Lena Malmborg Paris to Berlin

Si empiezo diciendo que Lena tiene listo nuevo trabajo para mediados de este frío noviembre que ya nos está metiendo el frío en el cuerpo, pensarás –Fenómeno, pero, ¿Quién es?-. Si continúo enumerando los nombres de las personas que han trabajado en él, o que han colaborado con ella en esta ocasión, apellidos como Björke, Johanson, Ekström, etc. (Apuesto un céntimo a que no aciertas a pronunciarlos). Pues pensarás-Fantástico, pero que me maten si conozco a alguno de ellos-.Me imagino que te habrá pasado eso porque fue exactamente lo que pensé al oír esos nombres.

Pero si te digo que Paris to Berlin contiene doce temas en los que participan Mats Björke (Mando Diao), Daniel Johanson (Friska viljor), quizáempiece a despertar el interés en ti. Yo como soy un curioso sin remedio me zambullí en el álbum en cuanto cayó en mis manos.

Lo cierto es que conjugan Gospel con Techno-Pop de los 80’s con mucho acierto. Y para que te hagas una idea, cada vez que escucho este disco me viene a la cabeza el fantástico I´m your man de Leonard Cohen. En el que el canadiense además de reírse de sí mismo y aparecer en la portada comiendo un plátano, se acercó a la música electrónica. Entonces corría el año 1988. Los coros y sintetizadores que utilizaba, por ejemplo, en temas como Everybody knows, aparecen muy similares en varios cortes de este Paris to Berlin. Personalmente encuentro muchas similitudes, como el tempo o las sonoridades en los dos álbumes. Salvando las distancias entre ambos, obviamente.

Por si tienes interés en el álbum, o estos datos y comparaciones han despertado en ti la curiosidad acerca del nuevo trabajo de Lena Malmborg, tuvimos y aprovechamos la oportunidad de hacerle unas pocas preguntas y así descubrir con sus respuestas más detalles acerca de lo que rodeó está colección de canciones. Esas preguntas y respuestas, son las siguientes:

¿Cuándo y cómo surgió la idea de hacer un álbum con Mats Björk (Mando Diao),y en él, jugar mezclando gospel con música electrónica de la década de los 80?
Realmente sentí que necesitaba hacer el tercer disco diferente del resto. Están inspirados por el blues y la música soul, y necesitaba algunas nuevas influencias.
Mats una vez me contó que podría llamarle si necesitaba ayuda grabando canciones, y entonces, tomé la oportunidad de hacerlo. Mi amor por el gospel se mezcló con los sintetizadores de Mats en el estudio. ¡Y el resultado es un álbum completo!

En mitad de la grabación hicisteis una pausa, en la cual, decidisteis viajar por Europa durante cuatro semanas para continuar inspirándoos con el disco. ¿Qué encontrasteis en vuestro viaje para reanudar la grabación?
En ese momento tenía muchas cosas en mente y sólo necesitaba algo de tiempo para pensar en ello más detenidamente. Al viajar uno ve claro qué echaría de menos en casa y que podría anhelar, pero al fin y al cabo, podría vivir sin ello.

El final de la grabación se llevó a cabo en Berlín, donde empezaste a vivir. ¿Cómo fue el proceso de grabación de la segunda parte?
La verdad es que nos lo pasamos muy bien haciendo las últimas grabaciones. En Berlín me dí cuenta de que una vida sin estrés es realmente vivir la vida, pero también me hacía sentir muy bien si sentía que alguien me necesitaba.

En Nueva York conociste a Eugene Charrington y de ese encuentro nació “Blues Messenger”. ¿Cómo fue el encuentro con el poeta?
Estábamos yendo a tomar un café en un magnífico día soleado en Brooklyn. Nos encontramos, hablamos y hablamos, y entonces pregunté si podría comprar su libro de poemas. Lo leí y me encantó.

En “It's Time For A Decision” ayuda a los coros de Carl Norén (Sugarplum Fairy). Una canción sobre el amor, acerca de quienes empiezan a enamorarse. ¿Qué inspira este tema?
Me bebí una cerveza por mi cuenta y escuché a Blind Melon, una banda que escuchaba muchísimo en mi juventud. Y entonces la canción me vino a la mente.

"Världens Finaste Gosse” es una canción dedicada a tu hijo de dos años. ¿Cómo te inspira?
Él me inspira muchísimo. Pero él también es una razón por la cual no pienso todo el rato en la música. Y creo que eso es muy bueno.

Por Iván González