Imelda May: Mayhem

La verdad es que había ganas de que llegara el otoño. No por la caída de las hojas de los árboles, ni tan siquiera por el descenso de las temperaturas, cosa que después de un verano de calor asfixiante siempre se agradece. No, esas no eran las principales razones por las que teníamos ganas de que llegara el cambio de estación. Si teníamos ganas de que esto ocurriera era, única y exclusivamente, porque para entonces estaba prevista la llegada a nuestras manos del nuevo disco de Imelda May.

Después de conocer su propuesta con aquella inmejorable carta de presentación que para nosotros supuso “Love Tattoo”, sentíamos la necesidad de saber cuanto de sólido tendría la nueva propuesta de la irlandesa. Ahora, con “Mayhem” en nuestro poder, podemos afirmar que tenemos Imelda, es decir artista, para rato.

En “Mayhem” repite formula, cosa que se agradece, pues en él encontramos muchas de las constantes que ya hicieron triunfar a su predecesor. Se trata, eminentemente, de un trabajo que propone un paseo por el rockabilly salpicado, por momentos, de ciertos toques que le aproximan, una vez más, a country, jazz, blues y porque no decirlo, a esa bendita fusión de rock y punk, que hace tres décadas nos mostraron como posible los míticos Stray Cats.

Desde el comienzo de “Pulling the Rug”, con ese contrabajo metiéndose por dentro de tu cabeza con la seria amenaza de hacerla estallar por lo aires, te das cuenta de que el disco está repleto de trallazos. La fuerza y rabia se desprende en temas como “Psycho”, donde la voz de Imelda nos muestra lo que es cantar con actitud o en “Mayhem”, la canción que da título al disco, otra apabullante melodía sorprendentemente favorecida por unos arreglos de viento que la hacen altamente disfrutable.

El pulso se relaja de la mano de las fabulosas, “Kentish Town Waltz” y “All For You”, esta última con un fraseo de lo más sensual. Un par de historias de amor repletas de auténticas declaraciones de intención. En “Eternity”, encontramos un temazo con unos coros y una melodía que la acercan al country.

Un disco que en el que se nota la calidad de la banda que acompaña a la irlandesa, en la misma sobresale la figura de su marido, Darrel Higham, encargado de dotar de su maravillosa técnica a las canciones de su esposa. Su clase sale a relucir en temas como, “Inside Out” o la maravillosa, “Proud and Humble”, sin duda mi favorita de este trabajo. Es impresionante el sentimiento con el que canta Imelda en esa canción, se te ponen los pelos de punta. La distorsionada y acelerada “Sneaky Freak”, es otra de las piezas más interesantes y de las que más alto raya en el global del disco.

En el capítulo de curiosidades debemos apuntar que en este nuevo disco se ha incluido una revisión del clásico “Tainted Love” y un remix de “Johnny Got A Boom Boom”, canción que se encontraba grabada en su anterior entrega, “Love Tattoo”. Dos piezas que si bien no empañan el global de la obra, creo que son totalmente omitibles.

En definitiva, un trabajo más que recomendable que sirve como confirmación de que la propuesta de la bella Imelda sigue yendo en serio. El rockabilly ha encontrado su reina, eso es una gran noticia. Esperemos que su reinado tenga una larga duración y los tupes sigan asomando más y más por las calles. Para alguien como un servidor, que anda cansado de todos aquellos que van de “indies”, de “molones” y de gente “cool”, nada me alegraría más.

Texto: Javier González.