementos que teníamos claro que teníamos que cuidar más. Metimos a Julio, nuestro batería, en una habitación seca sin eco y allí se creó toda la magia. De hecho, es una habitación donde se grababan allí en la Mina las guitarras, pero teníamos claro que ese era el tratamiento que había que darle. Algo seco, con pegada, muy groove, pero también muy argentinos 80s. 

“Somos muy fans del sonido Vera Fauna” 

Hay otra sombra que planea sobre este trabajo con mucho orgullo, se trata de la figura del productor Alex Fernández, miembro de proyectos tan potentes como Vera Fauna, Manola y Lori Meyers. ¿Qué ha aportado su saber hacer al resultado final de “Cuanto Cuesta”? 

Adrián: Ha sido clave. Gran parte de la culpa del sonido de este disco la tiene el. Es una persona que tiene una gran influencia del soul, el funk y la música negra pero aparte tiene muy claro como implementar esos patrones en la canción pop, que es lo que nosotros queremos hacer. Además, el estar también detrás de temas de Vera Fauna nos ha dado también una visión muy cercana a ese sonido, del que siempre hemos sido muy fans. 

Atendiendo a las canciones, me ha gustado mucho ver lo directos que os ponéis en títulos como “Más feliz y menos productivo”, donde colaboran Vera Fauna, por cierto. Creo que una de las más románticas del álbum en la cual por cierto encierra un pequeño guiño a Morrissey. ¿Estoy en lo cierto? 

Adrián: Pues sí (risas). Adri Nonak, quien compuso la canción, es muy fan del mundo Smiths y algo coló. Los años que vivió Manchester le han pasado factura claro está. 

Venís de una tierra maravillosa como Málaga. Sabemos de la existencia de proyectos que poco a poco van ocupando un lugar preeminente en nuestra música, como el de nuestro amigo Nacho Sarria ¿Qué tal anda el panorama de bandas por allí actualmente? ¿Cómo va creciendo la provincia en cuanto a infraestructuras? 

Adrián: Bueno, a nivel grupos Málaga está viviendo un buen momento. Sarria como has citado, Orina que han sacado un tremendo descaso ahora o amigos como La Trinidad o Vis Viva son verdaderos buques de combate de nuestra tierra. Sin embargo, a nivel de infraestructura cada vez estamos peor. Las pocas salas de conciertos pequeñas que existen cada vez van desapareciendo, y los grupos pequeños cada vez tienen menos espacios para dar sus primeros bolos. Muchos gestores culturales señalan también al propio público de hecho. Nos quejamos de que no hay salas y propuestas, pero la realidad muchas veces es que cuando hay algo después el público no responde y no va. Es la pescadilla que se muerde la cola. 

Personalmente, soy un enamorado de festivales como el Canela Party. Creo que es uno de los más tops que hay en el país. ¿Os veis formando parte del cartel? 

Adrián: Nos encantaría. Vamos todos los años al Canela y con la programación tan ecléctica que tienen casaríamos seguro. A pesar de ser un festival en esencia punk y emo, tienen un gusto absoluto para traer propuestas diferentes, siempre y cuando sean buenas. Además, siempre hacen alguna apuesta por algún grupo malagueño que está pegando, a ver si este año nos dan un telefonazo con este precioso disco que hemos sacado. Antonio, si nos lees, hablemos. (Risas) 

Hemos visto que las fechas de presentación del álbum comenzarán en unos meses. ¿Qué planes de gira tenéis cerrados ya? 

Adrián: Pues vamos a Madrid, Barcelona, Zaragoza, Sevilla, Málaga y Huelva por ahora. Esperamos ampliar muchas más fechas porque estamos ardidos por salir y tocar nuestras canciones a toda España (y argentina). 

Dentro de un tiempo, cuando volvamos a hablar. ¿Qué os gustaría poder contarnos? ¿Qué le pedís a esta nueva colección de canciones? ¿Vamos a ver una revitalización del funk-glam? ¿Os escribirá Bryan Ferry para felicitaros por vuestra propuesta? 

Adrián: Que los Parcels nos han llamado para hacer una gira conjunta por ser su reverso tenebroso del sur de Europa. (Risas)