Candidato idóneo como propuesta patria a recuperar influencias añejas del Indie Pop de los 90, Odio París presenta su manufacturado “Cuando nadie pone un disco” lleno de los ecos shoegaze más sucios (con letras apenas imperceptibles), de un dream pop nostálgico y mágnetico, de un post-punk y rock alternativo que saben muy bien a quién sonar: The Stone Roses, My Bloody Valentine, The Jesus and Mary Chain, Cocteau Twins y Los Planetas.
Sin embargo, los barceloneses dejan patente en este largo que no basta con unas referencias tan explícitas para hacerse un hueco en el Indie nacional, sino que se han armado de ambición y dominio para aportar un resplandor melódico y una presencia ocurrente que harán de este álbum un trabajo dinámico y revitalizador.
Aunque quizá se refugien en sonidos tópicos que hemos escuchado ya antes, lo hacen muy bien, al contrario de otras bandas españolas que intentaron la misma empresa y que no obtuvieron resultados tan rotundamente convincentes.
El disco abre con el tema “Cuando nadie pone un disco”, una adaptación de un poema de Pedro Casariego, que antes inspiró a otros como Enrique Bunbury, y cuya obra resulta algo excéntrica, obsesiva y difícil, con tintes de cotididianidad que se escapan al lector y encuentran similitudes con la música de Odio París, y que se conforma de una colección de sentimientos infantiles.
El vídeo de “Uno de Noviembre”, colmado de clichés indies que concuerdan perfectamente con la canción, ha sido dirigido por Alberto Saguar, un fotógrafo de moda que se estrenaba por primera vez en el mundo de los videoclips, amante de una estética oscura, analógica, y muy teenager.
En definitiva, el resultado es bueno tratándose de un debut en el que la inexperiencia e iniciación pasan inadvertidos tras un buen muestrario de canciones.
Por. Sara Hohenlohe
El FIZ como trinchera
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*Sala Multiusos del Auditorio de Zaragoza. Sábado 28 de septiembre de
2024. *
*Texto y fotografías: Javier Capapé *
Un año más y un *FIZ* que pasa, pero...