Entrevista: Luis Moro

 
"Pensaba en un disco de climas, de refugios sentimentales"

Por: Kepa Arbizu

Hay en la discografía de Luis Moro un evidente nexo común que hila cada uno de sus lanzamientos. Además de una evidente cercanía y adscripción al denominado sonido "americana", el ambiente que traslada con su ejecución logra construir todo un entorno donde se dan cita lo poético, la sobriedad y lo sombrío, llegando a establecer toda una sugerente seña de identidad.

Si siempre es complicado, en realidad el destino que todo músico aspira conquistar, presentarse al público bajo un vestido propio y reconocible, parece una prueba de más nivel todavía lograrlo a través de un álbum de versiones. Un envite el de hacer propia la voz ajena que ha aceptado el gallego con "Norteamericana aquí". Un trabajo que recoge diez composiciones pertenecientes a nombres como Wilco, Eilen Jewell, Joe Henry, Kevin Morby u otros tantos ilustres representantes contemporáneos del género que son trasladados al mundo particular de Luis Moro, al que aprovechamos la oportunidad para acceder nosotros también por medio de esta entrevista.

Tras siete discos publicados con material propio el octavo resulta un álbum de versiones ¿cómo surgió esta idea? ¿Tenías preparadas composiciones propias que has dejado aparcadas o has trabajado con este concepto desde hace tiempo?

Luis Moro: Después de grabar el disco anterior, "El pacto", sentí un estancamiento creativo importante. La sensación de que me repetía. Y dejé de componer material nuevo. Ojo, así he estado más de dos años. Durante esa época escuché una canción de Eilen Jewell, “Here with me”, que reflejaba a la perfección como me sentía en la distancia con mi pareja, que por aquel entonces vivía en Londres. La adapté y se la regalé, sin ninguna pretensión más. Un tiempo después me pasó algo parecido con “Girl in the forest” de Calexico. La adapté para mí, y ahí surgió la idea de hacerlo con más canciones de artistas que me gustan de un modo especial. 

En ese proceso noté que este ejercicio me estaba descubriendo nuevas formas de composición, y que me estaba ayudando a salir del estancamiento. Y empecé a valorar la idea de hacer un disco con todo ese material.

¿Es muy diferente el proceso creativo cuando se trata de llevar al propio territorio temas ajenos que manejar una idea original? 

Luis Moro: Sí, es diferente en algunos aspectos. Con las adaptaciones, la primera parte ya está hecha. Ya hay una canción de la que partir, una idea que siempre va a estar ahí. La adaptación puede funcionar o no, y si es que no, lo sabes pronto. Si es que sí, en mi caso, la original ya constituye una base que me permite desarrollar nuevas inspiraciones. La adaptas a tu registro, la modificas e incluso aportas novedades, pero sobre algo que ya está.  

¿Priorizaste en esas adaptaciones que el acercamiento fuese fiel a las originales o buscaste dejar tu sello?

Luis Moro: Mi idea era que el disco sonara a Luis Moro. En los discos de adaptaciones que he escuchado siempre he valorado un punto intermedio en el que la canción se reconoce pero cambia lo suficiente como para que suene a quién la versiona, pues de esa forma el artista hace propia la canción. Esa fue mi perspectiva.

Has buscado un repertorio perteneciente a músicos contemporáneaos (Wilco, Joe Henry, Eileen Jewell, Calexico, Kevin Morby...) que reflejan muy bien la escena de raíces de los últimos años, ¿por qué decidiste no acercarte a los clásicos, era una forma de reivindicar el “ahora” del género?

Luis Moro: Sí. Creo que si sentía que me repetía creativamente, pues necesitaba algo novedoso, algo fresco, y esa idea me encajó con que los artistas versionados fueran actuales. Lo decidí al principio, sin pensar mucho más en ello. Así también limitaba el número de artistas que revisar; hay muchísimos referentes. De no haberlo hecho, Dylan o Waits habrían sido de los elegidos. 

¿Trabajaste con un grupo de canciones amplio hasta ir reduciéndolo hasta llegar a las elegidas o partiste desde el primer momento de un número fijo sobre el que trabajar?

Luis Moro: Me fui a mi estantería de discos y empecé desde arriba a elegir hombres, mujeres y grupos que admiro. Seguí el criterio de adaptar las canciones que a mí más me gustan de cada uno. Con algunos, las adaptaciones funcionaron pronto y con otros me resultó imposible sacar algo que me gustara (Norah Jones o Andrew Bird, por ejemplo). Llegué a probar con unos 30 artistas. La mayoría eran estadounidenses y canadienses, y para reducir la elección decidí centrarlo en estos y quitar a los británicos, australianos o mexicanos con los que llegué a probar. 

Al final completé 18 canciones. Con las 10 seleccionadas para el disco, me sentí pleno, satisfecho; encontré mi voz y mi esencia en ellas. Ese fue el principal criterio de elegirlas. Las otras 8 no me convencieron tanto, pero decidí grabarlas en acústico yo solo, para dejar constancia de todo este trabajo. Se pueden escuchar en mi bandcamp, en un disco complementario que titulé Norteamericana solo. En él aparecen adaptaciones de Cat Power, Feist o Ryan Adams. 

Que en ese repertorio haya tanto canciones interpretadas por hombres como por mujeres, en alguna de estas segundas incluso con bastantes giros vocales, como en el caso de Ani DiFranco, ¿resulta más dificultoso adaptar una canción cantada por una voz femenina?

Luis Moro: Pues en mi caso, diría que no. Por ejemplo, no me resultó especialmente difícil adaptar la canción de Ani, no sé si porque la llevo escuchando tanto tiempo que se me ha pegado mucho de ella. Y tampoco la de Eilen Jewell. Más costosa fue la de Sharon Van Etten. Pero no sabría decirte qué hacía que con algunos artistas fuese más difícil que con otros. La cadencia o los giros vocales, quizás. El ser más melódico o no… pero no estoy seguro. 

Creo que el disco contiene un ambiente global bastante homogéneo, con ese tono crepuscular e intimista, ¿era una idea de la que partiste a la hora de elegir las canciones o es algo que se fue construyendo según fuiste sacando adelante las canciones?

Luis Moro: Gracias. Esto de crepuscular e intimista me alaga, no sabes cuánto, pues siempre intento buscar las sensaciones con las canciones. Un músico amigo mío me dijo que mis canciones son como momentos cinematográficos o como fotografías. Me gusta. Ya te comenté que empecé a probar con las piezas que más me gustaban de cada artista y muchas de ellas ya tienen ese tono de intimidad, por lo que esa base está ya ahí antes de que yo la buscase. Pero sí, cuando las canciones iban sumándose pensaba en un disco de climas, de refugios sentimentales. Y creo que el trabajo de Jose García en la producción los refleja. 

Y en cuanto a las letras, ¿cómo fue el trabajo de castellanizarlas, has intentado respetar su mensaje o lo has dirigido hacia lo que tú querías contar?

Luis Moro: Mi pareja, que ha vivido muchos años en Londres, me ayudó en un primer momento a traducirlas y sacarles su sentido. Luego yo las adaptaba para que resultaran naturales en la canción en castellano, y eso ya hace que varíen un poco. En todas he respetado el mensaje, pero algunas las he cambiado más que otras. Como quería que el disco sonase a Luis Moro no quise renunciar a contar cosas, reflexiones o sensaciones muy personales, de mi momento actual. Por ejemplo, los textos de Kevin Morby, Sharon Van Etten y Warpaint son las que más varían con respecto a los originales.

Como aclara el título del disco son canciones que se encuadran el llamado sonido “americana”, un estilo al que eres muy afín como demuestra tu obra, ¿habría otro género o escena de la que te atreverías a hacer un disco como éste o no hay ninguna de la te veas tan apegado y cercano? 

Luis Moro: Cuando tuve que hacer los primeros descartes, se me pasó por la cabeza hacer más trabajos así. ¿Un disco de adaptaciones de canciones europeas? ¿Latinoamericanas? Pero creo que no. No sé si porque no me atrevería o porque este ejercicio de adaptar tuvo su momento por las razones dichas. Es cierto que muchos de mis referentes son americanos, los que más, y han influenciado bastante mi música, por lo que quizá haya sido más fácil ceñirme a ellos. Pero en algunos trabajos busqué premeditadamente alejarme de ese sonido. Y puede que en lo próximo que haga también. En este disco intenté que la esencia americana estuviera ahí, las canciones lo son, y hay arreglos que también, pero intenté que sonaran a como las interpretarían músicos de aquí, de Galicia y de Andalucía.

Precisamente has grabado el disco en dos ubicaciones diferentes, A Coruña y Jerez de La Frontera,  las dos ciudades en las que resides, ¿fue una cuestión de agenda  o una decisión premeditada? ¿Qué es lo que aspirabas a encontrar con ese método de trabajo?

Luis Moro: Fue premeditada. La razón fue que si iba a adaptar canciones de Norteamérica aquí, por qué no hacerlo en las dos ciudades en las que vivo, que son mis dos “aquís”. Aunque la banda con la que toco y suelo grabar está en A Coruña, también toco con amigos en Jerez, y me apeteció hacerlo así. Se lo planteé a Jose García, con la idea de producirlas de forma conectada, y con esa premisa nos lanzamos a ello. José grabó en el norte, y Rafa Camisón en el sur. Para mí, además, era una forma más de cambiar. Lo consiga o no, siempre lo intento en cada trabajo. Y el sur ha traído una nueva forma de enfrentarse a las canciones, de grabar con otras personas… otros aires. 

La gran pregunta cuando se hace una versión, y más todavía un disco entero de ellas, ¿se puede ser uno mismo versionando a otro? ¿Consideras este disco tan personal como cualquiera de los otros?

Luis Moro: Una opinión externa sería más objetiva, pero la mía es que sí. He intentado ser yo. Sonar a lo que me cautiva de la música. He tratado de introducir o de dejar constancia de sentimientos y reflexiones personales que sentí en esta época de mi vida y que conectan con lo que cuenta cada canción. Por lo que sí, siento este disco muy personal, muy mío.